Luis Alberto Arango
15 Marzo 2024

Luis Alberto Arango

La soledad gerencial

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La soledad en el liderazgo es una realidad en los cargos gerenciales y de alta dirección empresarial. Es fuente de estrés, de incertidumbre y de aislamiento pero a su vez la puerta de entrada para ser mejor líder.

El libro Nunca pares, escrito por Philip Knight, fundador de Nike, narra la fascinante transformación de una idea obsesiva concebida en un aula universitaria hasta convertirse en la empresa de calzado, indumentaria y equipamiento deportivo más grande del mundo. Este relato, rico en anécdotas claves de la génesis de Nike, también es un espejo de los pensamientos, preocupaciones y forma de pensar de su fundador, durante los primeros años de vida de su compañía.

Uno de sus más interesantes pasajes, que se narra periódicamente en el libro, con diversos matices e historias, describe cómo Knight encaró el peso de la soledad propia y que también enfrentan emprendedores, gerentes y presidentes de compañías al  abordar momentos críticos donde deben tomar decisiones difíciles.

Esa sensación no es extraña en las posiciones de la alta dirección. En un abrir y cerrar de ojos, gerentes, directores y presidentes pasan de estar iluminados por las luces del reconocimiento a vivir una realidad menos visible, pero profundamente sentida: la soledad del liderazgo. Una soledad que agobia, genera estrés y puede llegar a ser la causa de equivocaciones.

El origen de esta soledad radica en varios factores, siendo el distanciamiento relacional uno de los más significativos. A medida que los líderes escalan en la jerarquía corporativa, el círculo de confianza se estrecha, y las oportunidades para tener interacciones genuinas y sin reservas disminuyen. Este aislamiento se ve agravado por la presión constante de cumplir y superar expectativas y por la enorme responsabilidad que tienen sus decisiones, tanto internas como externas, lo que obliga a muchos a adoptar una fachada de infalibilidad. 

Sin embargo, detrás de esta máscara de fortaleza, la duda y el aislamiento pueden florecer, afectando no solo el bienestar personal del gerente o directivo, sino también la salud organizacional.

Las consecuencias de la soledad en el liderazgo se extienden más allá del ámbito personal, impactando la toma de decisiones, la innovación y el clima corporativo. Líderes que se sienten aislados y solitarios pueden experimentar una disminución en su capacidad para tomar decisiones estratégicas, debido a la falta de un entorno de apoyo en el que puedan compartir y debatir ideas. Además, la soledad puede erosionar la salud mental, llevando a un aumento en el estrés y la fatiga, que eventualmente pasa factura en la productividad y el ambiente laboral.

El fundador de Nike adoptó el hábito nocturno de correr diez millas casi todos los días, un ritual que desataba su creatividad, organizaba sus pensamientos y mitigaba el estrés del emprendimiento. Esta práctica no era su único refugio, también encontraba consuelo y orientación compartiendo sus inquietudes con su esposa y con su padre. Su libro destaca la importancia que tuvieron varias conversaciones nocturnas, vía telefónica, con su progenitor, quien actuaba como un eco resonante de sus propias dudas y un faro que lo guiaba a través de las tormentas financieras, legales y empresariales que amenazaban con hundir su empresa durante los primeros y más críticos años de vida de la compañía.

Knight no estaba solo en este viaje; lo acompañaron mentores clave, incluyendo a su principal socio y cofundador, Bill Bowerman, y otras personas que luego se convirtieron en los integrantes de la primera junta directiva de Nike. Estas figuras no solo le proporcionaron sabiduría y consejo, sino que también representaron pilares de apoyo en momentos críticos.

Igualmente crucial fue el papel de su equipo gerencial, a quienes consultaba con entusiasmo para explorar diversos puntos de vista antes de asumir él la responsabilidad final de las decisiones. Este círculo de confianza y colaboración subraya la importancia de la diversidad de pensamiento y el consejo colectivo en el proceso de toma de decisiones de un líder.

Así como salir a trotar era una actividad terapéutica para el fundador de Nike, numerosos líderes empresariales encuentran en el deporte, en la práctica de hobbies o en la meditación, un equilibrio esencial entre sus vidas profesional y personal. Estas prácticas se convierten en cimientos fundamentales de su bienestar, subrayando la trascendencia de cultivar relaciones y actividades más allá de las fronteras laborales. Estos hábitos no solo refuerzan su resiliencia física y mental, sino que también les permiten reconectar con ellos mismos y con sus seres queridos, creando un contrapeso saludable a las demandas del liderazgo.
 
Resulta primordial que los miembros de la junta directiva y los propietarios de empresas comprendan y enfrenten la soledad en el liderazgo como un reto significativo que afecta a gerentes y presidentes. Escuchar activamente a la gerencia, entablar diálogos constructivos, actuar como contraparte crítica para identificar vulnerabilidades en las propuestas de negocio y ofrecer recomendaciones estratégicas constituyen formas de apoyo que los líderes valorarán profundamente. Esta colaboración debe llevarse a cabo con el cuidado de no caer en la coadministración, preservando el equilibrio entre el apoyo y la autonomía gerencial.

La soledad en el liderazgo, más que un desafío personal, es una realidad empresarial que requiere atención y acción colectiva. Al abordar abierta y proactivamente este tema, las organizaciones no solo pueden mejorar el bienestar de sus líderes, sino también fortalecer su cultura, cohesión y rendimiento general. La fortaleza, después de todo, se encuentra en la capacidad de ser vulnerable, de buscar apoyo y, en última instancia, de recordar que detrás de cada decisión y logro empresarial, hay un ser humano, con sus sueños, temores y, sí, su soledad. Este paso es sustantivo para un liderazgo más empático, resiliente y genuinamente humano.
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