Jorge Espinosa
30 Junio 2024

Jorge Espinosa

¿Cuál paz total?

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No existe la paz total. El pasado 25 de mayo escribí en CAMBIO una columna sobre las dudas que existían y que existen con las estadísticas de los homicidios en el país.  En resumen, contaba que la Policía Nacional decidió, contradiciendo todos los estándares técnicos, excluir algunos homicidios de unas estadísticas que funcionaban con consistencia desde 1952. La consecuencia es que, según la policía y el Ministerio de Defensa, hay menos homicidios de los que reporta Medicina Legal, que según los expertos tiene las cifras más confiables. Pues bien, este asunto se está repitiendo con otras cifras que miden la violencia en el país.

Hace unas horas se publicó el primer informe del Observatorio de Seguridad del Consejo Gremial Nacional, que entrega un panorama detallado sobre los principales indicadores de seguridad en Colombia. En esta columna me referiré a lo que está pasando con el terrorismo, los asesinatos de líderes sociales y las masacres. El informe, muy completo, dice también que en los últimos ocho años ha habido una tendencia creciente en el número de homicidios en el país, como sospechábamos en la columna antes mencionada. No solo eso, comprueba que la medición de muertes violentas que hace Medicina Legal, a diferencia de la Policía y el Ministerio de Defensa, sí reporta un aumento del 5,2 por ciento en el número de homicidios ocurridos en 2023 comparado con 2022.

Pero vamos a lo que pasa con el terrorismo. Según las cifras que presenta el Gobierno a través del Ministerio de Defensa, entre 2022 y 2023 hubo un descenso del 67 por ciento en las acciones terroristas, de 578 a 192. Luego, en lo que va de este difícil 2024, de enero a mayo, la disminución es del 26,2 por ciento, de 80 en 2023 a 59 ahora. Un éxito, hasta que se revisan las cifras que entrega la Fiscalía. Según ellas, las acciones terroristas en 2023 aumentaron un 30 por ciento, de 279 en 2022 a 365. Y en lo que va de 2024, de enero a mayo, el incremento es aún mayor: 58,9 por ciento comparado con el mismo período de 2023, de 129 a 205.

El ejemplo más dramático se presenta en el Cauca y en el Valle del Cauca. Si miramos la gráfica de acciones terroristas del Ministerio de Defensa en esos dos departamentos, la situación es cada día más pacífica. Pero si luego vemos la gráfica de la Fiscalía, la conclusión es exactamente la opuesta: está pasando algo realmente grave. Para entenderlo mejor: mientras las cifras del Ministerio de Defensa no muestran un aumento, la Fiscalía muestra uno superior al 800 por ciento (sí, 800) en el Cauca desde 2023 y cercano al 400 por ciento en el Valle del Cauca. Este incremento brutal comenzó en noviembre de 2023 en el Cauca y a principios de 2024 en el Valle del Cauca, y desde entonces se ha mantenido la tendencia. Basta ver las noticias o hablar con las autoridades de esos dos departamentos para entender que el incremento de la violencia terrorista es una realidad. 

Los asesinatos de líderes sociales, que el presidente Petro prometió hacer desaparecer en menos de lo que canta un gallo, se mantienen en niveles máximos históricos desde 2020. En el primer trimestre de 2024, según Indepaz, se reportaron 40, un leve incremento respecto a los 39 del mismo período en 2023. El caso de las masacres no es más alentador. En 2023 se reportaron 100, un aumento del 7,5 por ciento con respecto a 2022. El 2024, entre enero y mayo, sí muestra una disminución, de 41 en 2023 a 29 ahora. Veremos qué pasa el resto del año, porque en junio ya hubo una masacre de 7 personas en Rionegro.

La conclusión general es que la violencia se está recrudeciendo en el país. Van en aumento el homicidio, las acciones terroristas, la extorsión y el secuestro. El gobierno del cambio y el país de la belleza, que prometía milagros como desmantelar al ELN en tres meses y reducir los asesinatos de líderes sociales en un 66 por ciento para 2026, está fracasando en casi todos los indicadores de violencia. Los grupos armados ilegales, con excepción de la Segunda Marquetalia del resucitado Iván Márquez, han incrementado su pie de fuerza y su capacidad de hacer daño.

Mientras en Colombia lo único que no se expande es el virus de la vida, el presidente Petro se ocupa informando al país y al mundo que se ha recuperado la sotana del padre Camilo Torres y disertando sobre la importancia histórica del sombrero de Pizarro.

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