Weildler Guerra
22 Junio 2023

Weildler Guerra

¿Existió el almirante Padilla?

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Esta semana los medios nacionales registraron la presentación de una moneda que conmemora los doscientos años de la Batalla naval del Lago de Maracaibo. Esta tiene en el anverso la efigie de José Padilla López, una destacada figura de nuestra independencia. Para comentar la noticia en una cadena radial bogotana se afirmó que algunos historiadores dudaban de la existencia real de este brillante oficial. El insólito comentario causó un profundo asombro entre quienes la escuchábamos porque la vida y la gesta del almirante ha sido tema de estudio de connotados historiadores nacionales y extranjeros. Adicionalmente, el país dispone de un corpus documental relacionado con su trayectoria militar y política. Por ello vale la pena preguntarnos ¿Cuánto saben los colombianos del almirante Padilla?    

José Padilla López nació en Riohacha el 19 de marzo de 1784. Su extensa trayectoria naval va de la batalla de Trafalgar en 1805 a la de Maracaibo en 1823. Hecho prisionero por los ingleses en Trafalgar fue liberado en 1808 y ascendido a contramaestre en Cartagena.  Participó en el proceso de independencia de esa ciudad y en su defensa en 1815. Cuando en diciembre de ese año centenares de cartageneros abandonaron este puerto en diversas embarcaciones, Padilla al mando de la goleta Presidente logró romper el cerco español y abrir el paso al resto de las embarcaciones para refugiarse en Haití y reunirse con Bolívar.

 

Sus acciones militares en Venezuela le llevan a Cumaná y a los Llanos comandando operaciones fluviales. Junto con el almirante Luis Brion y el coronel Mariano Montilla llega a la isla de Margarita para organizar el desembarco de las tropas criollas e irlandesas en Riohacha en 1820. Se destacó en la toma del fuerte de Sabanilla y en la Batalla de Ciénaga ese mismo año. Es la figura de la llamada Noche de San Juan, que culminó con la liberación de Cartagena en 1821. Transcurridos casi cuatro años de la batalla de Boyacá la flota española en el Caribe era una amenaza real para la consolidación del proyecto republicano. Padilla comandó la batalla definitiva el 24 de julio de 1823 en el Lago de Maracaibo. Posteriormente se desempeñó como senador de la república en 1825 y con justicia es considerado el padre de la Armada Nacional de Colombia. El 2 de octubre de 1828 fue fusilado en Bogotá, acusado injustamente de participar en la llamada conspiración septembrina.   

 

Ha dicho la historiadora Aline Helg que Padilla simboliza mejor que nadie en Colombia este proceso de ascensión en la guerra y frustración en la paz. Este oficial pardo “pasó de ser un héroe militar en una guerra prolongada que exigía coraje, abnegación, fuerza y audacia a ser un actor de la política de una incipiente república que valoraba la integración en círculos de la élite, la cultura europea y una educación superior de la que los pardos habían sido excluidos por las leyes coloniales. Las figuras militares que se habían distinguido en los campos de batalla, negros, indios, mestizos, zambos y mulatos fueron marginados por la misma república que habían ayudado a establecer”.  

 

Quizás por ello, en un país lleno de intrigas políticas, haya quienes pongan en duda    no solo sus numerosos servicios a la república sino incluso su propia existencia.  

 

 

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