Luis Alberto Arango
1 Septiembre 2023

Luis Alberto Arango

El peligro de coadministrar desde la junta directiva

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Cuando un miembro de junta directiva confunde su rol y se entromete en el día a día de la gerencia, distrae, socava la confianza y puede causar daños duraderos en cualquier empresa.


Warren Buffet, uno de los inversionistas más legendarios de nuestro tiempo, describió de manera elocuente la función más importante de una junta directiva. En resumen, subrayó que el papel principal de una junta es asegurarse de que cuentan con el gerente general adecuado. Si el gerente es el correcto, según Buffet, el 90 por ciento del trabajo está hecho. Sin embargo, en la realidad empresarial, a menudo encontramos una práctica que desafía esta sabiduría: la coadministración.

El deseo de ciertos miembros de una junta directiva de inmiscuirse en la gestión diaria de la gerencia es peligroso. Esta interferencia puede causar daños irreparables a la organización y sus objetivos a largo plazo. Pero, ¿qué significa coadministrar?

“Cuando la junta interfiere en el día a día del gerente está coadministrando, así se mina la confianza y se desvía el rumbo de la empresa”.

En una estructura corporativa sana, la junta define la estrategia a largo plazo, da apoyo y soporte al gerente para evaluar sus proyectos e ideas, y acompaña desde una distancia prudente la implementación de la estrategia que la gerencia ejecuta diariamente. Cuando la junta interfiere en el día a día del gerente, coadministra, lo que erosiona la confianza y puede desviar el rumbo de la empresa.

El concepto de coadministración va en contra del corazón mismo de una gobernanza corporativa eficaz. La estructura corporativa que divide a la junta directiva de la gerencia ha sido diseñada para dividir y equilibrar el poder, asegurando que no haya un monopolio del control y que cada nivel tenga responsabilidades claras y definidas.

Si los miembros de la junta deciden intervenir en decisiones operativas, no sólo socavan la autoridad de la dirección, sino que también dejan a un lado sus propias responsabilidades estratégicas vitales. Esto puede generar una falta de dirección y visión, poniendo en riesgo el futuro de cualquier negocio.

Por ejemplo, consideremos una empresa que fabrica dispositivos electrónicos que busca diversificar hacia dispositivos de salud. Si en lugar de definir la visión y la estrategia, la junta sugiere productos específicos, se comunica directamente con proveedores, interfiere en las campañas de mercadeo y se dedica a hacer reclutamiento de personal para la nueva unidad de negocios, está coadministrando. El resultado es un desorden, con la gerencia sintiéndose desplazada y el personal de la compañía confundido sobre a quién reportar.

Otro ejemplo de coadministración se da cuando los miembros de una junta directiva comienzan a cuestionar detalles insignificantes y de poca importancia material de las acciones que ejecuta la gerencia o la distraen ahogándola en un mar de solicitudes de informes, datos, estadísticas que no aportan valor real, con el fin de demostrar, estérilmente, que el miembro de junta es activo en su rol.

Una manifestación común de coadministración es cuando un miembro de la junta, creyendo saber más que el gerente, monopoliza las discusiones en las reuniones. En vez de aportar valor, simplemente cuestiona, invalida y asume un papel didáctico sobre cómo deben hacerse las cosas, debilitando el trabajo colaborativo entre la junta y la gerencia.

“La raíz psicológica de esta interferencia puede radicar en una falta de confianza en la dirección o en un deseo de ejercer control que usualmente está impulsado por la inexperiencia como miembro de junta”.

La raíz psicológica de esta interferencia puede radicar en una falta de confianza en la dirección o en un deseo de ejercer control que usualmente está impulsado por la inexperiencia como miembro de junta. A veces, los miembros de una junta sienten que su experiencia y perspectiva les dan una visión superior, y es aquí donde comienza el problema demostrando en realidad su falta de experiencia y de conocimiento sobre el rol de su posición en ese órgano de dirección.

La junta directiva debe resistirse a la tentación de coadministrar. Su función es ser el direccionador estratégico, dejando la implementación y la administración del día a día en manos capaces: el gerente y su equipo. En el equilibrio de estos roles se edifica la clave del éxito corporativo sostenible en una empresa.

“Las empresas exitosas se fundamentan en la confianza mutua y la colaboración. Es vital que cada nivel de la organización respete sus límites”.

Al coadministrar, se envía un mensaje tácito al equipo ejecutivo: "No confiamos en su capacidad para gestionar". Este tipo de desconfianza erosiona la moral del equipo, disminuye la eficiencia y, en última instancia, afecta la rentabilidad y la estabilidad del negocio. Las empresas exitosas se construyen sobre la base de la confianza mutua y la colaboración. Por tanto, es vital que cada nivel de la organización entienda y respete sus límites, permitiendo que cada uno haga lo que mejor sabe hacer.

Las empresas exitosas se fundamentan en la confianza mutua y la colaboración. Es vital que cada nivel de la organización respete sus límites. En un mundo empresarial competitivo, la claridad en la dirección es esencial para el éxito a largo plazo.

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