Juan Fernando Cristo
28 Noviembre 2023

Juan Fernando Cristo

Estancados y empantanados

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Se cumple año y medio del gobierno de Petro y su principal apuesta transformadora, la agenda de reformas sociales -salud, laboral y pensional- se encuentra estancada en el Congreso. Las que inicialmente parecían unas mayorías sólidas en el legislativo se estrellaron con el contenido de unas iniciativas que son demasiado “liberales” para los “conservadores” partidos liberal, U y conservador, que en forma oportunista, apresurada y ligera se declararon como partidos de gobierno y cada día están más distantes. Hoy las reformas atraviesan un viacrucis y es justo rescatar que se ha adelantado un profundo debate público sobre su contenido, por encima de las disputas burocráticas.

La parálisis de las prioridades gubernamentales en este primer año de gobierno no tiene precedentes en nuestro presidencialista sistema. Revisemos la situación. La reforma a la salud fue presentada en el Patio de Armas de la Casa de Nariño el 13 de febrero de 2023, la reforma laboral el 16 de marzo por el propio jefe de Estado en el Congreso y la pensional el 23 de marzo. Para nadie es un secreto que en esas tres iniciativas se concentra la nuez del propósito de cambio del actual gobierno y su voluntad de avanzar en la igualdad y equidad que necesitamos en esta sociedad. Mejorar la atención en salud a los más necesitados, llegar a las zonas rurales en donde el sistema no ha funcionado, recuperar derechos de los trabajadores y aumentar en forma significativa el número de colombianos mayores de 65 años con acceso a una pensión de jubilación digna, son compromisos de campaña de Petro. Sin embargo, los textos de los proyectos suscitaron duras y válidas críticas desde el comienzo, que crecieron con el paso de los días en la opinión pública. La realidad hoy es que no cuentan con respaldo ciudadano y el Congreso se resiste a apoyarlas.

En dos semanas se completarán dos períodos completos de sesiones del Congreso. Marzo a junio y julio a diciembre, con resultados deplorables. Los consensos han sido imposibles dentro y fuera del Capitolio. Cada sesión de Comisión o Plenaria es angustiosa para los voceros del ejecutivo. Primero avanzaron a paso de tortuga y ahora francamente se encuentran empantanados. Normalmente los proyectos de un gobierno en su arranque se toman uno o máximo dos períodos de sesiones ordinarias. Ahora la verdad es que, con excepción de la reforma tributaria de Ocampo, el Plan Nacional de Desarrollo y la ley de paz total, los resultados en el Congreso son nulos. Seguramente el 16 de diciembre la reforma a la salud seguirá en discusión en la plenaria de la Cámara y la pensional en el Senado, mientras la laboral ni siquiera habrá iniciado su trámite en la Séptima de Cámara. Eso significa que a partir de febrero el país seguirá en las mismas, en un debate cada vez más agotador e inútil, en el que cada bando se niega a ceder en sus posiciones y los acuerdos parecen lejanos.

El receso navideño debe servir, entonces, para que el jefe de Estado y su equipo reflexionen sobre la situación. ¿Vale la pena insistir en el mismo camino de buscar unas mayorías puntuales para cada proyecto y sesión? Los resultados de esa estrategia hasta ahora han sido pobres y desalentadores. Sin retirar sus proyectos, para no conceder un triunfo a la oposición, el gobierno debería meditar sobre la posibilidad de arrancar 2024 con una amplia convocatoria que busque un acuerdo nacional de mínimos alrededor de estas reformas, cuyo debate no se puede ignorar. Mientras sigan en el Congreso las discusiones eternas, sin resultados ni consensos, no será posible que la sociedad avance en acuerdos sobre los temas mencionados por el presidente Petro en la reunión con los grandes “cacaos” en Cartagena, que, si bien son muy importantes, eluden diplomáticamente el centro del debate sobre el modelo económico y social del país. Al final, se trata de definir qué tanto Estado queremos y necesitamos en salud, pensiones y relaciones laborales. Un buen principio para el acuerdo nacional que tanto se menciona es consensuar unos textos moderados de las 3 reformas sociales estancadas en el Congreso, construir un pacto sin vencedores ni vencidos, en el que el gobierno logre su propósito de avanzar en sus propuestas de campaña, sin que ello signifique la estatización total de la salud y las pensiones que muchos temen y ven en las propuestas originales. Un Acuerdo Nacional de mínimos en torno a las reformas sociales y la necesaria y urgente implementación del acuerdo de paz con las Farc, como elemento indispensable para la paz total de Petro, puede ser un buen comienzo para bajar los ánimos, moderar los debates y salir del empantanamiento actual. Sería además un buen punto de partida para otros acuerdos necesarios en estos difíciles momentos.
 

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