Yohir Akerman
8 Mayo 2022

Yohir Akerman

Unidad Nacional de Espionaje

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La Unidad Nacional de Protección, UNP, está utilizando dispositivos tecnológicos en sus vehículos, que pueden ser usados para espiar ilegalmente los movimientos y sucesos de las personas que deben proteger. 

Una situación similar a la del extinto DAS, en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, que usó los recursos de esa entidad, sus funcionarios y el aparato de inteligencia del Estado para hacer espionaje ilegal en contra de magistrados de la Corte Suprema de Justicia, dirigentes políticos de oposición y periodistas. Pero ahora en la UNP del presidente Iván Duque. 

Vamos por partes. 

Para evidenciar esta investigación, enfoquémonos en el grave caso que ha sufrido una periodista en particular, que nos hace entender el alcance del programa y de la tecnología que tiene la UNP, para posiblemente hacer espionaje de sus protegidos. 

Su nombre es Claudia Julieta Duque. Es la periodista que descubrió que dirigentes del DAS, como el exsubdirector José Miguel Narváez Martínez, estaban detrás del crimen de Jaime Garzón. También del posterior montaje en el proceso judicial que se hizo para mantener en la impunidad el caso durante dos décadas. 

Vale la pena recordar que en ese delito participaron agentes del Estado y miembros de las autodefensas, mancomunadamente y que Narváez Martínez, fuera de ser parte de la entraña de los paramilitares, era parte del núcleo íntimo del expresidente Uribe Vélez.

Pero volvamos a la periodista. Entre los años 2001 y 2010, Claudia Julieta ha sido perseguida, espiada y víctima de tortura psicológica agravada, considerado un crimen de lesa humanidad, por su labor investigativa en la participación del DAS en el caso Garzón. Las amenazas en su contra, lamentablemente, se volvieron rutinarias y con carácter continuado.

Por esa razón, desde 2003, la periodista ha tenido asignado un esquema de seguridad a raíz de que, después de un análisis de riesgo, se encontró que su valoración era de peligro ‘extraordinario’. Pero en el mes de febrero de este año la periodista renunció a ese esquema de seguridad por los elementos que vienen a continuación. 

A inicios del año 2020, Claudia Julieta fue informada, por cuatro fuentes diferentes al interior de la UNP, sobre un plan ilegal, a partir del cual se estaban registrando sus movimientos a través de un dispositivo GPS instalado en el vehículo blindado que le fue otorgado para su protección. 

Después de investigar más sobre el tema, y de varias denuncias que Claudia Julieta realizó ante la Fiscalía y diversas organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos y libertad de prensa, el Ministerio de Relaciones Exteriores se pronunció. Lo hizo ante la CIDH, con un oficio fechado el 23 de junio de 2021, en el que básicamente admitió que esto era verdad y que, óigase bien, la UNP monitorea los movimientos de todos sus vehículos con una “herramienta de verificación”. Todos.

La justificación de la UNP para hacerlo, es que se hace necesario para “la trazabilidad del cumplimiento de los hombres de protección en las actividades y la capacidad de reacción de la entidad en caso de cualquier situación de riesgo que comprometa la vida e integridad de la protegida”.

Respuesta

Suena técnico. Pero termina siendo espionaje.

Claudia Julieta nunca tuvo conocimiento oficial de dicho monitoreo. Nunca dio su consentimiento para que se hiciera la trazabilidad de todos sus desplazamientos, lo que terminó constituyendo un espionaje ilegal a sus movimientos, efectuados con insumos del Estado y una ruptura de seguridad generada, precisamente, a través del esquema de seguridad que debía protegerla.

Para demostrar esto, esta columna tuvo acceso a un archivo en Excel con un registro pormenorizado y detallado de los movimientos del vehículo con placas UUK731, una de las camionetas que fue usada para el transporte de la periodista Duque hasta el pasado mes de febrero. Registro que incluye, entre otros datos: movimientos de la protegida con fecha y hora; rumbo del vehículo hasta con la velocidad; y localización, con ubicación y direcciones exactas en donde ha estado. 

Pero eso no es lo más asustador. 

La tabla de Excel oficial de la UNP también incluye cruce de información o conexión remota con el teléfono móvil de la periodista, e información sobre si el celular estaba encendido o apagado, en línea y si tenía el GPS encendido. Y un link de Google Maps que lleva la ubicación exacta, análisis que, en algunas circunstancias, se hacía cada hora, y en otras, cada 15 minutos.

Excel

El problema va más allá. Algunas de las camionetas de la UNP no solo tienen ese sistema de GPS y cruce de información con el celular del protegido. También otros dispositivos que igualmente resultan invasivos de la privacidad e intimidad, como lo son una cámara infrarroja que puede tomar fotografías, un sensor de fatiga, un sensor can-bus que, si bien puede monitorear el estado del vehículo, también se conecta, sin consentimiento de la persona protegida, a todos los dispositivos electrónicos con acceso a internet que vayan dentro de la camioneta. 

Los tipos de sensores o dispositivos que tienen los vehículos asociados a este sistema, entre ellos el GPS propiamente dicho y todo el sistema de transmisión de información como cámaras, son sistemas que también podrían permitir operar la computadora interna del carro. Esto es peligroso ya que la configuración de dispositivos permitiría una serie de comandos que, entre otras cosas, pueden controlar los seguros de las puertas, podrían apagar remotamente el vehículo, bloquear la señal del celular o tomar fotografías del interior.
 

Grafico 3

De película. Película de espionaje y terror. 

La UNP ante estos temas ha respondido que sí tienen acceso a todos esos datos, pero que tienen una fuerte política de privacidad de esa información. Insuficiente y más con lo que viene a continuación. 

Una pesquisa más profunda demuestra que el manejo de esos datos tan sensibles de los protegidos, es subcontratado a empresas externas, una de ellas denominada SatControl SAS, compañía prestadora del servicio de GPS. Esta empresa ha indicado que ellos no son responsables por la seguridad de esa información “ni se responsabilizan por cualquier consecuencia derivada de fallas técnicas o del ingreso indebido por parte de terceros a la Base de Datos o Archivo en los que reposan los datos personales de los protegidos”.

SAT

¿Entonces quién es responsable de algo tan sensible? La UNP dice que manejan este tema con cuidado, pero lo tercerizan a una compañía que tampoco asegura ser responsable de la seguridad de esos datos. Al final, esa información tan delicada de los protegidos de la entidad queda expuesta, lo que hace fácil o viable que termine en malas manos. 

En el caso de Claudia Julieta Duque, como en muchos otros, es un gran riesgo más que una protección. Y eso podría conducir a una posible responsabilidad del Estado por la deformación que se da de la obligación de protección para convertirla en espionaje. 

Es importante recordar que la periodista Duque es una persona que fue amenazada y torturada psicológicamente por descubrir los tentáculos del DAS con el asesinato de Jaime Garzón. Y que, después de acabado el DAS por el escándalo de las escuchas ilegales conocido como las ChuzaDAS y el espionaje ilegal que hicieron a opositores del gobierno de Álvaro Uribe, la mayoría de los funcionarios de seguridad del DAS pasaron a la UNP a ejercer trabajo de seguridad y escoltas.

Ciertos funcionarios de la UNP, no todos y eso es importante subrayarlo, terminaron trayendo las mismas prácticas que tenían en el DAS, fundamentalmente de espionaje. Pero ahora con acceso a una información que resulta casi igual de grave que las chuzadas, pero con un nivel aún más intensivo y detallado, ya que puede hacerse en todas las camionetas de la UNP.

Todo esto con el agravante que puede producir un nivel de datos pormenorizado de monitoreo de los protegidos que les interesen, o que resulten incómodos para el gobierno o para la entidad. Como en el pasado lo han sido magistrados de la Corte Suprema de Justicia, dirigentes políticos de oposición, defensores de derechos humanos y periodistas. 

Ese es el caso de Claudia Julieta Duque en donde el ratón terminó cuidando al queso y la Unidad Nacional de Protección acabó actuando en su contra como una Unidad Nacional de Espionaje. 

@yohirakerman; akermancolumnista@gmail.com 

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