Luis Alberto Arango
23 Junio 2023

Luis Alberto Arango

Una pausa necesaria

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El hundimiento de la reforma laboral abre la puerta para consensuar, ajustar y proponer una nueva, que cree una economía más competitiva y un mercado laboral flexible y seguro.


En medio de la discusión que ha seguido al hundimiento de la reforma laboral, un lapsus de la congresista María Fernanda Carrascal, del Pacto Histórico y coordinadora ponente de dicha reforma, es más llamativo de lo que parece a primera vista, pero no por el desliz sino por lo que en el fondo quería comunicar.

Durante su intervención en el Congreso, la congresista afirmó que el 14 por ciento de los trabajadores colombianos laboran más de 60 horas al día, aunque evidentemente, quiso hacer referencia a 60 horas semanales. Más allá de este desliz lingüístico, que podría sucederle a cualquiera dada la imposibilidad física de un día extendido más allá de 24 horas, Carrascal insinuaba que la reforma laboral del Gobierno habría rectificado tal situación. No obstante, no se evidencia en el proyecto de ley ni en su ponencia ningún artículo innovador que afronte la problemática de la sobrecarga horaria laboral.

Paradójicamente, los países con menores porcentajes de empleados trabajando largas jornadas laborales -más de 60 horas a la semana- son precisamente aquellos con mayor flexibilidad en la contratación laboral, un aspecto que la reforma laboral colombiana buscaba restringir.

Por lo tanto, detrás de la equivocación verbal y sin importancia de la congresista Carrascal, se revela una realidad más profunda y problemática: la reforma laboral que se hundió esta semana en el Congreso se basaba, en muchos aspectos, en dogmas que presentan un panorama perverso del mercado laboral colombiano, sin demostrar con claridad cómo se resolvían los problemas, y en marcado contraste con lo que realmente sí funciona en otros países con mejores indicadores laborales.

“Por lo tanto, detrás de la equivocación verbal y sin importancia de la congresista Carrascal, se revela una realidad más profunda y problemática”.

Esta situación evidencia las posiciones dogmáticas del Gobierno, alejadas de cualquier análisis comparativo sustentado y desconectadas del día a día que viven empleados y empleadores. De haberse implementado la reforma tal y como estaba planteada, habríamos estado a merced de las consecuencias negativas de una política laboral basada más en la ideología que en la realidad.

El fracaso de la reforma laboral en la última legislatura no debe convertirse en una pausa de complacencia. En su lugar, debería ser un llamado de atención y un punto de inflexión para el Gobierno, con el fin de acercar posiciones y reajustar. El hundimiento de la reforma, con sus aciertos, deficiencias y cegueras ideológicas, nos da una oportunidad para que Gobierno y contradictores estudien nuevamente y con detenimiento lo que se quiere para el futuro de la fuerza laboral colombiana.

El mercado laboral, si se desea dinámico y prometedor, exige más que buenas intenciones y agendas populistas. La encrucijada en el Ministerio de Trabajo, entre el anhelo ideológico y la realidad económica colombiana y mundial, se ha hecho evidente y palpable al leer la exposición de motivos de la reforma, así como su articulado.

En este juego de sombras y espejos se pretende emular a países con notables logros laborales, pero se ignoran las bases de sus políticas efectivas. Países como Holanda y Nueva Zelanda, por ejemplo, unos de los de mayor tasa de empleabilidad en el mundo, han logrado equilibrar la protección al trabajador con un mercado laboral fluido y flexible. Ellos, como otros países, son un ejemplo que Colombia puede estudiar y adaptar, pero que el Gobierno parece ignorar o descartar.

“En este juego de sombras y espejos, se pretende emular a países con notables logros laborales, pero se ignoran las bases de sus políticas efectivas”.

La difunta reforma laboral propuesta por el Gobierno, traía consigo preocupantes aspectos, resaltados en un agudo análisis del Centro de Estudios Sociales y Laborales de la Andi y que recomiendo leer para aquel que no se quiera quedar en los discursos apasionados del Gobierno posteriores a su derrota o en los titulares de sus contradictores. El análisis de la Andi se encuentra en un enlace presentado al final de esta columna. (1)

A la luz del hundimiento de la reforma, el Gobierno y sus defensores han optado por un enfoque propagandístico, alabando las virtudes de la reforma fallida, sin ofrecer una explicación que las sustente ni una visión clara de sus efectos en la economía. Brillaron por su ausencia los estudios económicos del Gobierno sobre el impacto de la reforma, lo que se contrapuso con detalladas y razonadas investigaciones independientes que anticiparon sus consecuencias negativas, como la presentada por el Grupo de Análisis del Mercado Laboral del Banco de la República. (2)

El Gobierno debería apartarse de su agenda ideológica y conectarse con las críticas, incluyendo las de sindicatos que no estaban de acuerdo con la reforma laboral. No es suficiente hacer oídos sordos a las críticas. (3)

Al respecto la congresista Cathy Juvinao, del Partido Verde, señaló en un trino reciente al conocer lo que había pasado con la reforma laboral, que “…es indispensable abandonar la visión maniquea y estigmatizante con la que el Gobierno está encuadrando el debate público, en donde quienes tienen preocupaciones legítimas frente a la reforma son señalados de hacer parte de un ‘golpe blando’ organizado por el ‘gran capital’ y secuestrados por ‘intereses particulares corruptos’. Aquí hay observaciones sensatas y razonables de expertos, académicos, gremios, empresarios y trabajadores. Hay que escucharlos a todos y recoger sus preocupaciones sin sectarismos ideológicos, privilegiando los datos y la evidencia”.

Juvinao concluyó diciendo “Ojalá el receso legislativo sea una oportunidad para que el presidente @petrogustavo llame a todos los sectores y partidos y convoque a un diálogo público y plural de concertación de la reforma laboral. El país la necesita y aún estamos a tiempo de hacer los ajustes para lograrlo”. (4)

Colombia no requiere una reforma laboral revolucionaria, como el Gobierno la quiso hacer ver, con el ánimo de ser pomposo y populista. Con que no sea ideologizada, es suficiente. Ojalá, eso sí, redactada con un verdadero sentido de responsabilidad hacia empleados y empleadores.

Que este revés permita que el Gobierno salga de su torre de marfil y oiga a los críticos que con argumentos han cuestionado la reforma. En lugar de avivar las llamas de la polarización, resulta mucho más constructivo abrir un espacio de diálogo con quienes se oponen, permitiendo así los consensos y ajustes necesarios.

“En lugar de avivar las llamas de la polarización, resulta mucho más constructivo abrir un espacio de diálogo con quienes se oponen, permitiendo así los consensos y ajustes necesarios”.

De presentar el Gobierno una reforma idéntica en la próxima legislatura, nos condenaremos a mantener un mercado laboral poco competitivo y rígido en detrimento de empleados y empleadores. En este escenario, la ideología efímera triunfará, dejándonos con el amargo sabor de una oportunidad perdida.

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  1. Informe de Coyuntura. Proyecto de Reforma Laboral. Centro de Estudios Sociales y Laborales de la Andi. Mayo de 2023. Puede descargar el informe en este enlace.
  2. El documento denominado “Estabilidad en el mercado laboral y análisis cuantitativo de algunos impactos del proyecto de ley de reforma laboral - Reporte de Mercado Laboral” de Mayo de 2023 se puede descargar desde este enlace.
  3. La Confederación General del Trabajo (CGT) y la Unión de Trabajadores de la Industria Petrolera y Energética de Colombia (UTIPEC) rechazaban públicamente la reforma laboral que se hundió esta semana en el Congreso.
  4. Puede ver el trino completo de la congresista Cathy Juvinao en este enlace.

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