Juan Fernando Cristo
10 Octubre 2023

Juan Fernando Cristo

Un infierno para todos

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La furia terrorista de Hamás sobre Israel tendrá consecuencias desastrosas para el Medio Oriente, que perdurarán en el tiempo, más allá de la igualmente furiosa reacción inmediata del gobierno de Netanyahu. Las posibilidades de lograr una coexistencia pacífica de los dos estados son ahora inexistentes y la zona se convertirá nuevamente en la amenaza más seria para la paz mundial. Difícil que se escuchen voces sensatas sobre la tragedia que viven hoy los habitantes de la región. Hace unos meses, antes de la barbarie de este fin de semana, el excanciller israelí Shlomo Ben Ami señaló en una entrevista al periódico Vanguardia de Barcelona, que ya nadie piensa en cómo hacer la paz, sino en la mejor manera de sobrevivir en la zona. Ben Ami, quien participó directamente en las negociaciones de Camp David, lideradas entonces por Clinton, y además, asesoró los procesos de paz de Irlanda del Norte y de Colombia, es un experto y respetado internacionalista, que se caracteriza por sus posiciones pro paz, sensatas y moderadas, críticas del liderazgo palestino y alejadas de los sectores religiosos radicales de su propio país.

El dirigente laborista en su entrevista de hace meses daba por muerta la solución de dos estados y lamentaba que Israel fuera cada vez más la “Sudáfrica del Apartheid”. En una lección de realismo político, fruto de su experiencia internacional, el excanciller advierte que los dirigentes dominantes de Israel y Palestina se han acostumbrado a la guerra porque esta suele unir a las naciones, mientras que “la paz, que nunca es perfecta, tiene un precio que lleva a que las naciones se dividan”. Una reflexión que se podría aplicar literalmente a nuestro país, cuando el acuerdo de paz con las Farc dividió a los colombianos, a pesar de que significaba la desmovilización y el desarme de una guerrilla que durante 50 años provocó violencia, dolor y miles de víctimas. Shlomo recuerda que tras el fracaso de los acuerdos de Camp David surgió la intifada en los territorios ocupados, que a su vez destruyó la confianza entre las partes que negociaban y llevó a la derechización inevitable de la opinión pública de Israel. La reflexión de la mayoría de la población israelí en ese momento fue que, si la reacción al ofrecimiento de Israel de volver a las fronteras de 1967 había sido la Intifada, la paz sería imposible. Desde ese momento se consolidó la derecha y se volvió imposible cualquier opción de paz en el futuro.

En una posición franca, el excanciller señala con contundencia que “seguir hablando de dos estados, como hacen los países europeos, es solo repetir un cliché vacío”. Para el diplomático, más que una ocupación israelí de los territorios, mientras llega una solución pacífica, lo que existe es un “apartheid” en donde la población árabe cada vez va a ser más mayoritaria en la zona, sin ningún derecho, mientras las minorías gobiernan. En la medida en que la negociación política está muerta, hablar de una ocupación temporal es una ficción, porque se convertirá en permanente y la violencia interna seguirá igualmente en el tiempo. En medio de sus reflexiones, el diplomático plantea una propuesta audaz, que en estos momentos de confrontación luce absurda e inviable, y es que el liderazgo de Israel tome la decisión de una retirada unilateral de los territorios ocupados y desmantele los asentamientos de colonos en Cisjordania, como en su momento tenía la intención de hacerlo el líder más derechista de Israel en muchas décadas, Ariel Sharon, quien falleció antes de cumplir con su plan. En una frase muy provocadora, Shlomo afirma que la mayor tragedia para la paz no fue el asesinato de Rabin en los 90, sino la muerte por enfermedad de Sharon. Concluye que solo un líder brutal con intenciones benignas, como Sharon, sería capaz de lograr la esquiva paz.

Finalmente, el excanciller consideraba que para los palestinos la prioridad era el fin de la ocupación y no la creación de un Estado, que parece cada vez más lejano. Fue premonitoria esa entrevista, realizada hace cuatro meses con motivo del lanzamiento de su libro Profetas sin honor. Hoy sin duda la desesperanza y el pesimismo son mayores tras los hechos de los últimos días. Vendrán tiempos de horror para palestinos e israelíes en una guerra interminable que solo dejará más víctimas, dolor y odio. No cabe duda de que el mayor fracaso de la comunidad internacional, de Estados Unidos, la Unión Europea y las propias Naciones Unidas en la historia reciente es la incapacidad demostrada para resolver un conflicto que puede extenderse en forma peligrosa más allá de la franja de Gaza. Los terroristas de Hamás lograron su propósito de incendiar la zona y justificar la ira de los radicales en Israel. Son ellos los grandes triunfadores, que se retroalimentan, mientras los moderados en ambos lados son los derrotados. La consecuencia: ese pedazo de tierra se convertirá en un infierno para todos quienes lo habitan.

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