Las elecciones regionales son heridas que no cicatrizan. Cada vez que llegan dichos comicios, cualquier territorio más allá de las goteras de Bogotá se transforma en la “Colombia profunda”, el cliché reproducido por los medios de comunicación, los círculos privados del poder y el mismo Estado, que alude a todo aquello que aparentemente “escapa” a la mirada desde el centro.
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Por estos días, la “cita con la democracia” en ciudades como Medellín, Barranquilla, Manizales o Cali (y peor en municipios secundarios y zonas rurales) retorna a su estado de herida sangrante: una costra arrancada con las garras del centralismo.
El libro La Costa Nostra, de Laura Ardila Arrieta, es una ilustración de cómo se lacera la democracia: “Cuando cayó en desgracia judicial y mediática, sus otrora impulsores en Bogotá se lavaron las manos frente a ella [Oneida Pinto] y frente a los Char. Rodrigo Lara Restrepo escribió en Twitter que cuando llegó a la dirección de Cambio Radical encontró un sistema de otorgamiento descentralizado de avales y que en La Guajira esos respaldos fueron entregados por «los responsables de la Costa Caribe». En respuesta, algunos le recordaron la foto del tractor, el video y que nunca se hubiera quejado del aval de Pinto, pese a que fue justamente esa la razón de la renuncia de su antecesor [Carlos Fernando] Galán”. La periodista del Caribe describe cómo se levanta la costra: “El gesto de Lara ratificó la muy usual dinámica del poder en Colombia, que consiste en que unas élites de la capital patrocinan y se juntan con fuerzas regionales, muchas veces cuestionadas para servirse de sus votos y ganar elecciones. Pero, a la hora de los líos judiciales o de imagen, les dan la espalda y no se despeinan, como si no fueran dos caras de la misma moneda”.
Examinemos un poco el caso de Antioquia.
Hasta Nicaragua corre la sangre de una herida sin cauterizar: en mayo de 2018, en el Aeropuerto José María Córdoba, León Fredy Muñoz fue detenido con cocaína en su equipaje de mano. En enero de 2020, repitió la “dosis”. ¿Quién es Muñoz electoralmente como para ser incluido en la misión diplomática de un país como el nuestro, con el estigma del narcotráfico?
¿Cuál es el precio de no oír a las regiones?
La campaña del “sí” al plebiscito fue la herramienta politiquera del otrora viceministro TIC, Daniel Quintero, para afianzar su aspiración a la alcaldía de Medellín. Años después, Humberto de la Calle (caldense, pero con una trayectoria política forjada desde Bogotá) dijo a El Colombiano: “Así Quintero tuviese razón en lo que propone, el método que utiliza para gobernar ha sido extraordinariamente dañino”. (Véase: https://acortar.link/p9hf1J ). Cuando los entes de control investiguen, será el momento de tipificar el calificativo de “dañino”.
De la Calle no “usó” a Quintero a su favor sino al contrario. Mucho se advirtió desde Medellín sobre quién era el “muchacho de El Tricentenario”: su proceder en la política lo precedía.
Mientras que en Bogotá todavía hay quienes creen que Quintero fue elegido como alcalde con “votos de opinión”, las maquinarias que lo llevaron al poder, hoy están a todo motor…
Luz María Múnera, quien acaba de perder su curul en la Cámara de Representantes, ha recibido poco apoyo del Pacto Histórico puesto que, desde el primer instante, se desmarcó de Daniel Quintero y advirtió sobre el riesgo de aliarse con el hoy senador Álex Flórez. Así mismo, ha expuesto la manera en que la senadora Isabel Zuleta irrespeta las alianzas de la política.
Múnera dijo que existen posibilidades de que el Pacto Histórico apoye al candidato puntero a la Gobernación de Antioquia, Luis Pérez (amigo de Quintero): “Mi compromiso con él fue que yo iría a Bogotá a plantearle al Pacto que está pidiendo apoyo”.
¿Cómo explicar que un pacto político que busca consolidar a Colombia como “potencia mundial de la vida” considere apoyar a quien fue el alcalde durante la Operación Orión?
Sobre las obras inconclusas que dejó su reciente gobernación, cuyo símbolo es el Central Park, Pérez dijo en su inscripción de candidatura: “Cuando ustedes vean por ahí una obra que yo haya empezado en la Gobernación, y digan que es un elefante blanco, no se preocupen. En enero las empezamos a terminar y en el próximo año las vamos a inaugurar”.
¡La costra transformada en lepra!
¿El Partido Liberal, cuna de Luis Pérez, se las da de “aséptico” negándole el aval a Julián Bedoya? ¿Son solo los partidos tradicionales y el poder estatal los que aprueban candidaturas mientras se tapan la nariz ante el hedor del pus regional?
Federico Gutiérrez, del partido Creemos, líder de las encuestas a la Alcaldía de Medellín (con el visto bueno de partidos como Cambio Radical, La U y Centro Democrático), “apoya la libre empresa” como me lo enfatizó en Blu Radio. Durante las opas se mantuvo “en neutra” ―listo para arrancar empujado―, sin opinar sobre las movidas de Gilinski y del Grupo Empresarial Antioqueño. ¿A quién le extraña que Fico haya felicitado al Grupo Aval tras la sanción publicada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos?
El dedo de la uña que rasga la costra, suele ser el mismo que asegura la curita sobre la piel… justo cuando empieza el sangrado.
Laura Ardila Arrieta, La Costa Nostra, Bogotá, Rey Naranjo Editores, primera edición, agosto 2023.
