Marzo es el mes del año en el que más agitada me siento, transcurre nuestra Fiesta de la Lectura y la Escritura FLECHO, que este año por primera vez llegó a Turbo, ahora estamos en Bahía Solano y seguirá hacia Istmina y Quibdó. Un evento bello que hacemos desde la Corporación Motete hace siete años y que, por fortuna, ha crecido poco a poco, arraigándose cada vez más en nuestros territorios y logrando, además, un reconocimiento nacional importante. Hace poco hicimos cuentas y descubrimos con asombro que en este modelo itinerante que recorre el Pacífico, el Caribe-Darién, el San Juan y el Atrato, realizamos dieciocho días de programación cultural y animación a la lectura para aproximadamente quince mil personas.
No es fácil sacar adelante este tipo de iniciativas, creadas y gestionadas totalmente desde nuestra organización, la Corporación Motete, que es de base, privada, sin ánimo de lucro y nacida en el Chocó. Por fortuna contamos en la actualidad con el respaldo y la financiación directa de empresas privadas como Bancolombia, del Banco de Desarrollo CAF, que es una entidad financiera multilateral, y de fundaciones empresariales como Fraternidad Medellín, Sura o One Inversión Social. No podríamos dejar de celebrar, además, que este año tenemos inversión del Ministerio de las Culturas, del Ministerio de Educación y de la Gobernación del Chocó. Y persiste el compromiso de editoriales como el Fondo de Cultura Económica y Penguin Random House, así como el Banco de la República y otras tantas instituciones que tienen un gran compromiso con nuestro evento. La empresa privada en el Chocó y a las que logramos llegar en Urabá, exceptuando a Lubripac, muy poco atendió nuestro llamado. Y, si bien valoramos la acogida de las administraciones municipales, la mayor preocupación que nos surge después de la búsqueda de alianzas, es el estado de la gestión de la cultura a nivel local.
A estas alturas del año la coordinadora de cultura de Quibdó no ha sido contratada, siendo una artista y gestora reconocida con el respaldo del sector, intenta hacer actividades a título personal, repitiendo el fallido modelo de gestión cultural de la ciudad desde hace mucho, que redunda en ausencia de procesos, de políticas e incentivos que se mantengan en el tiempo. Las alcaldías de Istmina y de Bahía Solano, que también tienen secretarios de cultura de buena voluntad y disposición a apoyarnos, no asignaron, por directriz de sus alcaldes, recursos para financiación de ninguno de los rubros de FLECHO, a diferencia de los años anteriores, en los que tuvimos siempre un convenio de asociación por montos proporcionales al costo del evento y la capacidad de cada administración. En el caso de Turbo, donde llegamos por primera vez, confiamos en que la tímida vinculación de la administración sea resultado de una relación que apenas empieza y requiere más tiempo para consolidarse.
No pretendo hacer una diatriba contra las administraciones locales, insisto en que valoramos genuinamente cualquier tipo de apoyo y, por fortuna, gracias a todos los aliados que mencioné, en especial las empresas privadas, materializamos FLECHO en todas las condiciones de dignidad que nos propusimos, ofertando una agenda donde lo local se combina horizontalmente con un cartel de invitados de gran calidad. Hay que decir, sin embargo, que el compromiso con un evento del libro a nivel local evidencia en muchos aspectos la apuesta de las administraciones en términos culturales, y esa es nuestra verdadera preocupación. ¿Qué va a quedar en los planes de desarrollo municipales? ¿A qué le van a invertir en cuando a formación y fomento de la cultura? ¿Tendrán claro los alcaldes de estos y otros municipios que la cultura es un asunto transversal a la vida municipal? De igual manera surge la pregunta sobre el rol de las empresas privadas de altísimo impacto local, como los puertos de Turbo, en la gestión de la cultura puesta al servicio de la mitigación de los riesgos sociales que este tipo de proyectos traen a las comunidades.
FLECHO seguirá siendo un evento para ser felices y encontrarnos alrededor del la palabra, las artes y la cultura en general, y como nuestra gran apuesta es el pensamiento crítico, no podemos dejar pasar la oportunidad para hacernos preguntas sobre las dinámicas locales de la cultura en estos municipios que amamos y donde seguiremos trabajando.