Luis Alberto Arango
29 Diciembre 2023

Luis Alberto Arango

En vez de feliz año, mejor buen y dulce 2024

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Con la llegada del 2024 según el calendario gregoriano, que rige en la mayor parte del mundo, nos acercamos a un momento tradicionalmente marcado por la reflexión y el establecimiento de metas y propósitos para el nuevo año. En estos días previos y durante el inicio del año, es común compartir mensajes de 'Feliz Año Nuevo' con amigos y familiares. Leyendo sobre cómo se celebra el año nuevo en diferentes culturas y religiones, encontré una sutil pero significativa diferencia en el saludo del año nuevo judío. Esta diferencia llamó mi atención y quiero compartirla con ustedes.

En la celebración del año nuevo judío, Rosh Hashanah, que suele ocurrir entre septiembre y octubre según el calendario hebreo que es lunisolar y se basa en ciclos de la luna, el sol y los periodos de siembra, el deseo tradicional es decir "Shaná Tová Umetuká", que significa "un año bueno y dulce". Este deseo, profundamente arraigado en la tradición judía, ofrece una perspectiva enriquecedora sobre cómo podríamos abordar el año nuevo.

Benjamin Blech, es un destacado rabino ortodoxo, profesor de Talmud y escritor de numerosos libros y artículos sobra las tradiciones judías, explica que desear un "año bueno" en lugar de simplemente un "año feliz" refleja una aspiración más profunda y significativa. (1) (2)

“En contraste, buscar un ‘año bueno’ sugiere un reconocimiento de la importancia del significado y el propósito por encima de la alegría momentánea”.

En la cultura hedonista, que a menudo prevalece en el mundo, la felicidad puede ser vista como el objetivo principal, una búsqueda de placer y gratificación personal. En contraste, buscar un "año bueno" sugiere un reconocimiento de la importancia del significado y el propósito por encima de la alegría momentánea.

Según Blech, la primera vez que la palabra "bueno" aparece en la Torá, el equivalente a la biblia para el cristianismo, es durante la creación, donde cada día Dios observa su obra y la declara buena. Esta noción de bondad se vincula con el cumplimiento del propósito divino. Dejando al lado los textos religiosos, en nuestras vidas esto se traduce en que somos "buenos" cuando logramos nuestros objetivos y propósitos, más allá de las circunstancias felices o difíciles que enfrentamos.

“Un año lleno de significado, de ayudar a los demás, de ser mejores personas y de liderar con el ejemplo, es lo que podría definir un año ‘bueno’”.

Históricamente, muchas de las figuras más admiradas no son aquellas cuyas vidas estuvieron llenas de placer ininterrumpido, sino aquellas que eligieron caminos de sacrificio y propósito, dejando un legado de inspiración y logro. Un "año bueno", desde una perspectiva espiritual, contiene una bendición más profunda que un año meramente feliz.
Los psicólogos han comprobado una y otra vez, por medio de experimentos sociales, que la felicidad a menudo es un subproducto de una vida significativa. Curiosamente, tendemos a encontrar la felicidad no cuando la buscamos directamente, sino cuando estamos dispuestos a sacrificarla por objetivos más elevados. 

Por ejemplo, piense en una persona que decide dedicar parte de su tiempo libre a enseñar voluntariamente en una escuela para niños con necesidades especiales. Aunque este compromiso requiere sacrificio, paciencia y a menudo enfrenta desafíos emocionales, encuentra una alegría profunda y genuina en el progreso y la felicidad de sus estudiantes. Esta felicidad no es el resultado de buscar su propio placer, sino de una profunda conexión con un propósito más allá de sí mismo. En esos momentos, la felicidad lo sorprende con una intensidad inesperada que surge de su dedicación y amor por ayudar a otros.

Así, mientras nos preparamos para recibir el 2024, quizás debamos reconsiderar nuestros deseos tradicionales. Un "buen año" no excluye la felicidad; al contrario, puede ser el camino más seguro hacia ella. Un año lleno de significado, de ayudar a los demás, de ser mejores personas y de liderar con el ejemplo, es lo que podría definir un año "bueno". 
No olvidemos la palabra dulce que incluye el saludo del nuevo año judío al desear un “año bueno y dulce”. El término "dulce" se utiliza metafóricamente para expresar la esperanza de que el año venidero no solo sea bueno en términos de logros y realizaciones, sino también agradable y placentero en las experiencias cotidianas.

Shaná Tová Umetuká: un año bueno y dulce para todos”.

También “dulce" refleja una perspectiva optimista hacia el futuro, expresando la esperanza de que cualquier desafío que traiga el nuevo año sea atemperado con experiencias y resultados positivos.

Por lo tanto, mi deseo para todos en este año nuevo no es solo de felicidad, sino de hitos significativos buenos y dulces que marquen la diferencia durante el próximo año. Que 2024 sea un año en el que, a pesar de los desafíos y momentos de dificultad, encontremos la verdadera bondad al vivir vidas llenas de propósito y significado. Shaná Tová Umetuká: un año bueno y dulce para todos.
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(1)    Los judíos no dicen feliz año nuevo. Autor: Rabino Benjamín Blech. https://aishlatino.com/los-judios-no-dicen-feliz-ano-nuevo/
(2)Talmud es el libro central del judaísmo rabínico, base primaria de la ley religiosa judía.
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