Sebastián Nohra
26 Septiembre 2023

Sebastián Nohra

Políticos dopados

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Desde que el Gobierno “rompió relaciones” con César Gaviria y los conservadores nos advirtieron que la apuesta sería agitar al pueblo para presionar al Congreso. Unas calles calientes, casi como un eco del paro nacional 2021, habrá pensado el Gobierno que sería la llave para torcer el voto de las curules que no controlan para aprobar sus reformas. En esa búsqueda se intercalaron balconazos y marchas para ambientar la operación presión. Pero la asistencia fue un fracaso. 

Con unos puñados de contratistas y amigos gritando en la Plaza de Bolivar es imposible conmover el corazón de unos profesionales de la especulación política como son nuestros honorables. Hace falta mucho más. Por eso el Gobierno dobló la apuesta y volcó ríos de presupuesto público para financiar la “marcha por la vida” de hoy, a un mes de las elecciones y con todas sus reformas parqueadas en el Capitolio. 

Si el activismo desinteresado no alcanza, toca estimular la lealtad con otros incentivos, pensarán en Palacio. Por eso la tentativa de desviar la pauta púbica de los medios grandes y tradicionales a los “alternativos” vive un pequeño paréntesis en esta semana para convocar a la marcha. Esa es la razón por la que en estos días los canales y emisoras andan saturados de pauta gubernamental. 

Como oír muchos discursos de políticos en poco tiempo puede ser aburrido, pues se pensó con astucia en hacer un concierto “gratis” con varios artistas de primera talla (Aterciopleados, Systema Solar, la 33, etcétera) que hicieran de teloneros del presidente que cerrará la jornada, como es natural, con un discurso. Todo un enamorado del atril. 

La organización del concierto y su producción corre por cuenta del Ministerio de Cultura y a los once artistas contratados les pagará el Gobierno por su presentación. 

Creo que el principal rasgo de esta nueva marcha es que el Gobierno renunció a cualquier esfuerzo por no abusar de su poder para beneficiarse. Acá las formas se tiraron a la caneca. Sin mayor pudor se organizó todo un dispositivo político de alcance nacional, financiado con nuestros impuestos, para el privilegio de una fuerza política. El IVA de su mercado y el ICA de la empresa del vecino irá para pagar la propaganda oficial para los candidatos e intereses del Gobierno. Es realmente obsceno. Una cachetada a la democracia.  

En el pulso y la competencia política que hay en toda democracia sana entre distintas fuerzas en las elecciones y en el Congreso en la discusión de nuevas leyes, el Gobierno decidió, como lo hacen algunos deportistas tramposos, doparse para obtener una ventaja frente a sus adversarios. Acá valerse del poder y el presupuesto público con marchas para apalancar a sus candidatos e interes es como una hormona prohibida que un ciclista se inyecta para ganar. Es jugar de manera desleal. 

Usar nuestros impuestos, la infraestructura estatal y todas las cuentas digitales de los organismos del Gobierno para el beneficio de un partido de una manera tan abierta y alegre es una práctica clásica de regímenes autoritarios, en los que se vuelven porosas las fronteras entre el partido de gobierno y el Estado. Si el Pacto Histórico y Gustavo Bolivar quieren hacer un concierto sin cobrar boleta para impulsar su candidatura que se endeuden o se consigan donaciones. 

La sociedad civil debería reprobar esto con vehemencia y marcar con claridad un límite. El poder sin frenos es una ola que coge una inercia peligrosa con mucha velocidad. Si no se entiende que esto está mal, el Gobierno pensará después que puede organizar un festival de tres días o contratar a Karol G para impulsar la reforma pensional. 

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