Daniel Coronell
15 Enero 2023

Daniel Coronell

EL DEFENSOR DEL CORRUPTO

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Alberto Donadío, quien construyó por décadas un sólido prestigio como periodista investigador, ha decidido dedicarse a defender a un corrupto. Con pasión digna de mejor causa, Donadío ha escrito repetidas columnas para presentar a Carlos Gustavo Palacino, fundador y expresidente de Saludcoop, como una víctima del sistema y no como el delincuente que realmente es.

En su enardecida tarea de exculpación, Donadío ha olvidado contarles a sus lectores un detalle: el señor Carlos Gustavo Palacino ya fue sentenciado en abril de 2022 a diez años de prisión por los delitos de fraude procesal, estafa y falsedad en documento público. La condena la pidieron tanto la Fiscalía como la Procuraduría. 

La juez 49 penal del circuito de Bogotá encontró evidencias de que Palacino se apropió de dineros públicos que debían estar destinados a tratamientos médicos de los afiliados a Saludcoop. Con esa plata –que no era de la empresa sino recursos parafiscales– compró propiedades en Colombia y en el exterior, hizo préstamos a socios y adquirió vehículos de alta gama.

Además, en los últimos cinco años en el puesto, Palacino recibió 13.000 millones de pesos entre sueldos y bonificaciones extrasalariales. La tarjeta de crédito empresarial funcionaba como una vena rota. Por ejemplo, entre enero y mayo de 2009 rastrilló 505 millones de pesos en gastos de representación. Saludcoop le entregaba además un crédito rotativo. En un corte a 30 de julio de 2011 había gastado 236 millones de pesos de esa caja menor para cubrir sus gastos de bolsillo.

A través de la telaraña empresarial que armó con Saludcoop el llamado zar de la salud se hacía generosos regalos. Por ejemplo, dos bellos automóviles BMW 740i y 740Li que costaban cerca de 1.000 millones de pesos de la época y que Epsifarma puso a su disposición. Los vuelos charter se hicieron más frecuentes porque aparentemente Palacino sentía que los aviones comerciales no eran dignos de él. Mientras que Saludcoop negaba tratamientos a muchos pacientes, el doctor Palacino se daba vida de magnate.

Los desvíos de los dineros de la salud, por los cuales ya está condenado Carlos Gustavo Palacino, suman 398.000 millones de pesos.

Alberto Donadío tampoco cuenta en sus columnas que, contra ese apóstol de la salud, ese mártir de la injusticia, avanza otro proceso por falsedad en documento privado, fraude procesal y estafa. 

De acuerdo con la acusación, Palacino y su vicepresidente financiero ordenaron elaborar 2.912 cheques a proveedores de Saludcoop a quienes les debían grandes sumas. Los cheques jamás fueron entregados a sus beneficiarios, se quedaron guardados y algunos fueron anulados. Sin embargo, esos cheques, que nunca se hicieron efectivos, fueron presentados al Fondo de Solidaridad y Garantía (Fosyga), es decir al Estado, para reclamar recobros por 14 billones de pesos por atención a pacientes.

Este fin de semana Alberto Donadío decidió que tiene la incontrovertible prueba de la inocencia de Palacino porque, según él, el apoderado de la liquidación de Saludcoop desmintió a la ministra de salud, Carolina Corcho, y a mí en estos términos: “Una vez consultada la información financiera y contable de Saludcoop EPS OC, hoy en liquidación, en el sistema de información contable SEVEN, en el período mayo de 2002 a diciembre de 2022, no se evidencia que la entidad haya adquirido un bien correspondiente a canchas o campos de golf”.

La verdad es distinta. La ministra dijo que Saludcoop: “Adquirió clínicas, canchas de golf y unidades residenciales con recursos que debían destinarse a la prestación del servicio a los afiliados”. A Donadío le parece aceptable todo lo demás y solo discute lo de las canchas de golf cuya existencia niega con devoción. 

Nuevamente el columnista omite reseñar un asunto relevante: Saludcoop sí tuvo intereses en ese deporte que tanto le gusta a Palacino. En la calle 193 # 38-20 operó el “Instituto Saludcoop de Golf” que funcionaba en un terreno aledaño al Gimnasio Los Pinos, también de propiedad de la cooperativa de salud. Un video publicado en YouTube hace 14 años muestra el campo de práctica que llevaba el mismo nombre de la EPS. 

Cambio Colombia

Tampoco es cierto, como pretende Donadío, que el apoderado de la liquidación de Saludcoop me desmienta porque jamás dije lo que quiere atribuirme el oficioso defensor de Palacino. Lo que sí pregunté sobre el lujoso resort Villa Valeria hace 12 años y reitero hoy es: “¿De dónde sacaron fondos los dirigentes de un grupo cooperativo para hacer tamañas inversiones?”.

Me parecía de interés público en ese momento –y me sigue pareciendo ahora– la identidad de muchos de los propietarios de suites y casas en Villa Valeria. La mayoría eran proveedores del gigantesco grupo Saludcoop: el Centro de Diagnóstico en Citopatología, United Pharma distribuidora de medicamentos, la IPS Diosalud, Laboratorios Genfar, la firma JHAV McGregor S.A., que le prestaba servicios de auditoría a la EPS; Angiografía de Colombia, la farmacéutica Biopas. El gerente de Closter Pharma, Rhildo García; los dueños de la IPS Prevensalud y de Amarey Nova Medical, entre muchos otros.

Dos fuentes me aseguraron que comprar en el resort era una forma de mantener los negocios con Saludcoop y de mejorar el cumplimiento de los pagos por servicios prestados. 
Allí también compró dos casas Esteban Cobo Vásquez, rector del Colegio Los Pinos, presidente de la junta directiva de la aseguradora cooperativa Seguros La Equidad y, lo que es más importante, dueño de la empresa Esteban Cobo SAS, que se encargaba de efectuar los cuestionados recobros de Saludcoop ante el Fosyga.

También Julio César Turbay Noguera adquirió dos casas en Villa Valeria, por cierto, por la mitad del precio que pagaron casi todos los demás propietarios. El joven Turbay es hijo de Julio César Turbay Quintero, quien se convertiría en contralor general de la república. Cuando el papá ya era contralor, Julio César Turbay Noguera y su hermano Alejandro armaron una empresa llamada Equilibrium Consulting Group. Esa compañía asesoraba a Saludcoop en asuntos de ecoeficiencia.

Por eso, el contralor Turbay se declaró impedido para investigar a Saludcoop y con él toda la Contraloría. Mientras estuvo en ese puesto jamás hubo la menor indagación. Estas empezaron únicamente cuando Sandra Morelli llegó al cargo.

En la Edificadora Restrepo S.A., promotora de Villa Valeria, los  socios fundadores eran Carlos Gustavo Palacino y Jaime Barrero Fandiño, presidente de la junta directiva de Cafesalud, otra de las empresas del grupo Saludcoop. Como gerente de la empresa promotora figuraba María Cristina Puerto, esposa de Palacino.

Donadío, se pega de la respuesta del apoderado de la liquidación, para concluir velozmente que, a pesar de todos estos indicios, Villa Valeria jamás tuvo que ver con Saludcoop.

Llevo 12 años guardando celosamente una prueba que quizás resulte indicativa. Para esa época no la podía mostrar por la seguridad de una fuente de información pero el peligro ha desaparecido y llegó el momento de que el país la conozca.

Un documento de Excel que analiza el presupuesto y flujo de caja del proyecto de Villa Valeria, fue elaborado en 2007 en computadores de Saludcoop. La metadata del documento indica que su autor es un usuario que se identificaba como jangulo y que el computador donde se adelantaron las simulaciones financieras pertenece a Saludcoop EPS. 

Imagen Meta Data

 

Hace un tiempo lo dije y quiero reiterarlo: no tengo dudas acerca de la honorabilidad de Alberto Donadío, cuya carrera respeto y admiro. Creo que está equivocado al empeñarse en defender a un estafador que se dio la gran vida con los dineros destinados a salvar vidas y a aliviar el dolor.
 

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