Luis Alberto Arango
13 Octubre 2023

Luis Alberto Arango

Salario emocional, tan importante como el real

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En el mundo empresarial moderno, a menudo nos encontramos valorando lo grandilocuente y complejo. Sin embargo, en medio de esta carrera, a veces olvidamos que los detalles más humildes, sencillos y cotidianos pueden marcar la diferencia más significativa. Un ejemplo sencillo de esta realidad es el baño de una empresa.

Piensen por un momento en una experiencia culinaria inolvidable en un restaurante de alta calidad. El sabor, el ambiente, la atención al detalle y luego, al visitar el baño, se encuentran con una estancia igual de impecable y bien pensada. El baño no solo es un espacio funcional, sino un reflejo del compromiso del restaurante con la excelencia en todos los aspectos. Si fuera un baño descuidado, sería extraño y le restaría calidad al servicio prestado. Al igual que se puede juzgar un restaurante por su baño, ¿por qué no hacer lo mismo con una empresa? 

Lamentablemente, muchos líderes empresariales subestiman la importancia de estas áreas, relegándolas a un rincón olvidado de su lista de prioridades. Al hacerlo, pierden una oportunidad. Los baños, comedores, cocina y las áreas de vestidores, entre otros espacios de trabajo y de uso diario, ofrecen una ocasión única para demostrar respeto y cuidado hacia los empleados. Adecuarlos apropiadamente es una forma tangible de salario emocional.

El concepto de salario emocional va más allá de la compensación económica. Se trata de reconocer y valorar a los empleados en todas las dimensiones de su experiencia laboral. Desde ofrecer flexibilidad horaria, pasando por mejoras en la infraestructura física donde trabajan, hasta oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional en la empresa. Algo tan simple y tangible como mejorar los baños, debería ser la primera apuesta por ofrecer un salario emocional y que tiene un impacto inmediato y positivo en los empleados.

Hace varios años visité a una sociedad comisionista de bolsa, es decir una entidad financiera que opera en la Bolsa de Valores de Colombia y a través de la cual se puede comprar y vender acciones, bonos y ahorrar en fondos de inversión. En la visita, me sorprendió descubrir que el baño de sus empleados parecía detenido en el tiempo, reflejando negligencia y desinterés. Tenía equipamiento descuidado y roto, papel higiénico de lija además de una pésima iluminación y ventilación. 

Al igual que en un restaurante, se podría medir la madurez de la cultura organizacional y el respeto de los directivos y dueños por sus empleados a través del baño dispuesto para ellos. Esa comisionista de bolsa hoy no existe, quebró y fue absorbida por otra. Tal vez el reflejo de su baño sea apenas una coincidencia, pero no me sorprendió la noticia. Si no cuidaban los detalles de algo tan simple como el baño de sus empleados, ¿qué se podía esperar del resto de dimensiones de la empresa?

Hasta hace poco, tener acabados de calidad y equipamiento moderno para baños significaba hacer una inversión de dinero considerable. Sin embargo, el mercado de la construcción en Colombia ha democratizado estas opciones, ofreciendo alternativas atractivas y económicas. Con la orientación de un experto en diseño arquitectónico o incluso inspirándose en imágenes en internet, las empresas pueden transformar estos espacios en sitios amables, acogedores y muy bien recibidos por todos los empleados.

Al cuidar el bienestar emocional de los trabajadores, las empresas cultivan un ambiente laboral positivo y productivo. Inversiones en salario emocional se traducen en retención de talento, mayor cohesión de equipo y una relación de aprecio mutuo entre empleador y empleado.

Invito a los lectores que tienen capacidad de influenciar o tomar decisiones en sus negocios y empresas a considerar las pequeñas acciones que pueden marcar una gran diferencia. Si cuentan con los recursos, no subestimen el poder de un baño bien diseñado, equipado y mantenido. Y si los recursos son limitados, pequeñas mejoras periódicas pueden ofrecer ese invaluable efecto de salario emocional que siempre será bien recibido.

La verdadera medida del éxito de una empresa no se encuentra solo en sus estados financieros, sino en el bienestar y satisfacción de quienes hacen posible su funcionamiento y resultados. A veces ese bienestar se encuentra y comienza en los lugares menos pensados

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