Paola Herrera
16 Mayo 2023

Paola Herrera

Autocrítica

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El presidente de la república, Gustavo Petro, ha hecho un llamado a los medios de comunicación para ´evaluar´ el relato periodístico. Aprovecho este espacio para sumarme al debate; uno que protagonizamos todos los días periodistas, medios de comunicación y los creadores de contenido. Más allá de las críticas de un lado y del otro, y del ambiente tóxico que existe alrededor de la labor de los medios de comunicación masiva, es necesario que abramos un espacio a la autocrítica y a la reflexión. 

Empezamos con la autocrítica. No podemos negar que cometemos cientos de errores en el día a día y que tal vez sea culpa de la inmediatez, del cansancio o del despiste. Errores que no podemos exculpar, pero podemos entender. Los periodistas tenemos la responsabilidad de informar bajo los pilares de la verdad, la imparcialidad y el buen juicio.
 
Precisamente es esa imparcialidad la que debería ser nuestro faro para evitar que se utilicen los medios de comunicación masivos para defender intereses particulares, darle sesgo a la noticia o imponer nuestra postura política en los diversos espacios informativos.

Esas conductas son el pan diario hoy en Colombia y por eso las audiencias nos juzgan, nos tachan y nos exigen más rigor. Claro, a ellas nos debemos y, por ende, no podemos creer a ciegas que somos todopoderosos o que estamos por encima del bien y del mal, ignorando lo que la gente quiere, busca y necesita. 

Pese a este desalentador panorama, existe una inmensa mayoría de comunicadores que ejercen su labor de la manera más apropiada. Son cientos los colegas que hacen un gran trabajo y que se esmeran por entender y ejecutar lo que significa realmente el periodismo, que es informar de forma responsable y promover la democracia.

Lo cierto es que cada día aumentan las quejas de quienes están viendo en los líderes de opinión y periodistas muy influyentes, prácticas irresponsables, titulares tendenciosos, polémicas inexistentes y, sobre todo, lo que para mí es más grave, desconocimiento de los temas, falta de contexto, mediocridad y muy poca preparación.

Esta columna no la escribo con un ánimo de erudición total, pero puedo decir, sin lugar a equivocarme, que el gran problema del periodismo actual es que a muchos comunicadores no les interesa entender para poder explicar; los medios se mueven a raíz del escándalo, estamos como diría Fidel Cano: ´bajo la tiranía del clic´ y en ese ritmo frenético se nos olvidó la calidad.

Creo que sí tenemos que hacer un mea culpa de cómo es que hacemos el trabajo. Podemos al unísono salir a exigir que se respete la libertad de prensa, nadie pone en duda que eso es un elemento básico de la democracia, pero al mismo tiempo podemos exhortarnos a ejercer este oficio de mejor forma y buscando siempre la verdad.

Sumo a esta reflexión lo que dice mi colega Yolanda Ruiz: “El buen periodismo no es el que confirma los prejuicios. Es el que cuestiona y pregunta sin tergiversar; el que busca la verdad; confirma; da contexto; investiga y ayuda a entender. Ese periodismo es un activo de la democracia y corresponde a todos defenderlo y hacerlo visible”.

Estos días he visto cómo muchos periodistas le han hecho un llamado completamente válido al Gobierno del presidente Gustavo Petro a respetar esa libertad de prensa. Sin embargo, llama la atención que no hagan lo mismo, por ejemplo, con los otros poderes del Estado. ¿Por qué son pocos los que le reclaman al fiscal general de la nación que, por lo menos, deje hacer preguntas, que responda las inquietudes de los medios, que acepte y dé trámites a los derechos de petición, entre otras cosas?, ¿por qué el doble racero a la hora de defender el derecho a la prensa y a la información?

De hecho, yo también le pido al presidente Petro que deje de estigmatizarnos, no todos los periodistas tenemos malas intenciones o queremos desinformar o somos los culpables de que su “Gobierno del cambio” no pueda despegar. De igual forma les pido a todos los estamentos del país que respeten nuestra labor y que entiendan la importancia del periodismo para la libertad, la igualdad y la justicia social. 

Y esa responsabilidad con el público, la de ser imparciales, no deja atrás ni saca de esta discusión a los generadores de contenido, a los activistas de Twitter o incluso a los periodistas que trabajan desde medios alternativos. No se hace periodismo, no se entrega información, desde la tarima de los intereses personales. 

Es agotador leer en repetidas ocasiones que somos buenos o malos periodistas, según de quién estemos hablando. Es complejo entender por qué no les sirven las denuncias que hacemos cuando es en contra de alguien que sea de sus afectos.

No podemos permitir que sigan adelante con sus campañas de cancelación y ataques a los medios, solo porque decimos algo que no les sirve. He reconocido que cometemos muchos errores, pero ustedes también. No olviden que, por un lado, han ganado adeptos y seguidores utilizando nuestros contenidos, pero también lo han hecho con noticias falsas, con manipulación de la información y promoviendo la violencia. No hagan lo mismo que tanto critican, no miren la paja en el ojo ajeno sin tener en cuenta la propia. 

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