Luis Alberto Arango
22 Diciembre 2023

Luis Alberto Arango

La economía de la generosidad

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La navidad más allá de ventas y utilidades para el comercio es la oportunidad para renovar el esfuerzo de dar a los demás, fortaleciendo la comunidad, la organización empresarial y el tejido social del país.


En las calles de Colombia, la Navidad no solo ilumina con sus luces; trae consigo una transformación que va más allá de lo tangible. En esta época, el mundo de los negocios se encuentra con un fenómeno fascinante: la economía de la generosidad. Mientras las tiendas venden al ritmo del frenesí de fin de año, emerge un espíritu que desafía la percepción tradicional de la rentabilidad empresarial.

Un ejemplo emblemático de esta generosidad es la tradicional campaña de la emisora W Radio. Durante años se denominó "Héroes Heridos en Combate", apoyando principalmente a soldados heridos por minas antipersonas. En 2015, por ejemplo, recaudó 6.663 millones de pesos para apoyar a nuestros héroes. Posteriormente y ante la ausencia significativa de heridos en combate, debido a la desactivación del conflicto armado por cuenta de la firma del proceso de paz con las Farc, la campaña se reorientó a promover la educación universitaria y adoptó el nombre "Vamos Pa’lante". 

Esta renovada iniciativa está enfocada desde hace seis años en dar becas y manutención a jóvenes con dificultades financieras para que puedan cursar, sin afugias, carreras de pregrado universitario en prestigiosas universidades del país. En 2022 recaudó 9.000 millones de pesos para apoyar a más de 1.100 estudiantes. Y este año 2023 recaudará alrededor de 9.200 millones de pesos, superando el registro del año anterior, para apoyar aproximadamente 730 estudiantes.

En esta tradicional campaña de navidad se reciben miles de donaciones anónimas y nominadas de personas naturales y empresas que despliegan un genuino espíritu de apoyo solidario. Es reconfortante e inspirador escuchar las entrevistas diarias que W radio hace a donantes, unos aportan a través de las cajas registradoras de las supertiendas y supermercados Olímpica y se canalizan los recursos en cuentas del banco Scotiabank, tradicionales entidades que han apoyado a W radio en este tipo de iniciativas. Hay donaciones de sumas muy significativas expresadas en millones de pesos, de empresas y personas naturales, llegando algunas a contribuir con decenas o cientos de millones.

Aquí hay que destacar entre muchos, y sé que es injusto con los otros, a Arturo Calle dueño de las reconocidas tiendas de ropa, zapatos y accesorios que llevan su nombre y quien hace generosos contribuciones a la campaña de W Radio. Sus aportes se cuentan en cientos de millones de pesos a lo largo de los últimos años. Su decidido apoyo es una muestra estimulante del desinteresado interés que tiene buena parte del empresariado por generar, no solo a través del desarrollo de su actividad sino por medio de donaciones, condiciones de mayor equidad en Colombia. Calle además tiene una fundación con programas que contribuyen al desarrollo social de poblaciones vulnerables, niñez desamparada y adulto mayor.

Más allá de las campañas notables como la de W Radio, existen miles de iniciativas silenciosas, algunas lideradas por empresas, otras por familias y amigos, todas inspiradas por el mismo espíritu navideño. Estos actos de generosidad, aunque menos visibles para el público, son igualmente poderosas. Cenas de Navidad, juguetes y momentos de alegría se reparten a quienes, sin esta ayuda cálida y desinteresada, enfrentarían un fin de año menos amable. Estos gestos, a menudo anónimos, reflejan la esencia más pura de la Navidad: un deseo genuino de hacer la vida de otros más llevadera, de compartir no solo bienes materiales, sino también calor humano y esperanza.

Las despedidas de fin de año en las empresas son otro ejemplo de este espíritu generoso. Estos eventos se convierten, muchas veces, en el momento más esperado del año, donde colaboradores y sus familias comparten, celebran logros y fortalecen vínculos. Más allá del aguinaldo, que ciertamente aporta alegría, estas fiestas representan algo más profundo: el reconocimiento del valor humano dentro de la organización. Cada celebración, ya sea modesta o grandiosa, encierra un mensaje de gratitud y compañerismo, de dar y compartir, elementos esenciales del espíritu navideño que, en el ámbito empresarial, cobran una dimensión reconocida por fortalecer la comunidad y la cohesión interna.

En el corazón de esta transformación se encuentra un concepto cada vez más relevante: la responsabilidad social empresarial. Empresas colombianas, grandes y pequeñas, aprovechan esta temporada para retribuir a la comunidad. Desde donaciones a organizaciones benéficas hasta programas de voluntariado, estas iniciativas reflejan un modelo de negocio que entrelaza el éxito económico con el bienestar social.

“Más allá del aguinaldo, que ciertamente aporta alegría, estas fiestas representan algo más profundo: el reconocimiento del valor humano dentro de la organización”.

Este fenómeno trasciende las fronteras corporativas, tocando la fibra del consumidor. La tendencia es clara: los consumidores conscientes se inclinan hacia marcas con un compromiso auténtico hacia la sociedad y el medio ambiente. En Navidad, esta preferencia se intensifica, propiciando un círculo virtuoso de negocios conscientes y consumidores responsables.

Pero, ¿qué impulsa realmente este cambio? La respuesta puede encontrarse en las calles adornadas, en las casas iluminadas, en los villancicos que resuenan. Es la humanidad compartida, el deseo de conectar, de pertenecer, de cuidar. En Navidad, estos sentimientos se magnifican, impulsando a individuos y empresas a mirar más allá del balance financiero. Aunque, desde luego, toda iniciativa necesita siempre que haya un ser humano que tome la decisión para crearla, impulsarla y concretarla.

La Navidad en Colombia es un tapiz rico en tradiciones y costumbres en cada región del país. Cada villancico, cada Novena de Aguinaldos, cada plato de buñuelos compartido es un recordatorio de nuestros valores más profundos: unidad, generosidad, esperanza. Estas tradiciones, arraigadas en el tejido social, ofrecen lecciones valiosas para el mundo empresarial. Nos enseñan que el verdadero éxito se mide en la capacidad de enriquecer la vida de los demás, no solo en cifras de ingresos y utilidades.

“En Navidad, estos sentimientos se magnifican, impulsando a individuos y empresas a mirar más allá del balance financiero”.

Al cerrar el año, esta reflexión sobre la Navidad nos invita a contemplar un modelo empresarial más holístico, uno donde la generosidad y la responsabilidad social no son solo estrategias de mercado, sino manifestaciones genuinas de nuestro espíritu colectivo. En esta época de dar, de compartir, de conectar, recordemos que el más grande regalo que podemos ofrecer es un compromiso renovado hacia un mundo más equitativo, más humano y, en última instancia, más próspero.

“Nos enseñan que el verdadero éxito se mide en la capacidad de enriquecer la vida de los demás, no solo en cifras de ingresos y utilidades”.

Mientras celebramos, mirando las luces que adornan nuestras ciudades, permitamos que la luz de la generosidad ilumine también nuestras decisiones empresariales y económicas, recordándonos que el verdadero espíritu de la Navidad reside en la capacidad de mirar más allá de nosotros mismos, hacia un futuro compartido y más brillante.

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