Yezid Arteta
29 Marzo 2024

Yezid Arteta

De Turbay a Petro

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El joven senador Miguel Uribe Turbay no había nacido cuando su abuelo hizo quedar a Colombia como la traidora del continente americano. Ocurrió en 1982, durante la Guerra de las Malvinas. El presidente Julio César Turbay, junto con el dictador Augusto Pinochet, se alineó con Gran Bretaña en la disputa del Atlántico Sur. “Colombia, Caín de América”, escribían los argentinos en las paredes de Buenos Aires. La guerra fue un desastre para Argentina. Precipitó la caída del sanguinario régimen dictatorial que justifica el charlatán de Javier Milei, el espejo en el que se ve el niño Miguel y sus amiguitos bogotanos. Recomiendo las películas Iluminados por el fuego y Argentina 1985 para apreciar el drama de Las Malvinas y el final de los dictadores.
 
Argentina vuelve y juega por cuenta de su presidente. Un bocazas que en tres meses de desgobierno ha lastrado la frágil economía de su país, hasta el punto de que la clase media se ha visto obligada a “quemar” los dólares que guardaban en el colchón, y la “licuación” de las jubilaciones redujo a la mitad la mesada de los pensionados. La manufactura y la construcción cayeron, miles de argentinos se han quedado sin empleo, el salario mínimo quedó estancado, el consumo se contrajo y creció la cifra de pobres. Argentina es hoy una bomba de relojería. Milei, como los ilusionistas, ha desatado unas fuerzas que no puede conjurar, salvo con la demagogia, la teatralización y el insulto. El presidente Gustavo Petro es uno de sus blancos predilectos. 

La oligarquía colombiana se ha caracterizado por su arrogancia hacia dentro y su obediencia perruna hacia afuera. Petro rompió la tendencia. La política exterior de Petro está basada en la paz mundial y la solidaridad con los países y pueblos del sur global. En política interior está priorizando a ese país que existe más allá de Bogotá y los grandes contratistas que se llenan los bolsillos sin dar un palo al agua. El cambio de paradigma incomoda a esa clase parasitaria colombiana que prefiere a un desguazador como Javier Milei, que a un presidente que vuelve su mirada hacia los más necesitados.   

Por fin llegó a la Casa de Nariño un huésped que hace valer la soberanía de Colombia. Es una realidad. La realidad —como dijo una ilustre señora antifascista— es lo que tenemos en común. 
 

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