
Mitos y verdades de los llamados superalimentos
¿Son realmente poderosos o es solo fama en redes sociales? El doctor Mauricio Londoño le cuenta cuáles son los llamados superalimentos y qué dice la ciencia sobre sus beneficios.

En el universo de la nutrición y de las redes sociales, el término superalimentos está muy de moda ¿Pero qué hay detrás de este concepto que captura el interés de las personas? ¿Son estos alimentos tan buenos como dicen o son producto de una efectiva estrategia de mercadeo?
¿Qué son los llamados superalimentos?
Los superalimentos son aquellos que se destacan por su densidad nutricional, ofreciendo una importante cantidad de vitaminas, minerales, antioxidantes, ácidos grasos, omega 3, fibra y fitonutrientes. Su popularidad ha escalado vertiginosamente, impulsada por la promesa de beneficios para la salud que trascienden la alimentación ordinaria.
Sin embargo, es crucial entender que el concepto superalimento es parte de una estrategia publicitaria y de mercadeo y no una categoría científica. A pesar de que no existe una definición médica concreta, estos alimentos han sido ensalzados por los medios de comunicación como baluarte de la salud y de la juventud, ya que se asocian con una potencia nutricional superior. Además, se les atribuye la capacidad de combatir afecciones como la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardíacas.
¿Cuán "súper" son los superalimentos? Esto dice la ciencia
Mi posición en relación a los superalimentos es que lo prudente es mantener un escepticismo saludable, ya que detrás de las deslumbrantes afirmaciones, en ocasiones hay estrategias de mercadeo que magnifican sus virtudes reales y aumentan su popularidad.
Investigaciones científicas han arrojado luces sobre los beneficios de alimentos como el salmón, las moras, los arándanos, el té verde, las verduras en general y los frutos secos. Estos alimentos son reconocidos por su valor nutricional y sus efectos promotores de la salud.
Lo que quiero dejar claro con este artículo es que la línea que separa a los superalimentos de los alimentos nutritivos habituales se dibuja más en el terreno del mercadeo que en el de la ciencia.
Entre los alimentos frecuentemente etiquetados como superalimentos que, de acuerdo a la ciencia, traen beneficios para la salud por su alto contenido nutricional están:
Aguacate
Es rico en grasas saludables, fibra y potasio. Es un alimento versátil que puede ayudar a reducir el colesterol y mejorar la salud del corazón.
Espinaca
Cargada con vitaminas A, C y K, así como de hierro y calcio, promueve la salud de huesos y de corazón.
Quinoa
Es un grano integral rico en proteínas y en fibra, que proporciona todos los aminoácidos esenciales, convirtiéndola en una excelente opción para vegetarianos y veganos.
Semillas de chía
Son una fuente saludable de ácidos grasos, omega 3, fibra y antioxidantes, lo que las convierte en un alimento ideal para la salud del corazón y del sistema digestivo.
Arándanos
Estos pequeños frutos son muy ricos en antocianinas, antioxidantes que pueden ayudar a mejorar la memoria y a protegernos contra el envejecimiento celular.
Salmón
Es una excelente fuente de ácidos grasos y omega 3, lo cual es muy beneficioso para la salud del corazón y de la piel, y para la función cerebral.
Kale (col rizada)
Este vegetal es rico en vitaminas A, C y K, así como en calcio y antioxidantes. Su consumo puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
Ajo
Contiene compuestos sulfurados que pueden ayudar a reducir la presión arterial, mejorar los niveles de colesterol y fortalecer el sistema inmunológico.
Jengibre
Conocido por sus propiedades antiinflamatorias y digestivas, esta raíz puede ayudar a aliviar las náuseas, mejorar la digestión y reducir el dolor muscular.
Tomate
Es rico en licopeno, un antioxidante que puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. También es una buena fuente de vitaminas C y K, así como de potasio y de fibra.
Nueces
Estos frutos secos son ricos en ácidos grasos, omega 3, antioxidantes y fibra, lo que se traduce en beneficios para la salud del cerebro y del corazón.
Semillas de calabaza
Son una excelente fuente de magnesio, zinc, ácidos grasos y omega-3. Pueden ayudar a mejorar la salud de la próstata y promover la salud ósea.
Yogur griego
Rico en proteínas y probióticos, este alimento puede ayudar a mejorar la digestión, fortalecer el sistema inmunológico y promover la salud intestinal.
Açaí
Estas bayas son un potente antioxidante y, por lo tanto, pueden ayudar a mejorar la salud del corazón, de la piel y del sistema inmunológico.
Algas marinas
Son una excelente fuente de yodo, un mineral importante para la función tiroidea y la salud metabólica.
Cacao crudo
Rico en antioxidantes llamados flavonoides, puede ayudar a mejorar la salud del corazón, reducir la presión arterial y mejorar el estado de ánimo.
Remolacha
Este vegetal es rico en nitratos, compuestos que pueden ayudar a mejorar el rendimiento deportivo, reducir la presión arterial y mejorar la salud del cerebro.
Aceite de oliva extra virgen
Rico en ácidos grasos monoinsaturados y antioxidantes, este tipo de aceite puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y promover la salud cerebral.
Una idea final
Los superalimentos, en esencia, son una creación del mercadeo destinada a resaltar alimentos con supuestos beneficios extraordinarios para la salud. Aunque los alimentos ricos en nutrientes y compuestos bioactivos son indudablemente beneficiosos, es vital cuestionar las afirmaciones exageradas y reconocer las estrategias de venta que hay detrás.
Algunos de estos son costosos o no son muy fáciles de conseguir, como por ejemplo, el açaí. Es por eso que les digo a mis pacientes que no se obsesionen con el tema, y les recomiendo consumir moras, que también tienen una alta densidad nutricional.
Hay muchos otros alimentos que no han recibido la etiqueta de superalimentos que debemos incluir en nuestra dieta para tener una alimentación balanceada (este será el tema de un próximo artículo).
Tampoco creo en alimentos milagrosos por sí solos. Creo en los beneficios de una alimentación variada, diversa e inclusiva, y en la construcción consciente de hábitos saludables, que cuenten con evidencia científica que los respalde y que sean sostenibles en el tiempo.
