Sebastián Nohra
3 Julio 2022

Sebastián Nohra

Cesar, la capital del duquismo

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La tierra vallenata supo tener sus mejores versos bajo el gobierno de Iván Duque. Nunca antes, en la historia de este hermoso departamento, hubo tantos hijos de Cesar en puestos de poder. Algunas casualidades y otras que no lo son tanto, hicieron que Duque se rodeara de toda una generación de políticos y tecnócratas vallenatos. Mayores de 30 pero menores 40 y con la ambición de un banquero; personas como Luis Alberto Rodríguez, Aníbal Quiroz, Jonathan Malagón y Daniel Palacios conformaron la corte del duquismo a sabiendas de que en su vida volverían a tener tanto poder. Olieron sangre y así se comportaron. 

Sus formas de aproximarse al poder, entenderlo, de manejarse con los órganos del Estado y los medios fueron lo de menos. Lo de fondo fue el abuso de poder y esa manera de transmitir que las instituciones no son un puente para realizar cambios, sino que son el arriendo de una casa política por cuatro años.

Vamos al grano.

El escándalo que destapamos con Valeria Santos la semana pasada en Blu Radio, que acuñamos como el saqueo a los recursos de la paz, es quizás el diseño de corrupción a gran escala más descarado y de mayor magnitud que ha ocurrido en este departamento. Contratistas, congresistas, funcionarios, lobistas y miembros del gobierno que saquearon y direccionaron cientos de millones de pesos que debían ir a otros departamentos, pero fueron a parar al Cesar, por obra y gracia de tanto amigo vallenato que quiso construir su propia casa en el aire. 

Pregunto: ¿No es raro que Ape Cuello, un congresista que jamás va a medios, que la opinión no conoce, haya sacado 68.000 votos en Cesar, cuando votaron 426.000? Es decir, el 16 por ciento de todos los votos cesarenses fueron para una persona. Yo les cuento qué pasó: a los municipios en los que Cuello y sus colegas del Partido Conservador tienen influencia, llegó una cascada de recursos que jamás habían pasado por allí: Sierra Nevada, Perijá y Zona Bananera, Agustín Codazzi, Becerril, Jagua de Ibirico, La Paz, Manaure, Pueblo Bello, San Diego. 

El torrente de recursos fue direccionado en el Ocad-Paz con la muñeca de Álvaro Ávila, Martín Zuleta (alcalde de La Paz, Cesar), Luis Alberto Rodríguez, Orlando Benítez (gobernador de Córdoba) y la cantidad de padrinos (como les decían a los congresistas que cogían un proyecto y lo aprobaban para llevarse una tajada). Así, fue posible hacer del Cesar el departamento más beneficiado por recursos de regalías en todo el gobierno de Iván Duque. El mismo presidente saca pecho de esa cifra: en su discurso en el último festival vallenato de su gobierno, a grito herido recordó el monto de inversión que le tocó al Cesar.

Semejante bocanada de orgullo debería darle vergüenza a Duque. Tantos departamentos contando las monedas para comer y el Cesar jactándose de la opulencia impulsada por la corrupción. La historia del saqueo a los recursos de la paz es la punta del iceberg. Debajo hay mucha basura. No podemos revelarla toda porque nos demandan. Pero les pasaría un escalofrío si supieran el 5 por ciento de lo que yo sé. Animo a colegas y audiencia a no dejar morir esta denuncia. El olvido es el mayor aliado de la corrupción. Y me saldrá mi primera cana esperando que el primero vaya a la cárcel.

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