María Jimena Duzán
16 Marzo 2024

María Jimena Duzán

Las opacidades en la elección de Luz Adriana Camargo

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Hay que cambiar el proceso de elección de fiscal general si queremos tener una Fiscalía medianamente decente, interesada en investigar la criminalidad y la corrupción sin sesgos políticos y sin agendas ocultas. Esa es la conclusión que le deja a uno el farragoso y opaco proceso que se dio en la CSJ para elegir a la nueva fiscal, Luz Adriana Camargo.

Aunque muchos pensábamos que esta vez las cosas iban a ser diferentes, no lo fueron. La Corte Suprema de Justicia sometió a las ternadas a las prácticas clientelistas de siempre y hasta el presidente Petro que se había dado la pela por proponer una terna de mujeres que él no conocía, a última hora terminó interviniendo en el proceso. Así lo reveló CAMBIO cuando contó que Petro una semana antes de que fuera elegida Luz Adriana se reunió sigilosamente con la entonces fiscal encargada, Martha Mancera, en la casa del ministro de Justicia. Petro borró con el codo lo que había hecho con la mano, porque encima de eso llevó a la reunión a Laura Sarabia quien tiene sobre sus hombros una complicada investigación en su contra. 

No nos digamos mentiras. Desde hace tiempo el proceso de elección del fiscal general es una cueva de Rolando de la que ningún magistrado se atreve a hablar. Las prácticas clientelistas que le imponen a los candidatos y candidatas son tan indignas que de ahí no puede salir nada bueno. Es, además, un sistema perverso porque funciona con reglas no escritas diseñadas para elegir al que más se arrodille y no al mejor o a la mejor. 

En esta última elección se volvió a repetir la historia. Las candidatas tuvieron que hacer campaña y escoger a sus padrinos, como si estuvieran aspirando a un cargo político. Las que no cumplieran con ese requisito fueron castigadas, como le sucedió a Ángela María Buitrago la única de las ternadas que no se acogió a esa práctica clientelista. Los padrinos sirvieron de puente para que las candidatas se entrevistaran con los jefes políticos de los partidos tradicionales quienes pese a que ya no tienen el poder de antes si mantienen una relación de conveniencia muy estrecha con el poder judicial. 

En el caso de Luz Adriana Camargo, su padrino -según lo informaron varios medios-, fue el magistrado de la Sala Penal de la Corte Suprema, Luis Hernández. Un togado que viene de la época en que ese tribunal fue penetrado por el cartel de la toga. Hernández tuvo la valentía de impulsar varias de las investigaciones en contra de esa organización criminal. Hoy se le considera como un magistrado muy cercano a Néstor Humberto Martínez. Otro apoyo que tuvo la nueva fiscal fue el de Carlos Felipe Córdoba, el excontralor que anda en campaña para ver si el Senado lo elige como nuevo procurador. Córdoba no da puntada sin dedal y si estuvo apoyando a la nueva fiscal no es solo porque le impresionó su hoja de vida.

Pero tal vez el episodio que más ha causado suspicacias tiene que ver con uno de los posibles candidatos al cargo de vicefiscal: Gilberto Guerrero, un fiscal delegado ante el Tribunal Superior de Cali muy cercano a la cuestionada Martha Mancera. Causó por lo menos sorpresa que Guerrero estuviera sonando para tan alto cargo cuando tiene una historia sin contar que lo relaciona con el escándalo de Pacho Malo. Como es sabido, Pacho Malo es el excoordinador corrupto del CTI de Buenaventura que terminó formando parte de una organización criminal dedicada al narcotráfico y el contrabando, y que habría sido protegido por Mancera. Una fuente que me pidió confidencialidad, aseguró que Gilberto Guerrero siendo el jefe de la seccional de Cali fue quien decidió no legalizar unas escuchas que vinculaban a otros presuntos narcofiscales a la misma red de corrupción que pertenecía Pacho Malo. Uno de esos fiscales que aparecía en esas escuchas que no fueron legalizadas se llama Camilo Arana. 

Aunque este nombramiento no ha sido confirmado, el mismo Guerrero le dijo a varios medios que su nombre estaba siendo considerado para ese cargo. Estas fatales coincidencias no dan buena espina y en cambio le dan pie al rumor de que Luz Adriana Camargo terminó recibiendo el apoyo de Néstor Humberto Martínez, de Francisco Barbosa y de la poderosa Martha Mancera. 

A pesar de que Luz Adriana Camargo tiene más fundamento que Barbosa para ejercer tan importante cargo, hoy su Fiscalía es todo un enigma. No sabemos si ella va a llegar a hacer los cambios que se necesitan para que la Fiscalía deje de ser el ente corrupto y politizado de hoy o si por el contrario va a mantener el statu quo como lo hizo Barbosa cuando llegó al cargo y se cuidó de no tocar el ajedrez de poder que había dejado engranado su antecesor Néstor Humberto Martínez. No sabemos si va a entrar pisando duro o si va a dejar que la Mancera siga siendo el poder detrás del trono. 

Si hubo o no acuerdos por debajo de la mesa, lo sabremos en los próximos días cuando la nueva fiscal nombre a su vice, a las direcciones y a los fiscales delegados ante la Corte. Lo que sí se puede decir, por las flores que le echó Barbosa a la nueva fiscal Luz Adriana Camargo, es que su elección es de todo su gusto. “Es un gran triunfo de la institucionalidad y de la Corte Suprema”, fueron sus palabras.   
 

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