Mariana Garcés
10 Junio 2022

Mariana Garcés

Clima preelectoral

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El clima preelectoral cada día se vuelve más insoportable. La intolerancia exacerbada, los ánimos caldeados, la defensa del candidato de las preferencias se hace entregando la vida y sin aceptar crítica alguna. Se argumenta con las tripas; con más énfasis que cuando se defiende a la mamá. Son cientos de chats con insultos de un lado para otro, videos y uno que otro meme divertido que le baja la tensión al asunto. 

Al ver semejante espectáculo diario donde familiares y amigos se distancian por políticos que ni siquiera conocen y los argumentos de ambas partes son más para desprestigiar que para construir, me preocupa no saber cuáles son los verdaderos parámetros bajo los que se acude a las urnas en Colombia. 

Evidentemente el voto no está fundamentado en hechos, datos, realizaciones, experiencias. Responde ante todo a una visión pasional, a un preconcepto, a una idea fija del mundo y de allí no lo va a mover nada ni nadie. Si uno comenta que tal o cual intervención del candidato Hernández no le parece pertinente, entonces salta de inmediato la voz acusadora -es que como vos sos petrista-,trate entonces de explicar que no es verdad y la cosa se calienta hasta que se concluye, por desgaste, que la mejor decisión es callar. Al revés pasa exactamente lo mismo: -es que vos siempre has sido de derecha-. 

Igual es el chat o el Twitter. Se han convertido en una tribuna donde se evidencian la mezquindad, las mentiras, y la descalificación permanente. Muy desolador el panorama.

No asistir a los debates es debilitar la democracia. No es posible contrastar entre las propuestas.  Este hecho me parece que debe ser rechazado por la opinión pública de manera contundente. No encuentro un propósito de fondo en las propuestas de Rodolfo Hernández. Reitera sin explicaciones que su programa es luchar contra la corrupción. Su actuar me parece un tanto caricaturesco. Se inventa atentados que la policía desmiente, viaja a Miami a reunirse con la colonia uribista y a grabar un espacio para Jaime Bayly, pero aquí no quiere debatir con Gustavo Petro. Y… logra ridiculizar la política con propuestas absurdas como aquella de que todos los colombianos se merecen conocer el mar, aunque sea una vez en la vida.

No encuentro gracioso y mucho menos pertinente que pueda ser noticia que la madre del candidato Hernández confiese que duerme con un arma bajo su almohada, y que admita que hace uso de ella. Algunos medios no saben a qué acudir para captar audiencia.  

También preocupan todos esos proyectos de Petro, a todas luces irreales y sin cifras claras, como los trenes elevados para conectar a todo el país, o aquellos silencios frente a asuntos delicados de personas vinculadas a su campaña. Además, que nadie perciba que esa campaña ha sido infiltrada y grabada de manera ilegal. Aquí ya no existen los escrúpulos. 

Ni lo uno ni lo otro es motivo de preocupación en el electorado. De eso no se discute. Quienes mienten tan fácilmente pueden hacer cosas inimaginables para cambiar la verdad. 

Sinceramente creo que ni Gustavo Petro, ni Rodolfo Hernández van a salvar a Colombia. Duque ha sido nefasto en la conducción del país; con los niveles de endeudamiento y de pobreza en que entrega su mandato después de estos cuatro años, que han parecido un siglo, será necesario ajustar los programas del próximo gobierno para solventar y atender prioritariamente las necesidades de los más pobres, logrando cerrar las brechas de la inequidad e intentando que este país siga siendo vivible.  

En estos asuntos, que son cruciales, me parece más sólida y más sensata la propuesta de Gustavo Petro. También lo es en la implementación del Acuerdo de Paz y en el trabajo frente a las víctimas. Defendí la propuesta de Sergio Fajardo y a pesar de todas las desavenencias entre Fajardo y la campaña de Petro, que son entendibles, encuentro más coincidencias ideológicas con este programa que con Hernández, a quien definitivamente lo percibo como parte del uribismo. Ante la lluvia de críticas que se vendrán, les digo desde ahora: es solo una opinión. 

Todo parece indicar que los resultados de la segunda vuelta presentarán un empate técnico. Esto quiere decir que la diferencia entre el ganador y el perdedor será muy estrecha, lo que es un tanto perturbador. Con una Registraduría tan cuestionada se requiere de una madurez política enorme y de verdadera grandeza para acatar los resultados con tranquilidad, sean cuales sean. Debería ser este un propósito y un acuerdo entre los candidatos y transmitir ese mensaje entre su electorado. El compromiso de la Registraduría debe ser, adelantar el conteo con absoluta transparencia y garantías para todos. 

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