Esta es la historia de cómo el gobierno de Iván Duque deformó, en tan solo cuatro años, el Departamento Nacional de Planeación, DNP. Pasó de ser un ente técnico de académicos, a un fortín burocrático, que se llenó de corbatas que viven de la teta del Estado y otras que han estado involucradas en corrupción.
Para esto es importante el contexto de la denuncia hecha por Valeria Santos y Sebastián Nohra, sobre cómo se habrían pagado aproximadamente 500.000 millones de pesos en coimas de las regalías que, por ley, deberían estar destinadas a la paz. En esa película de terror, actores del DNP hicieron papeles principales y secundarios.
Increíble. Por eso, con el fin de entender cómo sucedió esta transformación de una entidad técnica a una que está en el ojo del huracán de los escándalos de corrupción, es necesario ir a la ley. El 29 de octubre de 2021 el Departamento Administrativo de la Presidencia, Dapre, emitió un concepto favorable a la modificación de la planta de personal del DNP. Con eso lo convirtieron en un fortín de burocracia política.
Este cambiecito se hizo como un regalo decembrino. El Decreto 1894, firmado en grande y con sharpie por el presidente Duque, se realizó el 30 de diciembre de 2021, a altas horas de la noche. Para que pasara desapercibido y empezar el 2022 con este detallito del Niño Dios. Como quien no quiere la cosa, pero sí la quiere, ya que, con esa modificación, se alteró la estructura de la entidad, eliminando 76 cargos técnicos y creando 193 de asignación a dedo.
Aunque el Dapre y la DNP establecen que esos cambios en la planta de personal se hicieron sin costo para la función pública, y varios de esos cargos siguen sin ser asignados, lo cierto es que, gracias a esto, el gobierno pudo cambiar la planta del DNP de 387 a 504 empleados. Es decir, la bobadita de 117 puesticos más para la mermelada. La misma que dicen que nunca han probado. Que nunca han repartido. Que nunca han untado.
Pues bien, de los mismos productores del decreto como regalo navideño, con más de 100 puestos sin que nadie se dé cuenta, llega la regulación de reyes magos para nombrar funcionarios con dudosa experiencia.
El decreto 110 del 25 de enero de 2022, también firmado por el presidente Duque con sharpie y en grande, nombró a Lorena Garnica de la Espriella en la subdirección general de Descentralización y Desarrollo Territorial del DNP.
Un poco de contexto. Antes de que llegara la señora Garnica al cargo de Planeación, estaba encargada de todos los temas territoriales del DNP la funcionaria Amparo García Montaña, quien llevaba más de 20 años en la entidad. En el momento de la reestructuración, en diciembre de 2021, a García la cambiaron a un puesto de menor relevancia para nombrar a Garnica en los temas territoriales.
Esto es raro. Pero lo grave viene ahora.
La nueva funcionaria del DNP fue asesora del exministro Andrés Felipe Arias y fue pieza fundamental en el diseño del programa Agro Ingreso Seguro, AIS. Tanto así que, en el año 2011, junto con otros funcionarios de alto nivel del Ministerio de Agricultura, fue llamada a audiencia ante la Fiscalía General de la Nación.
Garnica de la Espriella participó en representación del exministro Arias en una cumbre de la Junta Interamericana de Agricultura, que se cumplió en Guatemala en julio de 2007 para tratar, como especialista, el programa de AIS. En 2008, siendo ministro Arias, Garnica de la Espriella apareció como secretaria general del Banco Agrario, en un informe de gestión en el que se afirmaba que AIS continuaba “siendo el principal programa de financiamiento para el sector”.
Ya todos sabemos cómo salió eso.
En 2009, lo que parecía el más innovador programa del gobierno de Álvaro Uribe Vélez para el campo, quedó al descubierto, gracias a un artículo de la revista Cambio, como uno de los escándalos de corrupción que más han dado de qué hablar en el país durante la última década. No lo digo yo, lo dicen las sentencias judiciales.
Gracias a la investigación, se pudo determinar que no fueron los campesinos los que terminaron recibiendo las ayudas estatales, sino los grandes terratenientes colombianos. Y que, además, 45 empresarios financiadores que aportaron 549 millones de pesos a la campaña electoral del expresidente Uribe, recibieron la bicoca de 33.000 millones de pesos de recursos de ese programa. Buena rentabilidad, apenas del 6.000 por ciento.
Pues bien, la misma funcionaria que asesoró al exministro que hoy está preso por ese caso, es en este momento la persona a cargo de la Subdirección General de Descentralización y Desarrollo Territorial de Planeación Nacional. Y gracias al Decreto 473 de este año, esa subdirección tiene una planta de casi 60 funcionarios, de los cuales más de 20 son de libre remoción, en la que cuenta con tres direcciones técnicas de la DNP.
Así, Garnica de la Espriella es la encargada de las oficinas territoriales de Planeación, tiene una disposición presupuestal de más de 280 millones de pesos al mes para contratación y nómina, pero, sobre todo, es la encargada de la relación de esa entidad con todos los gobernadores y alcaldes del país. Un verdadero milagro que la hayan puesto en ese puesto en pleno inicio de año electoral. Seguramente por la excelente experiencia con la entrega de subsidios de AIS.
Pero su protagonismo con este gobierno no es de ahora. Antes de estar en Planeación, Garnica de la Espriella fue una gran contratista del gobierno de Duque, lo que muestra que ha sido consentida por la administración actual desde hace un buen tiempo.
Ante estos hechos, el equipo investigativo de esta columna consultó por medio de un derecho de petición a la directora del DNP, Alejandra Botero, sobre este nombramiento y su conocimiento del papel de Garnica de la Espriella en el escándalo de Agro Ingreso Seguro.
La respuesta de Botero fue que, básicamente, sí sabían de esto, pero no les importó. Y que no podía dar opinión alguna sobre el escabroso escándalo y la importante participación de su funcionaria en el tema, ya que no existe ninguna condena en su contra. Sin pecado concebida.
Eso es cierto. Pero los estamentos del Estado, y en especial los entes como Planeación Nacional, que proyectan la inversión pública y en particular el uso de las regalías, que para 2021-2022 totalizaron el bocadito de 17,3 billones de pesos, deberían volver a ser mucho más rigurosos en esos nombramientos y no simplemente hacerlos a punta de decretos firmados en grande por un presidente chiquito.
El tamaño de su firma termina siendo una lamentable metáfora de un gobierno menor, que constantemente quiso presentar grandes logros, pero que la mayoría son pasajeros y borrables, como la tinta del sharpie. Duque quiso dejar una firma grande, para la historia, como la de Picasso. Pero en lugar del Guernica, nos dejó engrampados con Garnica. Demostrando que de la improvisación a la genialidad hay mucho más que un autógrafo grande.
