Alejandro Villanueva
16 Junio 2022

Alejandro Villanueva

Daespolítica

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Está ahí, frente a las narices del país lo que podría ser el acto más cuestionable de la campaña de Gustavo Petro. A diferencia de muchos periodistas, analistas, panelistas y políticos, yo sí creo que los denominados petrovideos revelan algo, y eso es más oscuro que un maquiavélico hippie dándoselas de JJ Rendón que, mientras dice “por favor no graben está llamada”, manda a crear noticias falsas. Petro está siendo financiado por lo que sobró del Cartel de Cali.

Fuentes dentro del Pacto Histórico afirman que María Antonia Pardo, quien hasta hace unos meses trabajó en el equipo de comunicaciones, obtuvo dicho trabajo no por su talento o genialidad. Su mismo jefe, Eduardo Noriega, según los petrovideos publicados por Semana, lo dejaba claro: “María Antonia no tiene un equipo capacitado para atender todas las demandas de comunicación… y además María Antonia no está de acuerdo con la línea de comunicaciones”. Pero esto ya lo sabía Gustavo Petro. Y le importó poco, porque el trabajo de Pardo no era comunicar, mientras amenazaba a Epa Colombia con quedar muy mal si no le aceptaba una entrevista a Petro; era conseguir financiación de los hermanos más poderosos del país. Y lo consiguió.

Para probar esto, no solo se tienen unos testimonios que prefieren ser anónimos. Cuando la campaña de Petro comenzó a sentir que la falta de profesionalismo de María Antonia les estaba afectando (“la señora María Antonia lo que es, es un riesgo”, como lo dijo Benedetti), Xavier Vendrell, Verónica Alcocer y Armando Benedetti plantearon el dilema en una reunión: a María Antonia tenían que sacarla de la campaña.

El problema es que su trabajo no era comunicar, era tener cerca a los hermanos Daes. Sacarla podría costar financiamiento de estos señores, como lo dijo Verónica Alcocer. A pesar de esto, decidieron botar a Pardo. De acuerdo con los petrovideos, Xavier Vendrell expresó: “Se supone que hay un señor que es Daes, que está pagando un equipo de comunicación. Si es así, tenemos que conseguir que Daes lo haga con otra persona”. Ante todo, la preocupación era que sacar a Pardo les cerrara las puertas de los Daes. Hasta ahí no hay nada de malo. Buscar financiación es necesario para cualquier campaña política y no es ilegal.

El dilema es quiénes son los Daes. Todo lo que se dirá acá de Cristian y José Manuel Daes ya es de conocimiento público, no es una chiva sobre unos personajes tenebrosos. La gente sabe quiénes son y el candidato no puede decir “me acabé de enterar”. Esto es gravísimo, aun cuando en los petrovideos los actores de la campaña muestren tanto interés en hacer lo que sea para tener cerca a esos señores; señores que, según la Corte del Distrito Sur de la Florida, enviaron 200 toneladas de cocaína al exterior y el producto de este negocio lo usufructuaban lavando plata.

Ni el pacto silencioso entre medios, políticos y empresarios, gracias al cual Christian y José Manuel Daes se ven como unos exitosos empresarios caritativos que han generado empleo y construido de la mano de Alejandro Char un mejor departamento del Atlántico, puede borrar el origen de su fortuna. La realidad es que eran parte de los tentáculos internacionales de los Rodríguez Orejuela, a través de lo que se conoció como “La Empresa”. Que un candidato presidencial se encuentre recibiendo financiación, ya sea en dinero o en especias, de estas personas debe investigarse y puede tipificar un delito electoral y penal.

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El poder económico de Cristian y José Manuel Daes, unos empresarios de alto riesgo del Atlántico, se fue transformando en un político gracias a su relación con los clanes Name, Gerlein y Char, ganando más de 250.000 millones de pesos en contratos públicos. Pero su fortuna no viene de su fábrica de vidrio, mucho menos de los contratos públicos. Viene de su relación con el Cartel de Cali.

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La revelación fue hecha por el periodista Gerardo Reyes, hoy director de la Unidad Investigativa de Univision. Se sabe de las reuniones entre Miguel Rodríguez Orejuela, Julián Murcillo y los hermanos Daes, reuniones en las que pactaron el envío de miles de kilos de cocaína al exterior.

Es curioso y hasta satírico cómo el candidato Gustavo Petro, quien se jacta cada vez que puede de su lucha contra el narcotráfico, no sepa que sus mayores financiadores eran narcotraficantes. Es más increíble dicha ignorancia cuando Yuyo Daes estuvo preso por enriquecimiento ilícito, luego de que se encontraran giros a una subsidiaria de Tecnoglass por parte de los Rodríguez Orejuela. Miguel Rodríguez les pagaba a los Daes sus servicios de narcotráfico a través del señor Harold Ackerman, quien fue condenado a cadena perpetua por la importación de dos cargamentos de cocaína en 1991 y 1992.

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Los hermanos Daes fueron incluidos en la acusación por parte de la justicia de Estados Unidos contra el Cartel de Cali: “UNITED STATES DISTRICT COURT SOUTHERN DISTRICT OF FLORIDA “José Daes, alias Yuyo: comerciante colombiano involucrado en la importación y distribución de cocaína del cartel finales de 1980”.

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Se les abrieron procesos penales en Estados Unidos por conspiración para importar cocaína y lavado de activos. Estos procesos fueron cerrados, supuestamente como consecuencia de la colaboración ante la justicia norteamericana. Nunca lo sabremos, porque este tipo de cosas tienen carácter de reserva.

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Lo que es curioso es que, como lo expresa Hindenburg Research, “quienes serían familiares de los responsables de lavado de dinero para un cartel sucesor tras la represión del Cartel de Cali, aparecen como accionistas tempranos claves en Tecnoglass y seguían siendo accionistas en 2020″.

Me atrevo a decir que los Daes son mucho más poderosos y peligrosos que el mismo Ñeñe Hernández. Benedetti dice: “Yo a esos manes les tengo miedo”. Pues, Armando, tienes razón. Esa gente es peligrosa, pero será más peligrosa si el presidente decide pagarles los favores que les debe.

Cristian Daes salió a decir que no, que él apoya a Rodolfo Hernández y que todo esto que se dijo es mentira; pero hay que entenderlo. ¡Pobre man! En unas elecciones en las que reina el voto vergonzante, reina el apoyo vergonzante.  

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