Johana Fuentes
19 Julio 2022

Johana Fuentes

Mentiroso

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El discurso de Iván Duque durante la instalación del Congreso fue el fiel reflejo de sus cuatro años de gobierno: desconexión, indolencia, soberbia y ego. Desperdició su última oportunidad de hablar con franqueza y demostró que jamás estuvo a la altura de las necesidades y de la realidad del país. 

Sin el más mínimo reparo, Duque comenzó diciendo: ¡Hemos cumplido!, para luego empezar a enumerar lo que para él fueron los logros más importantes de su gestión, pero que más bien se parecía a la descripción de un país de fantasía en el que todo funciona perfecto.

Uno de los puntos que más indignación causó fue el de su programa Paz con Legalidad. Duque dijo que este ha sido “el Gobierno que ha brindado más tierra a los campesinos de Colombia”, lo que le valió que la oposición le gritara: “¡Mentiroso!”.  También aprovechó para lanzarle una indirecta a Gustavo Petro al afirmar que “se puede hacer justicia en el campo sin expropiaciones”. 

Ahí no paró la cosa, se atrevió a decir, con absoluto descaro, que le ha brindado todo el apoyo necesario a la Jurisdicción Especial para la Paz y a la Comisión de la Verdad. ¡Otra mentira! Se le olvida al presidente que su campaña se hizo alrededor de promesas para hacer trizas el Acuerdo de Paz, y que estando en el poder los ataques y reclamos a la JEP no se hicieron esperar. Además, durante su mandato se le recortó el presupuesto cuatro veces a esta justicia y de la mano del Centro Democrático intentó quitarle facultades.

En cuanto a la Comisión de la Verdad, para no ir muy lejos, Iván Duque no estuvo presente en la presentación del Informe Final y sin haberlo recibido y leído ya había lanzado juicios sobre este: “La verdad no puede tener sesgos ni ideologías, no puede tener prejuicios”. 

Otra de las frases que caldeó los ánimos fue la que hizo referencia a la protección de los líderes sociales: “Como Gobierno actuamos brindando a más del 88 por ciento de los líderes de nuestras comunidades, garantías para su protección”. Sin embargo, las cifras demuestran todo lo contrario. Según Indepaz, durante su gobierno han sido asesinados 930 líderes y defensores de derechos humanos y han ocurrido 261 masacres. 

En medio del discurso –y subiendo el tono de su voz– rindió un homenaje a los soldados y policías: “A los héroes de Colombia, les reiteramos que estamos y estaremos siempre de su lado, porque ustedes son el sostén de la democracia”. En contraste, no hubo una sola palabra para las familias de los 44 jóvenes asesinados durante el paro nacional, aunque por esos crímenes hoy se investiga a varios miembros de la fuerza pública. Lo que sí hizo el presidente fue sacar pecho con la matrícula cero para estudiantes de estratos 1, 2 y 3, cuando esta política se implementó como resultado de las conversaciones con el comité del paro, ya que era una de las peticiones del pliego presentado.

Duque también resaltó los resultados de la Ley de Acción Climática y la Ley de Delitos Ambientales, pero se le olvidó mencionar que en este tema –y pese a su compromiso ante la comunidad internacional y a que somos el país donde más asesinan líderes ambientales – su gobierno quedó en deuda con la ratificación del Acuerdo de Escazú.

Otra de las mentiras fue decir que las mujeres han sido protagonistas de este Gobierno, pues incumplió la paridad, no hubo una representación significativa y no desperdició oportunidad para irse en contra de la legalización del aborto. 

Iván Duque se va con un 68 por ciento de desaprobación, abucheado, sin escuchar a la oposición –como ha ocurrido en años anteriores–, y creyendo que fue el mejor presidente de un país que solo existió en su cabeza. 

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