Sebastián Nohra
30 Enero 2023

Sebastián Nohra

Una ministra indefendible

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La ministra Irene Vélez, con plena conciencia y dolo, decidió manipular los datos y resultados del informe “Alcance de contratos de hidrocarburos y recursos disponibles para la Transición Energética Justa”, para que sus conclusiones reforzaran su cruzada contra la nueva exploración de gas. El comunicado de Camilo Rincón, saliente director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, la investigación de Jorge Espinosa en Caracol Radio y la entrevista de la exviceministra Belizza Ruiz en CAMBIO no dejan espacio para los matices. 

La artera estrategia llevó al presidente a anunciarle al mundo unas reservas de gas engañosas y mancilló la imagen de una cartera que ha venido siendo gestionada con prolijidad y eficiencia. Los resultados son notables. Lo peor de este dominó de mentiras e intrigas de la ministra es haber tratado de legitimar el alcance del informe con los nombres de técnicos que habían advertido las grietas de ese trabajo. Es decir, usó a otros para ganar ese pulso que sostiene con la parte del gobierno y del país que se opone a su proyecto de un país sin gas y petróleo. 

Después de que Espinosa desnudó el vergonzoso informe, la ministra dobló la apuesta y en rueda de prensa sin mayor pudor le mintió al país. Gravísimo. Indefendible. No hay razón para que Irene Vélez siga liderando el sector que genera las mayores exportaciones, inversión extranjera directa y rentas para el Estado. Las señales que la ministra le envía a empresarios son veneno para futuras inversiones: niveles impositivos confiscatorios, incertidumbre, pulsos públicos con ministros y funcionarios y poca transparencia en la entrega de datos.

No hay manera de que el presidente salga bien librado de este problema que tiene. Sostener a Irene Vélez será seguir poniendo a prueba la paciencia de Ocampo y miembros del Pacto Histórico que descreen de los planes de la ministra, y si le entrega su cabeza a la oposición, será darle la razón a quienes señalan que ese no es el camino y le tocará hacer ajustes. Cualquier camino que elija es desfavorable para el gobierno, en un momento que no puede permitirse perder reservas de capital político para aprobar su inmenso paquete de súper reformas.  

Lo ideal y más decoroso sería que la ministra renuncie y se vaya en silencio, dejando que el tiempo y la vorágine noticiosa del país vayan cubriendo de olvido el daño que hizo. Pero mientras la mantengan en el cargo e insistan de ignorar la magnitud del escándalo, le darán municiones extras a una oposición con una capacidad de persuasión pobre y poco novedosa. Encontraron una tribuna para lastimar al gobierno con la que no contaban.

La estela de la explosiva entrevista de la saliente viceministra en CAMBIO coincidirá con una reunión entre ministros de Minas y Energía y Hacienda. Vélez, a través de una entrevista en El Tiempo, ya le avisó a Ocampo que no va a ceder ni un centímetro y que se sentará a convencerlo. En Hacienda han sido muy claros y saben que el plan de la ministra destruye el futuro financiero del Estado. Parece difícil que alguno cambie de postura sin la intermediación del presidente que, sabe que perder a Ocampo, también sería un duro golpe. El presidente no tiene fácil la tarea de seguir balanceando las fuerzas de dos vacas sagradas del gobierno. ¿A quién elegirá? 

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