Martín Jaramillo Ortega
4 Abril 2024

Martín Jaramillo Ortega

La triste actualidad del Deportivo Cali

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Es muy triste ver en lo que está convertido el Deportivo Cali. Los malos manejos dirigenciales tienen al equipo más antiguo del fútbol colombiano en una lucha por no descender y sin ninguna maniobrabilidad financiera. Está ahogado por las deudas.  

El Cali fue durante décadas un ejemplo a seguir por su organización societaria y económica y es quizá ese modelo, mal administrado, el que lo tiene en este estado terminal. La historia viene de tiempo atrás: a finales de la década de los 70 el narcotráfico comenzó a apoderarse de la sociedad colombiana y, por ende,  del fútbol, su fiel reflejo. Gilberto Rodríguez Orejuela, capo del Cartel de Cali e hincha del equipo verde de su ciudad, quiso comprar el equipo de sus amores. Álex Gorayeb, presidente del Cali, sospechando de quien en ese entonces era un dudoso dueño de droguerías de barrio, se negó ante tal solicitud y decidió cambiar los estatutos del club para que quedara blindado de la entrada de los dineros del narcotráfico. Llegaron luego momentos de angustia y confusión en la sociedad colombiana en los que se decía que el América de Cali accedió a los dineros del Cartel de Cali, que Nacional hizo lo propio con Pablo Escobar en Medellín, que Millonarios tuvo a Gonzalo Rodríguez Gacha e, incluso, que Santa Fe tuvo a Phanor Arizabaleta, adjunto al Cartel de Cali que convirtió al equipo bogotano en un pequeño América. Desde entonces fue el Cali el equipo que, haciendo las cosas al derecho, supo competirles a los clubes permeados por los narcos.

Ahora, lo triste de la historia es que el Cali fue víctima de su propio invento: lo que para entonces fue un modelo societario de avanzada que trajo el blindaje societario, asociados de renombre, bienestar financiero, club, sedes deportivas y más recientemente estadio propio, ahora no es más que un modelo anacrónico que se presta para cualquier cantidad de artimañas financieras entre su comité ejecutivo.  
En un fútbol con un mercado tan competitivo como el de ahora y con los equipos colombianos administrando pobreza, en comparación a otros países de la región, ser una Sociedad Anónima puede traer sus ventajas. Los clubes bajo este modelo pueden aumentar su capital, comprar, endeudarse, repartir dividendos y, para el bien de sus hinchas, son entidades que tienen más control fiscal. Además, en caso de una crisis la venta es una opción efectiva. El mejor ejemplo pasó recientemente en Inglaterra cuando vetaron a Román Abramóvich, entonces dueño del Chelsea, por su cercanía con el Gobierno de Vladimir Putin al momento de la invasión de Rusia a Ucrania. 

Lo que para entonces fue un modelo societario de avanzada que trajo el blindaje societario, asociados de renombre, bienestar financiero, club, sedes deportivas y más recientemente estadio propio, ahora no es más que un modelo anacrónico que se presta para cualquier cantidad de artimañas financieras entre su comité ejecutivo.

Caso opuesto son las asociaciones, modelo que entre los clubes colombianos únicamente ha adoptado el Cali. En Argentina y Paraguay, por ejemplo, los equipos son de los barrios, son ‘clubes’ en su acepción más básica. Hay una sede que aglutina a un grupo de personas que vive en un mismo suburbio y que tiene sentido de pertenencia por ese lugar. Sin importar su condición socioeconómica, los clubes tienen socios que aportan una mensualidad al club y reciben ciertas contraprestaciones: uso de la sede, bajos precios en la boletería, preferencia al momento de comprar la nueva camiseta, entre otros. El club, por su parte, opera como una entidad sin ánimo de lucro y tiene algunas ventajas tributarias. El carácter social es evidente y por eso hubo semejante alboroto cuando recientemente el presidente Javier Milei siquiera mencionó la transformación de los clubes a Sociedades Anónimas. 

En Colombia no opera de la misma forma. El tratamiento tributario es casi igual pero la rigidez estatutaria le quita maniobrabilidad financiera al momento de intentar sortear una crisis, con el agravante de la laxitud del control fiscal. 

Está claro que la figura societaria de asociación no es útil para el contexto colombiano, pero esto deja aún más expuesta la mala gestión dirigencial del club. Desde 2016 el Deportivo Cali ha vendido en jugadores una suma aproximada a los 36 millones de dólares. Harold Preciado, Mateo Casierra, Nicolás Benedetti y Rafael Santos Borré encabezan esa lista. ¿Qué pasó con esa plata? Hace un año el presidente de Acolfutpro, Carlos González Puche, se preguntaba lo mismo y aseguraba que no existe conocimiento sobre esto. Lo que se sabe es que en las arcas del equipo no quedó ese dinero.

La única salvación que le queda en cuanto a lo económico es convertirse en una Sociedad Anónima y que el equipo salga a la venta. Hay una citación a una asamblea este 27 de abril cuyo único propósito es que el equipo deje de ser Asociación Deportivo Cali y pase a ser Deportivo Cali S.A. 

Claro está, esto también alejaría a quienes manejan ahora al club. Mayer Candelo y Mario Yepes lo dijeron hace un tiempo: “Los enemigos del Deportivo Cali están dentro del Deportivo Cali”. 

Doloroso ver al equipo del cual soy hincha, el que toda la vida fue ejemplo, en este estado mortecino. Y a mi viejo, que sé que anda en mi mismo estado de tristeza, solo queda decirle que las buenas instituciones son más grandes que las personas y, en este caso, los malos manejos. 

PS: El Unión Magdalena denunció a ocho de sus jugadores por presunta participación en apuestas deportivas para alterar el desarrollo de los partidos. Por decisión técnica, los jugadores fueron separados del plantel mientras esta nueva Fiscalía investiga lo ocurrido. Las denuncias son sobre el torneo que está en curso, pero no olvidemos el escándalo que hubo en el partido de Llaneros vs Unión Magdalena en diciembre de 2021. Habrá que esperar… 
 

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas