Luis Alberto Arango
30 Marzo 2024

Luis Alberto Arango

Delegar para liderar

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La visión de largo plazo de Steve Jobs y la audacia del general Patton ofrecen valiosas lecciones para emprendedores y empresarios ante el difícil reto de delegar y formar equipos de trabajo.


En el silencio de un aula que ha visto pasar innumerables epifanías y desilusiones, un hombre de estatura intelectual inmensurable y que cambió el mundo, se detiene a reflexionar. Con la barba y cabello oscuro pulcramente arreglados y una indumentaria que desafía el estereotipo ejecutivo, Steve Jobs en la universidad MIT, en el año de 1992, se convirtió en la imagen viva de la reflexión. Un miembro de la audiencia le preguntó qué era lo más importante que había aprendido en Apple y que estaba aplicando en Next, y él, en un gesto de humildad y profundidad, tomó cerca de 20 segundos para responder. No fue una pausa vacía; era el espacio donde la sabiduría tomó aliento antes de pronunciarse (1).

Y cuando habló, su respuesta condensó un entendimiento que rebasó el ámbito tecnológico: "To take a longer view on people" — tener una visión más amplia de las personas. Él explicó a continuación que, cuando ve que algo se está haciendo mal, su primera reacción nos es arreglarlo sino ayudar a la persona responsable a aprender de la falla. Aquí yace la semilla de una gestión que no aspira al éxito inmediato sino a la consolidación de un equipo sólido y autónomo, capaz de sobrevivir y prosperar a lo largo de las décadas.

“Esta anécdota refleja una lección de liderazgo esencial para cualquier administrador de empresas”.

Esta anécdota refleja una lección de liderazgo esencial para cualquier administrador de empresas: la delegación y formación de equipos no es solo una estrategia, es una filosofía de crecimiento y confianza. Jobs entendió y compartió con generosidad, en un aula universitaria, que corregir los errores uno mismo puede ser una solución a corto plazo, pero enseñar a otros a hacerlo construye la infraestructura humana de una empresa capaz de auto regenerarse y adaptarse a los desafíos futuros.

Es un mensaje poderoso para aquellos que están formando equipos de trabajo: la verdadera maestría gerencial radica no en tener todas las respuestas, sino en nutrir un entorno donde las respuestas puedan florecer desde las filas de aquellos a quienes se ha dado la oportunidad de aprender de sus propias faltas. Aquí nace el arte de construir no para el próximo año, sino para el próximo cuarto de siglo.

Y hablando del tiempo, medio siglo antes es al general George S. Patton, al que le atribuyen otra frase que compagina con la de Steven Jobs. Patton fue un titán de la estrategia militar durante la Segunda Guerra Mundial y un hombre cuya presencia imponía tanto respeto como temor. Su liderazgo trascendió el campo de batalla y es objeto de estudio y aprendizaje, no solo para los militares, sino en las clases de estrategia y liderazgo en escuelas de negocio en el mundo. 

“Nunca le diga a la gente cómo hacer las cosas. Dígales qué hacer y le sorprenderán con su ingenio”.

Su nombre se ha convertido para los estudiosos de la historia militar en sinónimo de victoria a través de la agresividad calculada y la improvisación. Es de él que se dice que proclamó: “Nunca le diga a la gente cómo hacer las cosas. Dígales qué hacer y le sorprenderán con su ingenio”. Esta máxima, en su esencia, es un voto de confianza en la capacidad y creatividad humana.

Para el emprendedor y el empresario, la lección es de valor incalculable. Al definir objetivos claros sin imponer un camino rígido hacia su consecución, se incentiva a los equipos a utilizar su ingenio y experiencia para superar obstáculos de maneras que quizás el líder nunca hubiera anticipado. Esta autonomía es la que puede llevar a innovaciones y soluciones más allá de los límites tradicionales.

La sabiduría del general Patton, al igual que la de Steve Jobs, resalta la importancia de la visión a largo plazo sobre las personas. Ambos líderes entendieron que la verdadera fuerza no radica en la microgestión, sino en la capacidad de inspirar a otros para que asuman la responsabilidad de sus roles y se superen a sí mismos. Jobs, con su enfoque en la formación de equipos, y Patton, con su incitación a la iniciativa individual, convergen en un punto común: la confianza en las personas es fundamental para el éxito duradero.

“La conexión entre estas dos figuras, aunque separadas por el tiempo y el contexto, ofrece una perspectiva atemporal sobre el liderazgo”.

La conexión entre estas dos figuras, aunque separadas por el tiempo y el contexto, ofrece una perspectiva atemporal sobre el liderazgo. Para quienes están en la dirección de una empresa, reconocer y aplicar esta confianza no es solo una estrategia, es un deber. Al final, la capacidad de un líder para fomentar el ingenio y la resiliencia en su equipo es lo que determinará si una empresa será efímera o perdurable.

La genialidad de la visión de Patton complementa la introspección de Jobs: ambos ven en sus seguidores (soldados, empleados, coequiperos, etcétera) no solo un conjunto de habilidades, sino un arsenal de potencial sin explotar. Así, el empresario y el emprendedor modernos deben preguntarse: ¿Estoy dirigiendo de una manera que despierte el ingenio y la autonomía en nuestro equipo? La respuesta a esta pregunta podría ser la clave para ascender al siguiente escalón de desarrollo y crecimiento en la organización.


(1) Steven Jobs en la universidad MIT en 1992. Respuesta a la pregunta ¿qué ha sido lo más importante que usted aprendió en Apple y que está haciendo en Next? Next fue una empresa que Jobs fundó, después de que se vio obligado a renunciar de Apple en 1985 por desacuerdos con su junta directiva. Next fue adquirida por Apple en 1996 y Steve Jobs volvió a su antiguo hogar para convertirse luego en el CEO permanente de Apple.


 

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