Paola Herrera
20 Junio 2022

Paola Herrera

Gobernar para todos

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“En nuestro gobierno solo habrá respeto y diálogo”. El mensaje del presidente electo en Colombia, Gustavo Petro, fue definitivamente reconciliador. Sus palabras fueron como un bálsamo ante la durísima polarización que ha golpeado al país desde hace varios años. 

La esperanza que muchos tienen para que por fin se acabe esa fuerte división en Colombia, revivió después de la jornada electoral de este 19 de junio. Así lo demuestra la reacción de la clase política tradicional, los empresarios y de aquellos (no todos) que, aunque no votaron por Petro, aceptaron con altura este triunfo, con el que llegará a la Casa de Nariño el primer presidente de izquierda en la historia del país. 

Empezando incluso por Rodolfo Hernández, el candidato de la Liga Anticorrupción, que estuvo muy cerca de llegar, con un total de 10.580.000 votos de quienes creyeron en su proyecto. El ingeniero, que representó el sentir de la mitad de los ciudadanos, aseguró que, aunque llegará al Congreso de la República como senador, no hará oposición. 

Las palabras de Hernández al reconocer su derrota fueron cortas pero muy dicientes: “A Gustavo Petro le deseo que sepa manejar el país y que no defraude a los que confiaron en él… Muchísimas gracias a los que creyeron en mi propuesta, aunque fuera perdedora”. 

Posteriormente, su jefe de debate dijo que Rodolfo lo que quiere es construir país y, por esa razón, en donde haya coincidencias se apoyará al nuevo gobierno. Justamente de eso se trata la democracia, de eso y de respetar la institucionalidad, reconocer las diferencias y trabajar entre todos por defender el estado social de derecho. 

Es importante también empezar a mirar hacia adelante y pensar en lo que vendrá para los próximos cuatro años, en medio de un país que estaba pidiendo a gritos un cambio. Los colombianos salieron a las urnas con la fe de tener una mejor nación para todos y en eso Petro deberá trabajar fuertemente, es una prioridad luchar por la reivindicación. 

Lo dijo y esperamos que lo cumpla. En medio de un discurso absolutamente simbólico, en el momento de aceptar la victoria, señaló de manera contundente que se compromete con su existencia y hasta con su vida misma a buscar un cambio de verdad, un cambio real en el que primen la paz y la justicia social. 

Insistió una y otra vez en que ese cambio consiste en dejar el odio atrás y que por eso no habrá venganzas, ni se profundizará en el sectarismo de la sociedad colombiana… “Estas elecciones mostraron dos países, nosotros queremos que Colombia, en medio de su diversidad, sea solo una” aseguró el nuevo mandatario. 

Habló también de perdonar y de no utilizar el poder en función de destruir al oponente. Según Petro, la oposición que tendrá, que seguramente será férrea venga de donde venga, será siempre bienvenida en el gobierno y se buscará hablar con todos sobre los problemas de Colombia.

Solucionar esos problemas, que es en lo que hace énfasis el presidente electo, no es fácil, pero Petro promete construir un acuerdo nacional para lograrlo y para obtener consensos. De corazón espero que esté hablando muy en serio y que los 50 millones de colombianos nos unamos en pro del mismo fin, porque ahora le corresponde gobernar para todos y porque ya no queremos vivir de ilusiones y falsas promesas. 

Por eso, insisto, la respuesta a este nuevo panorama del país, a pesar del nerviosismo que había con esta elección, demuestra que la mayoría de los colombianos están remando para el mismo lado. Los gremios, por ejemplo, le dieron su voto de confianza a Petro y le piden que de verdad haya ese diálogo de libre entendimiento y que se pueda trabajar de la mano con su gobierno para sacarnos adelante. 

Muchos otros sectores están dispuestos a unirse a ese gran pacto o acuerdo nacional, aunque dejando claro que esos más de 11.200.000 votos de los colombianos para el candidato de la izquierda, que se posesionará el próximo 8 de agosto, no son un cheque en blanco.

Y precisamente esa es la razón por la que Petro ya no puede seguir hablando como candidato. El presidente electo no puede transgredir los principios de la gobernabilidad y mucho menos olvidarse de la separación de poderes, como lo hizo el actual gobierno.

En este nuevo comienzo no caben las maromas para atentar contra el aparato estatal. Para lograr la transformación que se promete, no se puede permitir que un presidente, que hace parte del poder ejecutivo, interfiera en las decisiones del poder judicial. Por buenas que sean las intenciones, primero la ley y la constitución. 

Y por supuesto la libertad de prensa también, la veeduría y el contrapoder. El periodismo, que durante esta campaña fue protagonista y no precisamente por sus buenas prácticas, tendrá que seguir cumpliendo con su función de vigilar y estar atentos a lo que haga esta nueva administración en el poder. 

Por mi parte me comprometo a estar atenta a que se cumplan todas las promesas y propuestas de este nuevo gobierno que, repito, debe ser para todos. Acá estaré, desde mis espacios informativos, contándole al país qué y cómo lo irán haciendo, seguiré investigando y ejerciendo un riguroso control. 

También espero como colombiana poder trabajar y poner mi grano de arena para acabar con el rencor en el que estamos sumidos, con la violencia de nuestras palabras y de nuestros actos, a propender por el respeto de las diferencias y a ayudar a que por fin lleguemos a la tan anhelada reconciliación. 

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