Yohir Akerman
10 Marzo 2024

Yohir Akerman

La evidencia que demuestra la culpabilidad de Gnecco

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El señor José Manuel Gnecco Valencia, presunto asesino de su prima hermana y esposa, María Mercedes Gnecco Serrano, ha tratado de utilizar su conocimiento y experiencia como abogado para manipular la investigación judicial en su contra. Esto con artimañas que van desde la presentación de falsos testigos, dilación para pedir 13 veces libertades por vencimiento de términos, manipulación de evidencia y hasta corrupción con uno de sus jueces. Lo peor de todo es que no sería la primera vez que lo hace. 

Vamos por partes, como el señor Gnecco tratando de presentarse como víctima del proceso y no como el victimario. 

El 5 de octubre de 2021, la pareja Gnecco despertó a las siete de la mañana para celebrar su noveno aniversario. Ambos en segundas nupcias y con hijos de sus primeros matrimonios. José Manuel trabajó desde la casa en su firma de abogados, profesión que ejercía desde hace más de 20 años en la Isla de San Andrés, actividad que le valió para ganarse reconocimiento y amistades distinguidas en la región. 

Sobre las cinco de la tarde, el señor encargado de oficios varios en la casa, salió de la propiedad, quedando completamente sola la pareja Gnecco con sus cuatro perros. Tres de ellos de raza Rhodesian Ridgeback, llamados Milu, Nicky y Pancho, de gran tamaño, y una cuarta adoptada de la calle, también grande, llamada Lola, que era la consentida de María Mercedes y la más protectora de la manada. 

Todo iba normal hasta después de la cena. Según lo pudo determinar la Fiscalía, el drama llegó entre las 7:27 y las 8:38 de la noche en el primer piso de la vivienda, cuando la víctima recibió un impacto de bala calibre 9 milímetros, de arma de fuego, de izquierda a derecha, tomándola totalmente por sorpresa. Una tragedia que llena de profunda tristeza a todos los familiares de Mersa, como le decían sus amigos a esta mujer alegre, que la recuerdan por ser sonriente, amable con todas las personas, feliz y que disfrutaba oír música a todo volumen. 

Una tragedia no solo por la muerte, sino también porque desde entonces empezó una ardua operación de encubrimiento por parte del principal sospechoso. Esa misma noche, a las cuatro de la madrugada, el señor José Manuel envió un extraño mensaje y dos videos a varios de los amigos y familiares de su esposa. 

El texto lo transcribimos literal en esta columna: “Hola, Anoche a eso de las 9 pm, mientras estábamos viendo televisión en el estudio de la casa nueva, Mersa me dijo muy angustiada, que había dos tipos afuera. Los vio por la ventana de ese sitio. Corrí al segundo piso por mi revólver de munición traumática, y mientras lo estaba sacando, oí un disparo y los gritos de ella. Le dispararon desde afuera de la casa, por el vidrio de la cocina. El proyectil de una pistola 9 mm ingresó por su costado derecho, y salió por el izquierdo. Los pulmones se le llenaron de sangre, y los médicos no pudieron salvarla. Murió poco después. Todo este episodio sin sentido me tiene destrozado. Se fue mi amor”.

La cantidad de detalle que compartió en ese momento el señor Gnecco, deja ver que quería presentarse como la otra supuesta víctima de los terribles hechos, pero una mirada detenida muestra por dónde ya preparaba su defensa y armaba su coartada el presunto asesino de Mersa. 

Casi un año después, el 26 de junio de 2022, el señor Gnecco Valencia fue capturado por los delitos de homicidio agravado, fabricación, tráfico y porte de armas de fuego, ocultamiento, alteración o destrucción de elemento material probatorio y falsedad en documento privado.

Desde entonces, la defensa ha manejado dos teorías para presentar su supuesta inocencia en el marco del proceso por homicidio. La primera, que los asesinos, varios, intentaron un hurto fallido. Esta teoría la expusieron hasta abril de 2023, cuando se desplomó por completo, ya que no hubo intento alguno de llevarse nada de la casa y ninguno de los cuatro perros protectores ladró ante la presencia de personas extrañas. 

Es más, un informe de la Policía Judicial del 9 de septiembre de 2022 estableció que después de realizar diferentes pruebas con Milu, Nicky y Pancho, los Rhodesian Ridgeback de la pareja Gnecco, se determinó que era completamente imposible que estos no ladraran, gruñeran y actuaran en actividad de defensa ante la presencia de personas extrañas. Ni hablar de la perrita adoptada, que era la más protectora.

foto de anexo

La segunda hipótesis, una muy novedosa que expuso la defensa en audiencias del 14 y 15 de septiembre de 2023, es que el señor Gnecco Valencia, en su condición de jurista, había ayudado a la captura en 2017 de un señor llamado Joseph Pusey Jones, miembro de una banda delincuencial que opera en San Andrés llamada “los Pusey”. Según la defensa, miembros de esa organización habrían matado a Mersa en venganza. Pongan atención que esta parte es importante. 

Por un lado, las autoridades no encontraron huellas ni evidencia en los muros que indicaran que alguien había ingresado al predio. Los vecinos de la zona no escucharon nada, ni gritos, ni llamados de auxilio y las cercas eléctricas de alta potencia estaban funcionando. Además, la información telefónica y satelital indica que, en la casa, para el momento en que fue asesinada María Mercedes Gnecco, solo estaban el señor Gnecco Valencia y la víctima. Eso descarta la presencia de terceras personas en el lugar de los hechos. 

Pero la defensa presentó un sorpresivo testimonio. En el contexto de esa hipótesis, los abogados del señor José Manuel Gnecco Valencia solicitaron como testigos, entre otros, a dos menores a los que supuestamente le habían encontrado el arma que acabó con la vida de María Mercedes.

Estos dos menores fueron denunciados por el señor José Manuel Gnecco Valencia en febrero de 2023 y, poco tiempo después, su defensa adjuntó como prueba una entrevista que uno de los jóvenes le dio a unos investigadores de la defensa, aproximadamente en abril del año pasado. 

Dicha denuncia le correspondió a la fiscal séptima del sistema de responsabilidad para adolescentes de San Andrés, quien, luego de realizar una investigación exhaustiva, concluyó que los dos menores no tienen ninguna relación con el homicidio de María Mercedes Gnecco Serrano.

Esto, en parte, porque cuando la fiscal del caso realizó una entrevista con uno de los jóvenes, este declaró que fue obligado a decir lo que dijo en la entrevista y que los entrevistadores en abril de 2023 se presentaron como agentes de la Interpol y lo habían “bajado obligado a declarar y si no decía eso lo metían a la guardia”.

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No para ahí, posteriormente uno de estos jóvenes denunció que, tanto directa como indirectamente, José Manuel Gnecco Valencia lo habían intentado sobornar en por lo menos tres ocasiones, y que, en la última oportunidad, le habría ofrecido 5 millones de pesos para que dijera, en palabras de este joven, “falsas declaraciones” en ese caso. Así como se oye. 

Por estos hechos, la Fiscalía de San Andrés solicitó la preclusión del caso que se originó con ocasión de la denuncia del señor Gnecco, y a la fecha se está a la espera de que se realice la audiencia convocada para el 28 de mayo de este año. Además, porque las autoridades no hallaron elemento alguno que pruebe que Gnecco Valencia ayudó a judicializar a Pusey.

Pero continuemos, porque el escándalo se agudiza y eso que ya vamos en presentación de testigos falsos y soborno a menores. Por eso pasemos a la dilación del proceso. 

Una vez imputado y acusado el señor José Manuel Gnecco, empezaron los aplazamientos como estrategia de la defensa. Como diría mi profesor de derecho penal: “no solo es verídico, sino que también es cierto”. A la fecha, sus abogados han solicitado más de 13 libertades por habeas corpus, tutelas y audiencias de vencimiento de términos y supuesta prolongación ilícita de la libertad. La próxima es este 13 de marzo. 

El tema ha sido tan escandaloso que el Juzgado 20 Penal del Circuito de Bogotá, le hizo un fuerte llamado de atención a la defensa, al igual que la juez segunda penal del Circuito con funciones de conocimiento transitorio de Bogotá. Esto, por las tácticas que van desde enfermedades del presunto asesino, negarse a aparecer en sus audiencias, y aplazamientos sin causa justificada.

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Los abogados del señor Gnecco también dilataron la instalación del juicio para seguir insistiendo en el vencimiento de términos. Ahora bien, este se inició el 14 de septiembre del año pasado y, adivinen qué, se encuentra detenido desde el día siguiente, porque el Tribunal de San Andrés no ha resuelto la apelación que interpuso la defensa sobre unas pruebas sobrevinientes en las que pretendían traer el joven sobornado. 

Motivo por el cual nos arriesgamos en los próximos días a la muy posible libertad del señor José Manuel Gnecco Valencia, dada la mora judicial. El vencimiento de términos, el vencimiento de términos, el vencimiento de términos, siempre la especialidad más exitosa en el derecho penal colombiano. 

Pero sigamos y pongan atención, que se enreda más. Vamos al tema de la manipulación de evidencia. El pasado 18 de febrero, la revista CAMBIO publicó un artículo sobre este caso, en el cual introdujo una tesis, que no ha sido prueba en el proceso, con una traza de sangre como novedoso elemento en favor del presunto asesino. Esto, como consecuencia del arma que fue encontrada en manos de los niños que ya determinamos que el señor Gnecco estaba presentando como falsos testigos. 

En el marco de ese proceso, la defensa ahora ha rencauchado un informe con elementos de bluestar, es decir, la estrategia de aplicar sobre las superficies una luz azul con un atomizador, buscando reacción con elementos o líquidos que tengan hierro, como la sangre.

Según el artículo, ese informe de inspección a la escena de los hechos da cuenta de un rastro de sangre hallado en el exterior de la casa, justo debajo de la ventana que apareció con una perforación de bala. Lo que, según ellos, probaría la presencia de un tercero en la casa. 

Pues la defensa y el artículo de CAMBIO se equivocan ya que, aunque sí se tomó la muestra y hubo reacción con luminiscencia porque el dispositivo alumbró con esa reacción, el investigador del CTI, Julián Pino Escalante, mandó a tomar muestras de hisopo y los remitió a Medicina Legal para su análisis. 

De la muestra tomada, Medicina Legal profirió un dictamen mediante informe de laboratorio número 002261-2021, el cual arrojó que no se detectó sangre humana. Contundente. Para los investigadores lo que se encontró y generó la reacción con luminiscencia fueron heces de alguno de los perros, que también contienen hierro. 

Por esto terminemos con el tema de corrupción judicial. El 17 de enero de este año, a través del acuerdo No. 006, el Tribunal Superior del Departamento Archipiélago de San Andrés eligió a su presidente, el magistrado Javier de Jesús Ayos Batista, para la vigencia 2024. 

El señor Javier Ayos era el magistrado ponente del proceso en el que José Manuel Gnecco Valencia está siendo investigado por el homicidio de su esposa. Es decir, en segunda instancia, este es el juez que debía decidir si Gnecco Valencia es culpable o no del asesinato. 

Pero su relación venía de antes. Y su amistad y sus negocios también. Por lo menos desde noviembre de 2012, como lo demuestran varios sucesos. El primero es un proceso de revisión, es decir un caso para controvertir los fallos ejecutoriados por los jueces, que resolvió como magistrado el señor Javier Ayos y en el que Gnecco Valencia actuó como abogado.

El pleito era por un predio muy bien ubicado en la isla de San Andrés en donde la familia Chehabedinne, muy poderosa en la isla, presentó un recurso extraordinario de revisión en contra de una decisión judicial proferida por el Juzgado Segundo Civil del Circuito. Este declaró la prescripción adquisitiva de dominio del valioso lote a favor de la señora Lilia Rosa Castrillón Franco. 

En el expediente existían dos fallos a favor de la señora Castrillón Franco en la propiedad de esa tierra. Pese a eso, la decisión de revisión del 12 de noviembre de 2014, otorgada por el juez Javier Ayos en tiempo récord, vulneró de manera tan desproporcionada los derechos de la demandada, y en favor de la familia Chehabedinne y su abogado Gnecco Valencia, que, en una decisión sin precedentes, la Corte Suprema de Justicia revocó en su mayoría la decisión que había adoptado el magistrado Ayos.

Según la evidencia documental, el señor Gnecco les decía a sus clientes, que él se reuniría con el magistrado ponente, el señor Javier Ayos, para “revivir el tema” y para que le indicara qué hacer y cómo continuar el caso. Es importante aclarar que eso es delito que se tipifica como asesoramiento y otras actuaciones ilegales. 

Pero no para ahí. Existe un hecho adicional y de total gravedad, y es que, en 2013, el magistrado Javier Ayos demandó a la nación, porque la Dirección Ejecutiva de Administración Judicial le había negado una reclamación de nivelación salarial por un lapso comprendido entre el 1 de enero de 2001 y el 27 de enero de 2012.

Pues bien, el conjuez ponente de este caso fue, qué comen que adivinan, el señor José Manuel Gnecco, quien condenó a la nación y a la rama judicial al pago del magistrado un salario igual al 80 por ciento de lo que por concepto devengan los jueces por ese periodo de tiempo. Una platica que asciende a varios miles de millones de pesos.

Esta decisión, en segunda instancia, fue revocada parcialmente por el Consejo de Estado, puesto que Gnecco Valencia le habría reconocido derechos prescritos al magistrado. 

Finalmente, el 6 de noviembre de 2013, el magistrado Ayos le envió un correo que demuestra su cercanía con José Manuel Gnecco Valencia, aunque parecía un telegrama. La fecha es importante porque es la misma cuando el magistrado Ayos estaba en conocimiento de la demanda que interpuso Gnecco como abogado de la familia Chehabedinne. En el correo decía, y transcribo literalmente: “Agradezco. Su valiosa colaboración. Urgente. Por favor confirmar el recibido de la hoja. Atentamente Javier Ayos”. 

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Como adjunto a ese correo iba la hoja de vida del magistrado y un listado que contenía la terna que reemplazaría al magistrado Nilson Pinilla de la Corte Constitucional. En ese listado aparecía en el cuarto renglón, el magistrado Ayos Batista, ya que estaba aspirando a la Corte Constitucional y el señor Gnecco le estaba ayudando con sus contactos. Sí, señoras y señores, el mismo que posteriormente iba a decidir sobre la culpabilidad de esta persona en el crimen de su esposa. Muy grave. 

Pero para hacerlo más delicado es importante aclarar que no es la primera esposa del señor José Manuel Gnecco que muere de un disparo en extrañas circunstancias. 

El 24 de diciembre de 1980, murió Alicia Angulo, en ese momento la joven exesposa de José Manuel Gnecco Valencia. Tenían un hijo de 4 años y se habían separado hacía muy poco. El lamentable hecho sucedió en la casa de los padres de José Manuel Gnecco en la ciudad de Popayán y fue presentado como un suicidio con el revólver de su suegro. 

El único testigo fue el señor Gnecco y la pregunta que siempre ha rondado es cómo sabía Alicia dónde estaba guardada el arma del padre de su expareja, la cual se encontraba oculta detrás de un closet. 

Cuando José Manuel Gnecco fue cuestionado sobre este hecho por la hija del primer matrimonio de María Mercedes Gnecco, este dijo en una entrevista en La W Radio que era “una bajeza de mayor calibre mencionar un evento muy doloroso para las dos familias que sucedió hace 42 años”.

Ahora bien, según una diligencia realizada el 20 de febrero de 2023 por parte de la Unidad de Investigación Criminal a la señora Olga Lucía Angulo, hermana de Alicia, la tragedia y bajeza es otra. Según se estableció en ese interrogatorio con el investigador Jeison Orjuela Acuña, una vez se habían divorciado Alicia y José Manuel Gnecco, este empezó a maltratarla física y psicológicamente. Textualmente dijo la hermana “cuando ya se habían divorciado, cuando ella estaba en Cali (ciudad donde estaba viviendo) ella lloraba mucho y un día me contó que José Manuel tomaba alcohol y se drogaba con mucha cocaína y la violaba y le hacía hacer cosas horrorosas”. 

La señora Olga Lucía Angulo, agregó que Alicia nunca denunció este tema penalmente por miedo a la familia de él y repercusiones para su hijo. 

Pero dirijámonos a los hechos de ese 24 de diciembre. Cuenta la señora Olga Lucía que hubo un altercado porque Alicia, cuando llegó de Cali, fue a recoger a su hijo en la casa de sus exsuegros, como era debido, para que pasaran juntos las fiestas de Navidad y porque se iban de viaje con Olga Lucía al pueblo de Coconuco en el parque de Puracé. 

Según ella, el señor José Manuel Gnecco no le entregó el hijo, porque había un hombre afuera esperándolos. El hombre se llamaba Carlos Alberto Cárdenas, le decían Teco, y era un amigo de Olga Lucía que los iba a llevar a su viaje. 

Después de esos confusos hechos, le informaron que Alicia había tenido un accidente y la encontró en un hospital con un tiro en la cabeza. Cuando ella enfrentó a la familia después del shock, les dijo que ella estaba segura de que lo de Alicia no había sido un suicidio. 

Pues bien, no es claro si está relacionado con sus graves acusaciones en contra de la familia, pero un mes después la señora Olga Lucía fue embestida por dos hombres y golpeada violentamente. Dijo, “me preguntaron si mi nombre era Olga Lucía y me cogieron la cabeza y me dieron contra la pared, patadas, hasta que perdí el conocimiento. Cuando me desperté ya estaba en el hospital. Tenía todo herido (apuntándose la cabeza, la frente y la nariz)”. Por su parte, Teco fue asesinado también en extrañas circunstancias. 

Todos estos elementos muestran un aparente patrón de conducta del señor José Manuel Gnecco Valencia. Un modus operandi en el que la justicia tiene que determinar su culpabilidad o inocencia, pero en donde sería bueno no dejar vencer los términos, pese a todos los intentos de la defensa, y que el magistrado que lo juzgue no sea uno con quien lleva haciendo negocios desde hace varios años. No es mucho pedir. 

@yohirakerman; akermancolumnista@gmail.com 

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