Iván Serrano
26 Junio 2024

Iván Serrano

El coronel y la estudiante

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Un inocente error de una menor de edad terminó desencadenando una situación incómoda e intimidante para ella y para su familia. El señalado es un hombre que dijo ser coronel de la Reserva Activa del Ejército, todo indica que se trata de un nuevo caso de "usted no sabe quién soy yo".

El pasado 21 de junio, un grupo de estudiantes del Liceo Francés de Bogotá y sus padres tenían razones de sobra para estar felices. El año escolar culminó con éxito, y los jóvenes y sus padres asistieron a la fiesta de promoción realizada en el Hotel Grand Hyatt. Una joven, a la que llamaremos Mariana para proteger su identidad, partió de la celebración hacia las 2:40 a.m.

Por error, la estudiante se puso una chaqueta que no era suya, situación que advirtió al llegar a su casa, encontrando adicionalmente en la prenda una billetera de otra persona. De inmediato, la preocupada Mariana se puso en contacto con amigos suyos que aún estaban en el jolgorio para avisarles del error y que, por favor, le hicieran saber al afectado que sus pertenencias estaban a buen recaudo y que, si quería, podía recogerlas de inmediato en la portería del edificio donde la joven vive.

Hasta ahí, todo lo descrito parece tratarse de una anécdota de estudiantes. Lo que les narraré a continuación hace parte de una queja que tuvo que poner el papá de Mariana ante el Comando General del Ejército.

Según la denuncia, hacia las 3:45 de la mañana, el papá de Mariana recibió una llamada de un energúmeno individuo, el dueño de la chaqueta. Según lo relatado en el escrito, el sujeto, que se encontraba muy ofuscado y en aparente estado de embriaguez, acusó a la joven de haberle "robado" sus pertenencias, haciendo hincapié en que eso era de suma gravedad porque en ese momento se encontraba realizando labores de inteligencia. Acto seguido, se identificó como coronel del Ejército. El papá de Mariana advirtió que era más prudente seguir con la conversación por chat. Entabló entonces un diálogo con el hijo del enfurecido padre y, aparentemente, las cosas se solucionaron. El papá de Mariana incluso ofreció pagar los gastos causados por el impase, y la charla concluyó con un "muchas gracias" por parte del hijo del coronel.

Sin embargo, más tarde, pero aún en la madrugada, el hombre llegó hasta el apartamento en el que se encontraban Mariana y su mamá, y donde estaba la famosa chaqueta. Pues bien, el sujeto, que según los denunciantes estaba bajo los influjos del alcohol, llegó en compañía de dos policías. Insistió de manera airada en que quería ver a la niña y a su mamá para que le dieran explicaciones, y, una vez más, se identificó como coronel del Ejército. Muerta del susto, la mamá de la joven tuvo que bajar hasta la portería para tratar de calmar al hombre, que además ya tenía la chaqueta en sus manos, y que insistía en que la menor de edad le diera explicaciones.

Finalmente, el sujeto, en compañía de los dos uniformados, se fue del lugar. Sobra decir que madre e hija quedaron aterradas por la visita del coronel. Al otro día, cuando el papá de Mariana intentó comunicarse con el coronel y con su hijo para que le dieran explicaciones por la airada incursión, se encontró con que su número había sido bloqueado.

El furioso padre de familia se llama Alfonso Giraldo. En sus redes sociales se presenta como abogado egresado de la Universidad Javeriana y, por supuesto, teniente coronel del curso 001 de oficiales profesionales de la Reserva. El señor Giraldo es también lobista y gerente de una empresa que buscó comprar la cadena Justo y Bueno, después de que se ordenara su liquidación.

Una publicación de marzo de 2019, que se encuentra vinculada a la página de LinkedIn de Giraldo, da cuenta de que fue viceministro de Defensa de Juan Manuel Santos y que acompañó en cinco ocasiones al expresidente Uribe a Washington durante el estudio y aprobación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. En esta misma página también lo citan como miembro de la junta de Hidroituango, al lado de Luis Pérez, Ramiro Valencia Cossio, Marco Velilla y Rafael Mario Villa. El artículo describe a Giraldo como “un excelente asesor, un hombre ponderado, conciliador y de mucha experiencia”.
Como el papá de Mariana no obtuvo respuestas por parte del coronel Giraldo, dirigió una queja al Ejército. Allí, además, pregunta por las funciones y actividades del señor Giraldo, y si efectivamente se encontraba realizando labores de inteligencia. También quiere saber el tipo de vinculación de Giraldo a las fuerzas militares, si es agente especial o en qué misión se encontraba para justificar sus acciones. Otra duda que se solicitó fuera despejada es qué hacían los dos policías al lado del coronel, si hacen parte de la presunta misión de inteligencia o si pertenecen a algún esquema de seguridad, y pidió también justificación por la presencia de los uniformados en la casa de la niña y de su madre.

Esta columna se comunicó con el coronel Giraldo, quien dio su versión de lo ocurrido pero se abstuvo de responder algunas preguntas clave.

En principio, aseguró que había ubicado la chaqueta gracias a un aparato de localización que tenía la prenda. Sin embargo, cuando se le preguntó si gracias a ese aparato había identificado el número de apartamento y el nombre de la persona que tenía sus pertenencias, aclaró que esos datos se los había dado otra persona en la fiesta.

Cuando se le preguntó a Giraldo si se había identificado como coronel y si había dicho que se encontraba en una misión de inteligencia, de manera escueta dijo que no respondería a esas preguntas. Explicó que los policías que lo acompañaban eran del cuadrante.

Eso sí, y como suele pasar en casos similares, el señor Giraldo dijo que prefería que mi labor estuviera enfocada en “temas que realmente le agregaran valor a la ciudadanía”.

La investigación que se derivará como resultado de la queja dará cuenta de si el denunciante tenía la razón y si contaba con los elementos suficientes para respaldar lo dicho.

De otra parte, exhibir un supuesto grado militar para impresionar, intimidar o persuadir a una menor de edad y a su mamá, claro que es un hecho de interés público.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas