Johana Fuentes
14 Noviembre 2022

Johana Fuentes

A Dios rogando…

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Como la crónica de una muerte anunciada, el fracaso en el intento de gravar las iglesias estaba cantado, sin embargo, logró llegar con vida a la conciliación. Fue allí donde se les hizo el milagrito por cuenta de un bajo chantaje que dejó al descubierto –una vez más– qué tipo de Congreso tenemos.

Parece increíble que después de haber pasado todos los debates, la reforma tributaria tambaleara por la inclusión de este impuesto, pero más increíble aún es que el gobierno cediera ante la amenaza de quienes pidieron excluir el artículo a cambio de no hundir el proyecto.

A nadie le sorprendió que el Centro Democrático, los conservadores, Cambio Radical, La U y los liberales –uno de los partidos que más presionó– firmaran la carta amenazante, la sorpresa fue que aparecieran nombres del Pacto Histórico y la Alianza Verde, colectividad a la que pertenece la representante Katherine Miranda, autora de la iniciativa y quien se quedó prácticamente sola en esa lucha.

La senadora Andrea Padilla, copartidaria de Miranda, fue una de las firmantes.  Lo hizo a nombre de la bancada, contradiciendo la decisión de apoyar el impuesto a las iglesias. Coincidencialmente, después de ese espaldarazo al chantaje de los otros partidos, revivió y quedó en el texto de la reforma un artículo de Padilla para cobrar IVA por la venta de mascotas. Es innegable que incentivar la adopción de animales de compañía es una gran noticia, lo que se cuestiona es la forma. Dos congresistas de la Alianza Verde, que pidieron reserva de su nombre para no generar más roces de los que ya hay dentro del partido, me dijeron que la senadora Andrea Padilla les había contado que firmó la carta a cambio de la inclusión de dicho artículo. Ella lo niega y atribuye todo a un “berrinche” de la representante Miranda.

Lo que no se puede negar es el desfile de líderes religiosos en el Congreso el día de la conciliación por cuenta, entre otros, de la senadora Lorena Ríos de Colombia Justa Libres, Karina Espinosa del Partido Liberal y Mauricio Giraldo del Conservador. Justo antes de que se votara, los congresistas convocaron a una jornada de oración en el Capitolio dirigida por el sacerdote Ángel Agudelo y el pastor Ricardo Rodríguez, de la iglesia Avivamiento. Según los organizadores, este ritual religioso nada tenía que ver con cuestiones políticas –¡El Congreso está lleno de coincidencias!– y  se hizo para orar por la salud de los legisladores, en especial por la del presidente del Congreso Roy Barreras, lo raro es que Barreras ni siquiera estaba enterado.

Las oraciones les funcionaron –el lobby también– y el impuesto se cayó, como dice el refrán popular: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Evidentemente para el gobierno este artículo tampoco fue una prioridad, los ministros de Hacienda e Interior guardaron silencio ante el chantaje de los congresistas y en los pasillos del Congreso se comentaba que no iban a arriesgar la tributaria por defender una causa ajena.

No es una novedad que los políticos tengan agenda oculta e intereses por debajo de la mesa cuando toman decisiones, pero no podemos seguir normalizando esas vergonzosas prácticas y el gobierno tampoco les puede seguir entregando un cheque en blanco cada vez que requiera del apoyo legislativo

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