Rodrigo Lara
9 Noviembre 2022

Rodrigo Lara

El gota a gota del Icetex

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No sé si somos realmente conscientes de lo que viven centenares de miles de jóvenes bajo el yugo de una deuda con el Icetex. Estamos hablando de cerca de 880.000 muchachos con un crédito en esa entidad, de los cuales el 91 por ciento de ellos proviene de hogares de estratos 1, 2 y 3. Esto representa un poco más del 13 por ciento de todos los 6,4 millones de jóvenes entre los 16 y los 24 años que en 2020 habían obtenido o estaban cursando algún título de educación superior, y que hacen parte del universo de 10,9 millones de jóvenes en ese rango de edad. 

¿Cuál es la principal característica de uno de esos créditos con el Icetex? ¿Qué los hace distintos de los demás créditos? La respuesta está en el anatocismo, es decir, en la capitalización de intereses, una práctica prohibida por la ley colombiana para todos los créditos que se otorguen en el país, con excepción de los estudiantiles. 

 Cuando un muchacho entra a la universidad con financiación del Icetex, durante su carrera no paga cuotas de su crédito, pero durante esos años su deuda sí causa intereses que se suman mensualmente al capital. Mes tras mes, los intereses sumados al capital causan intereses cada vez más altos y un capital adeudado cada vez más alto. Un ciclo infernal. 

Cuando el muchacho termina su carrera universitaria y entra a la vida profesional, lo arranca endeudado y con desventajas y sometido a unas cuotas mensuales que oscilan entre los 600.000 y 800.000 pesos, monto que representa cerca de la mitad de los dos salarios mínimos que se gana en promedio un recién graduado descontando los aportes parafiscales y la seguridad social. Y muchas veces el recién graduado no consigue trabajo sin que el sistema actual prevea el congelamiento de su deuda. 

Por todas estas razones quiero exaltar y felicitar la reciente reforma anunciada por el Gobierno nacional. La reforma anunciada por Mauricio Toro, director del Icetex, y por Alejandro Gaviria, ministro de Educación, sin lugar a dudas transforma el Icetex en una entidad condescendiente con la realidad de la juventud. Se elimina la capitalización de intereses para los nuevos créditos y de ahora en adelante los deudores solo pagarán el capital más el IPC. Sin lugar a dudas una reforma que estábamos esperando hace mucho tiempo. 

Por otro lado, el Icetex anunció también que para los créditos vigentes se empezará a aplicar la Ley 1911 de 2018 que introduce el pago de cuotas proporcionales a lo que se gana mensualmente con su trabajo concreto cada deudor. Un sistema que ajusta razonablemente las cuotas a los ingresos de cada uno de los deudores y que permite que el pago del crédito se congele cuando el joven queda desempleado. Con mucha satisfacción, me perdonarán la cuña, esa ley la presenté por primera vez en 2016 estando en la Cámara de Representantes, y después de mucho esfuerzo logramos aprobarla en 2018. 

Esta ley lleva aprobada desde 2018 pero lamentablemente el gobierno anterior la encajonó durante cuatro años. Un punto importante que quiero resaltar es que esa ley establece una tasa de contribución al financiamiento de las cuotas contingentes al ingreso a cargo de las universidades, con una escala que varía según la tasa de deserción de estudiantes de las universidades que se beneficien con la matriculas apalancadas por el Icetex. 

Lamentablemente muchos jóvenes terminan enganchados por universidades de mala calidad, que invierten más en publicidad y reclutadores que en calidad y profesores de buen nivel. Según un estudio de la Universidad Javeriana, menos de la mitad de los estudiantes entran a universidades acreditadas con alta calidad, mientras que el 61 por ciento lo hace a planteles sin ningún tipo de acreditación educativa. Se trata de fundaciones de educación superior o mal llamadas universidades que en muchos casos se financian con los estudiantes endeudados con el Icetex y que muestran una altísima tasa de deserción. La Ley 1911 de 2018  pone a que esos mercachifles de la educación a que paguen esa tasa en la medida del número de estudiantes con deuda Icetex matriculados y según la tasa de deserción. 

Felicitaciones de nuevo a Mauricio Toro y a Alejandro Gaviria por la transformación que está viviendo el Icetex. Una última invitación que les hago es a que supervisen la aplicación de la Ley 1886 de 2018, con la cual prohibimos el traslado al deudor del cobro prejurídico de sus obligaciones en mora, una práctica infame y corrupta diseñada para enriquecer a selectos abogados cobradores y sus call centers, y que daba el mismo tratamiento a los créditos sociales para la educación superior con el que se cobran las creencias de consumo de una tarjeta de crédito. Un negociado diseñado para lucrarse con la tragedia de jóvenes quebrados por el peso de la capitalización de intereses y el desempleo crónico que azota a la juventud. 

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