María Jimena Duzán
7 Mayo 2023

María Jimena Duzán

Petro y Barbosa: dos machos alfa

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La pelea que se desató entre el presidente Petro y el fiscal Barbosa y que escaló en cuestión de horas a extremos inimaginables, fue un encontrón atropellado que les abrió las puertas al matoneo y al insulto como si se tratara de una trifulca entre machos alfa.

Sin embargo, en esta pelea de patanes hormonados, el fiscal Barbosa es el que más nos debe explicaciones.

La reyerta la provocó un trino hecho por el presidente Petro, que llevaba ya una carga de profundidad en contra de la cuestionada gestión del fiscal Barbosa porque hacía eco de una investigación hecha por la Nueva Prensa en la que se afirmaba que el fiscal Daniel Hernández, uno de los funcionarios más cuestionados de la Fiscalía, había ignorado las alertas que le hicieron para evitar más de 200 asesinatos cometidos por el Clan del Golfo. Al otro día, el fiscal Barbosa le respondió de manera airada con otra carga de profundidad diciendo que el presidente había puesto en peligro la vida de Hernández y de su familia.

La pelea fue escalando y los egos también. Con los ánimos ya caldeados, el presidente le ripostó duro y le dio a entender que el reclamo que le hacía Barbosa era un abuso y un acto de insubordinación inadmisible porque “él era su jefe”, una afirmación que no es cierta porque el fiscal forma parte de la rama judicial. El error del presidente fue capitalizado de inmediato por el fiscal, quien salió en defensa del Estado de derecho, de la división de poderes y en tono patriarcal y dominante, le respondió al presidente que él no era sumiso de nadie y que no era su jefe. Barbosa, ya en el colmo del delirio, tildó a Petro de dictador.

El espectáculo que dieron fue deprimente y dejó el sabor de que en toda esta refriega hubo exceso de testosterona y de egos y que a ambos les faltó templanza y sensatez.

El saldo de esa refriega o reyerta dejó al país aún más polarizado, abrió una grieta que no existía entre la rama judicial y el ejecutivo, y de paso le dio oxígeno a un fiscal general cuestionado que le debe muchas explicaciones al país.

Al Barbosa que salió como un patán de barrio a hablar en defensa del Estado de derecho y de la división de poderes, y a decir que él no es sumiso de nadie, se le olvida que fue el fiscal de bolsillo de Iván Duque. Barbosa, fue ternado por el entonces presidente Duque ante la Corte Suprema de Justicia, no por sus méritos sino porque era su amigo de pupitre y le iba a guardar las espaldas, cosa que hizo de manera diligente y servil. Durante los años que gobernó Duque, le echó tierra a todos los escándalos de corrupción que reventaron en su gobierno. Sepultó la ñeñepolítica, esa red de narcos que presuntamente habría financiado la campaña del presidente Duque en 2018; le puso el freno a la investigación por el escándalo de los Centros Poblados y no abrió investigación por el saqueo a la empresa venezolana Monómeros en Barranquilla, que fue denunciada por la propia oposición venezolana y en la que estaba implicado su director del Dapre. Barbosa no solo fue un fiscal de bolsillo de Duque sino que le guardó las espaldas a su antecesor, el cuestionado fiscal Néstor Humberto Martínez, quien maniobró la investigación sobre Odebrecht para que sus conflictos de interés no se vieran, metiendo a la cárcel a peces chicos mientras que dejó sin investigar a quienes ordenaron y recibieron las coimas. Barbosa, que había prometido acabar con esa impunidad, no solo no cumplió su palabra sino que siguió protegiendo a fiscales que eran fichas de Néstor Humberto Martínez como Daniel Hernández quien a pesar de estar imputado, sigue despachando como fiscal séptimo.

Barbosa se acordó del Estado de derecho y de la división de poderes, solo cuando llegó Petro al poder. De un momento a otro, pasó de ser un fiscal servil y silencioso a un fiscal hormonado y testiculado, que le habla fuerte al presidente y que lo insulta cuando le viene en gana. Opina de todo como si su fuero se lo permitiera y recibe en su despacho con frecuencia a miembros de la oposición. No pierde oportunidad para ningunear al presidente, se opone a todo lo que el mandatario propone y en los foros internacionales acusa al presidente de querer legalizar toda la cadena del narcotráfico, porque Petro considera a los campesinos cocaleros no unos narcos sino víctimas y porque pretende negociar un sometimiento con las bandas criminales.

Petro se equivocó al decir que el presidente es el jefe del fiscal general y se equivoca también al pretender gobernar este país desde su trono en Twitter. Tramitar por esa vía los reparos a sus ministros y a sus críticos, en lugar de usar los canales institucionales, le está saliendo caro a él y al país. A su modo, Petro se disculpó y está recogiendo la pita en medio de cierta zozobra. En cambio en esta pelea de machos alfa, el fiscal Barbosa no se ha disculpado ante nadie ni le han pedido cuentas por sus omisiones ni por todas las investigaciones que nos debe.

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