Luis Alberto Arango
13 Enero 2024

Luis Alberto Arango

La confusa entrevista de Yamid con Minhacienda

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

En un mar de repetición y confusión, la esencia se pierde. Así se fue la entrevista de Yamid Amat con el ministro de Hacienda Ricardo Bonilla, dejando más inquietudes que respuestas sobre la próxima reforma tributaria del gobierno Petro.


Mi agotamiento al ver la entrevista de una hora y diez minutos entre Yamid Amat y el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, transmitida en YouTube por El Tiempo, se debió menos al cansancio y más a su naturaleza repetitiva. Lo que debería haber sido un diálogo esclarecedor de diez minutos se diluyó en un mar de redundancias.

Durante los extenuantes 70 minutos, el entrevistador, Yamid Amat, repetía preguntas, a menudo pareciendo no captar las respuestas del ministro Bonilla, quien mostró una paciencia digna de reconocimiento.

Era difícil entender a Yamid. No vocalizaba con precisión sus preguntas y desconcertaba al repetirlas continuamente. Atestigüé cómo un periodista curtido y con experiencia desperdició una entrevista con un ministro de una de las carteras más importantes del gobierno. Tal vez cuando se tiene tanta experiencia acumulada por los años, esto se comienza a volver un lastre que impide aprovechar a fondo al entrevistado. 

Es probable que Yamid no sepa del tema tributario. O ese día, amaneció particularmente limitado en un formato que lo ha destacado toda su vida. Él construye sus entrevistas con preguntas sencillas, simples y concretas, y algunas veces sobre aspectos que parecen nimiedades. Lo hace de tal forma y amparado en una capa de ingenuidad, propia del entrevistador ansioso por conocer más, que logran que el entrevistado sorprenda con respuestas inesperadas e interesantes. En la entrevista con Bonilla esto no sucedió.

En contraste, la entrevista de Yamid Amat a la ministra Educación Aurora Vergara en ‘Pregunta Yamid’, hace nueve meses, es una joya que recomiendo ver. Allí Yamid logró que la ministra contara su extraordinaria historia de vida, gracias a sencillas preguntas que iban tejiendo una narrativa envolvente y apasionante.

Volviendo a la entrevista con el ministro de Hacienda. Creo que fue una entrevista desperdiciada. Mostró ausencia de preparación del entrevistador. Por el lado del entrevistado, las cosas no lucieron mejores.

Hizo afirmaciones carentes de sustento. Espero que haya sido por el desconocimiento, aunque no estoy convencido de que esa sea una excusa aceptable para un ministro de Hacienda. También hizo propuestas que están llenas de limitaciones y que van a enredar más la vida de los contribuyentes.

En la entrevista que se puede ver en YouTube, el ministro Bonilla comenzó afirmando que quieren revivir un artículo de ley que, según él -pues no es verdad- no “salió” en la reforma tributaria que el gobierno sometió al Congreso el año anterior. Dijo que quieren impulsar un artículo que presente una senda progresiva de reducción de la tasa nominal del impuesto de renta corporativo, que es hoy del 35 por ciento, para que pase al 30 por ciento. 

Que eso se había propuesto inicialmente en la reforma tributaria presentada al Congreso en agosto de 2022 y que no entiende en qué momento se desapareció y quedó la tasa fija del 35 por ciento. El ministro Bonilla, que no era ministro de Hacienda en ese momento pues lo era José Antonio Ocampo, no supo, no se enteró o no averiguó que esa propuesta que él dice que se presentó en 2022, nunca se plasmó en letras de molde para someterla al escrutinio del Congreso. 

Recuerdo claramente que durante la campaña presidencial de Gustavo Petro, Bonilla, actuando como su portavoz en temas económicos, presentó la idea de disminuir la tasa de renta corporativa ante los medios de comunicación. Sin embargo, es importante señalar que esta propuesta nunca formó parte del texto original de la reforma tributaria presentada por el gobierno. Los hechos, en mi opinión, son indiscutibles. Bonilla mencionó la propuesta, durante la campaña presidencial, para apaciguar el temor de los empresarios ante un futuro gobierno de Gustavo Petro, pero una vez en el gobierno, no cumplieron con lo dicho: no implementaron la medida. Y ahora, para justificarse, Bonilla alega que sí la propusieron, pero desconoce por qué no se llevó a cabo. Es frustrante ver a miembros tan prominentes del gabinete recurrir a justificaciones tan pobres y carentes de sustento como esta.

“Se siente impotencia cuando miembros tan serios del gobierno utilizan argumentos como este.”

En Colombia, la tarifa actual de impuesto sobre la renta corporativa es del 35 por ciento, la más alta entre los países miembros de la OCDE. La nueva propuesta sugiere una reducción progresiva de la tarifa hasta llegar al 30 por ciento. Para contrarrestar la disminución en la recaudación que esto implicaría, el ministro ha propuesto un esquema que, hasta el momento, no tiene un respaldo numérico concreto. 

Propone que los bienes improductivos en Colombia queden todos en cabeza de las personas naturales y no haya ninguno en cabeza de una persona jurídica. Estos bienes, según el ministro Bonilla, al estar en cabeza de una empresa o persona jurídica, permite a los contribuyentes deducir gastos asociados a ellos, lo que a su vez reduce la base gravable del impuesto sobre la renta. Como resultado, el impuesto efectivamente recaudado es menor.

La lógica detrás de esta propuesta es que los bienes no productivos no deberían calificar para deducciones fiscales. La propuesta sugiere que estos bienes improductivos sean transferidos a personas naturales, para limitar su capacidad de realizar deducciones fiscales. De esta manera, se espera incrementar el recaudo tributario, compensando así la reducción de ingresos que resultaría de la disminución de la tasa de impuesto sobre la renta corporativa para las personas jurídicas.
Visto de otra forma, esto significa que, bajo el esquema actual, si activos como una finca de recreo, una vivienda o un carro particular están registrados a nombre de una persona jurídica, los gastos asociados a estos activos también se consideran como parte de la empresa. Esto conduce a una reducción de la base gravable de la empresa y, por ende, del impuesto a pagar. La propuesta implica que, al transferir la titularidad de estos bienes a una persona natural, dichos gastos ya no serían deducibles. Como resultado, se incrementaría la base gravable de la persona natural, llevando a un mayor pago de impuestos sobre la renta.

Yamid tenía dificultades para comprender las explicaciones del ministro. Sin embargo, hacía preguntas válidas y útiles, pero que se perdían en el mar de la repetición de los interrogantes. Una de ellas, era cómo establecer qué bienes eran improductivos. La respuesta de Bonilla fue la de hacer un censo. Esto implicaría una carga adicional de trabajo tanto para el gobierno como para los ciudadanos. Esas ideas que parecen ingeniosas resultan ineficientes y continúan erosionando la relación entre el Estado y el ciudadano. 

“Esas ideas locuaces pero ineficientes son las que siguen desgastando la relación entre el Estado y el ciudadano.”

Sería deseable que el ministerio presentara propuestas más efectivas, teniendo en cuenta que la legislación actual no permite la deducción de gastos no relacionados con el objeto social de la persona jurídica. Esto quiere decir que cualquier intento de deducir gastos vinculados a bienes improductivos, que por su naturaleza no están asociados con la actividad productiva de la empresa, podrían ser objetados por la DIAN durante sus habituales procesos de fiscalización. La rueda ya está inventada, pero creo que el ministro no sabe que existe.

Además, es importante destacar que muchos contribuyentes registran bienes improductivos a nombre de personas jurídicas, una práctica común tanto en Colombia como en otros países con los cuales frecuentemente nos comparamos. Este enfoque se utiliza para simplificar la planeación sucesoral y la gestión administrativa, sin que ello implique necesariamente la evasión o elusión de impuestos sobre la renta o sucesiones. Si bien algunos contribuyentes pueden abusar de los esquemas tributarios, la DIAN cuenta con las herramientas necesarias para llevar a cabo una fiscalización efectiva.

“No enredemos y compliquemos más el estatuto tributario.”

Le pido al ministro y al gobierno Petro que no enrede y complique más el estatuto tributario. El empresariado apoyará la reducción de la tasa corporativa de renta a las empresas, ya que es una medida efectiva para mejorar la competitividad empresarial y fomentar la inversión. Es importante respaldar a la DIAN en sus esfuerzos de fiscalización, asegurando que no se abuse de las deducciones fiscales. Sin embargo, no tiene ningún sentido, implementar censos que impongan más reportes a los contribuyentes y desgasten al Estado. Hay que descartar propuestas que generan más cargas y confusión administrativa, y que son ineficientes. 

En su lugar, deberíamos enfocarnos en la simplificación tributaria y en la creación de instrumentos fiscales que promuevan la reindustrialización en Colombia. Desafortunadamente, el gobierno aún no ha presentado propuestas que cumplan con estos objetivos.


Si usted quiere compartirme ideas, sugerencias o comentarios acerca de esta columna o de otro tema, por favor escríbame, me interesa conocerlas.

Mi e-mail es: columnaluisarango@gmail.com
 

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas