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Nadie en el mundo se toma en serio a Liberland. Nadie. Croacia, uno de los dos países con los cuales dice limitar, afirma que su fundación se trata de una broma y nada más. Y Serbia, el otro vecino, lo considera algo frívolo. Sin embargo, el inventado país tiene una embajada de mentiras en la isla española de Tenerife. Y en algún lado leí que un consulado en el Tolima. En la inexistente nación no hay edificaciones, ni vías, ni nada excepto muchos árboles. Nadie vive allí. Son 7 kilómetros cuadrados de bosque con una casa abandonada, un territorio más pequeño que los 10 de Neverland, la famosísima casa-finca de Michael Jackson en Estados Unidos.

Neverland es también el País del Nunca Jamás, la isla donde vivía Peter Pan, el caprichoso e inmaduro niño que se negaba a crecer, un poco por su aversión al mundo de los adultos, el de normas, leyes y compromisos por cumplir. En este punto es importante recordar que es la creación literaria de un escritor escocés. Dirán ustedes que es una obviedad insistir en que Peter es un producto de la fantasía. Pero, en Manizales creen que Liberland existe. Por eso, mejor aclarar.

En Colombia, únicamente en Colombia, hay un alcalde que firmó un contrato con ese inexistente país. Qué vergüenza damos. Qué poco somos. Qué gobernantes tenemos. Y qué pésimos electores terminamos siendo, también hay que decirlo. Porque el alcalde de Manizales no llegó solo al primer cargo de la ciudad. No. Lo eligieron 75.000 habitantes de la capital de Caldas. También tienen su culpa.

Al alcalde Carlos Mario Marín deberían revocarlo ya mismo. Y si no, por pura vergüenza debería renunciar. En el acto. Qué es esa majadería, esta patria de a peso que termina siendo Colombia entera por cuenta de tamañas ineptitudes que nos humillan. Cómo así que firma un convenio con un tipo de ese inexistente país que hasta prontuario parece tener. No hay derecho. Los colombianos sí que nos pasamos de bobos, aguantamos todo, el uso y el abuso. En Ecuador sacaron a sombrerazos a tres presidentes en ocho años: Bucaram, Mahuad y Gutiérrez. Acá, todos hacen y deshacen y nunca pasa nada. Y nos burlamos del país vecino con el cuento de que somos el coloso del norte. Ja. No damos ni tristeza.

Antes es que este país no ha explotado. Se lo han robado, se lo roban y por lo visto, se lo seguirán robando. Lo han insultado, lo han menospreciado, lo han vituperado. Y todos ahí, incluyéndome, tan tranquilos, pendientes del diario, embobados con el rebusque, dejando que hagan con nosotros lo que se les da la gana.

Y qué tristeza de ciudad. ¿No había nadie más en Manizales para manejarla? Conozco tanta, tan maravillosa y tan talentosa gente de ese departamento que me resulta inconcebible que hayan elegido como alcalde a alguien con tremendo criterio. Los que votaron por él deberían renegarlo en público, los políticos que lo apoyaron tendrían que ofrecer disculpas a la ciudad. Y al país entero. Los que siguen confiando en el alcalde harían bien en despertar, en reaccionar, en recular, en protestar. Los que viven en esa ciudad y no les importa lo que está pasando, ojalá se pellizquen entre ellos, ojalá pase algo, una cachetada colectiva, un diluvio que los resucite, una helada repentina que les hiele la sangre y los haga unirse a un pedido colectivo de explicaciones de esto que no tiene explicación. Ojalá pase algo, en serio. No es justo que el alcalde siga así no más, tan campante, tan caradura, sin decir nada del tema. No, los pocos que exijan algo ahogarán su grito en el importaculismo de este país. Nos lleva el que nos trajo.

¿Cuántos filtros hay para llegar al alcalde de una ciudad como Manizales? ¿Cuántos asesores tiene el alcalde? ¿Cuántos funcionarios y contratistas de alto nivel hay en la Secretaría de las TIC y Competitividad de Manizales? Aunque competitivos no son, eso ya quedó claro. 

Cómo es que nadie le dijo al alcalde: alcalde, me parece como raro eso de Liberland, suena como de mentiras, además ese tipo es medio charlatán, en internet aparece implicado en estafas y cosas así… Alcalde, parece que Liberland realmente no existe como país. Alcalde, si firmamos eso, vamos a quedar un poco mal.

Y a todas estas, ¿nadie en la alcaldía estudió geografía en el colegio? ¿Ninguno tiene Google en el celular? ¿Era muy difícil escribir Liberland en el navegador y encontrarse de primerazo con que es una micronación, es decir, “carece de reconocimiento de los demás estados”, ”ocupa un territorio muy pequeño o imaginario”, “no posee ninguno de los atributos del Estado”? Y varias cosas así.

Este hombre se ve que no realiza el mínimo esfuerzo. Y no lo hace porque no le importa. Porque sabe que nada va a pasar, porque sabe que no lo van a echar del puesto, porque se cree rey de esa tierra, de Mariland (la tierra del alcalde Marín), benefactora de Liberland, unidos para enseñar inglés a cuanto incauto se atraviese por ahí.

Es que ni siquiera lee el alcalde politólogo egresado de la Universidad Autónoma de Manizales a donde —por lo visto— no fue o no le dieron clases de Geopolítica. Cómo es que le exalta en vivo y en directo, al supuesto enviado de un inverosímil país, que peleó en la guerra del Vietnam y que de allí salió herido. Por Dios, todos, absolutamente todos sabemos cuánto hace que pasó la guerra del Vietnam. Cualquier ser humano con dos dedos de frente haría cuentas rápidas y sabría que, si alguien estuvo en Vietnam, al menos al final de la guerra, tendría hoy mínimo, mínimo 65 años. Y el señor, un tal Randy Thompson, con el que firma el convenio, fácilmente no revela esa edad. Qué clase de alcalde es ese. Escribo esto y me recorre el particular friíto que se siente cuando uno tiene vergüenza, pena ajena decimos por acá.

Ese alcalde de Manizales no es un tipo serio, no es un gobernante digno de esa ciudad, es un completo fracaso como burgomaestre, es una decepción para sus electores y avergüenza a todos los colombianos porque —además— ahora somos el hazmerreír en América Latina. CNN en español nos trató con cariño mientras contaba la ignominia nacional titulando su reportaje: “El macondiano acuerdo del alcalde de Manizales, en Colombia, con Liberland, un país de papel donde nadie vive”.

Con razón no nos toman en serio.

En un país serio, ese alcalde se iría por la puerta de atrás, calladito, con el rabo entre las piernas. Debería irse, por ejemplo, a Liberland. Aunque, la verdad, me temo que no lo van a recibir. Por inepto.

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