Paola Herrera
20 Octubre 2022

Paola Herrera

Dólar, en las manos de Gustavo Petro

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Más de 300 pesos ha subido el dólar desde que Gustavo Petro llegó a la Presidencia de Colombia. La divisa estadounidense se acerca rápidamente a los 5.000 pesos, alcanzando todos los días máximos que nunca había tocado en la historia nacional y, por supuesto, aumentando la incertidumbre y los problemas de la economía local.

Es un hecho que todas las monedas en el mundo están presentando movimientos fuertes, entre otras cosas, por el aumento global de las tasas de interés, la amenaza de recesión y los problemas generados por la guerra entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, lo que está pasando con el peso colombiano no es normal.

Todos los analistas económicos coinciden en que este fenómeno tan grave responde mayoritariamente a una situación particular: la coyuntura política. No podemos seguir justificando este comportamiento con la excusa de un contexto internacional. Solo basta con revisar las monedas que históricamente han sido similares a la de Colombia, como el real brasileño, el peso mexicano o el sol peruano.

Esas divisas no se han devaluado en los últimos días, por el contrario, han ganado valor frente al dólar porque, como lo explicó el analista de Alianza Valores y Fiduciaria, Felipe Campos, están en una región que genera bastante apetito en
épocas de crisis, produce materias primas y se encuentra lejos de la guerra. Colombia tiene las mismas condiciones, pero, nuevamente, un problema interno nos aleja de la articulación latinoamericana.

Y no solo es una opinión de los expertos, las cifras lo dicen. Si revisamos el comportamiento del dólar en Colombia desde junio de este año, cuando se dio en el país la segunda vuelta presidencial, se muestra que el peso colombiano es la
moneda más devaluada ya no solo en América Latina sino en todo el mundo.

Los datos señalan que en estos cuatro meses hemos superado el 20 por ciento de devaluación, acercándonos a Argentina, que en todo el año ha estado por encima de esos niveles debido a sus condiciones económicas, por ejemplo, la inflación de 80 por ciento, que lo hacen un país complejo. Lo peor es que el panorama ha empeorado para Colombia durante el mes de octubre, aunque en este mes los demás mercados, los que caían, se calmaron.

Entonces, ¿cuál es el ruido en Colombia?, ¿qué es lo que pasa para que nuestra moneda se esté cayendo tanto y las otras no? Sencillo, los analistas coinciden, y ya lo dijimos, en que se trata de un tema netamente político, en donde se evidencia que no hay sincronización en el Gobierno y que los mensajes más que tranquilizar, asustan.

Y es que de nada sirvieron las declaraciones que esta semana dio el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, tras la aprobación del presupuesto para el próximo año. Otra vez, tratando de calmar los mercados, el funcionario dijo que en
Colombia se iba a trabajar por una política macroeconómica responsable y por cumplir con la Regla Fiscal, y anunció que no habrá control de cambios y que tendremos una diversificación de las exportaciones.

Sobre lo que más les preocupa al país, a la industria y a los mercados en general, que es el tema de los contratos de exploración y explotación de hidrocarburos en Colombia, el ministro Ocampo explicó: “Aún estamos haciendo ejercicios para ver qué se necesita en esa materia y así garantizar un buen volumen de venta y, por lo tanto, la capacidad de tener una balanza de pagos sólida”.

Aunque esas son palabras más sensatas y uno pensaría que podrían, por lo menos estabilizar el precio del dólar, eso tampoco logró contener su fuerte alza. No ha sido, ni será suficiente que el salvador Ocampo siga apagando incendios, ya que el agua no le alcanza para tanto. Pero, ¿por qué?

Hay dos analogías que explican muy bien este acontecimiento económico en el país. Una es la que hace Felipe Campos de Alianza Valores y Fiduciaria, quien asegura que el Gobierno debe funcionar como un todo, como un trío de cantantes
en el que un solo integrante no puede tocar la canción.

Por otro lado, José Ignacio López, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, considera que el mercado está esperando una armonía en los mensajes. “Este Gobierno parece una orquesta en donde los integrantes están tocando los instrumentos cada uno por su lado”, agregó.

Lo que el país necesita urgente es una postura homogénea por parte del Gobierno y que sea el propio presidente Petro quien frene las preocupaciones. Colombia depende de los flujos de financiamiento externos o, de lo contrario, aumentará nuestro déficit de cuenta corriente y por ende se agravará la situación económica del país. Eso no es lo que quiere el mandatario, estoy segura que no.

Ese mensaje debe ser mucho más sereno y debe aclarar, de una vez por todas, que la transición energética será organizada, inteligente y que no decapitará la industria del petróleo y del gas. Los expertos creen que, si hacen lo anterior, se irán las preocupaciones que son de primer orden global y “Colombia, en esta marea alta, es el bote más frágil”.

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