Camila Zuluaga
4 Marzo 2022

Camila Zuluaga

¡Irresponsables!

“ Para nadie es un secreto que la doctora Ramírez es la representación de Pastrana en el gobierno Duque y esa comunicación obedece a la intención de mantener viva la narrativa de una posible trampa en las elecciones”.

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Es una irresponsabilidad muy grande lo que han hecho diversos sectores políticos al extender un manto de duda sobre la transparencia de las elecciones presidenciales y de Congreso. A diferencia del pasado, en esta oportunidad no importa la ideología, pues desde varias orillas se advierte de un futuro fraude. Parecieran estar engendrando el argumento para respaldar a una posición anárquica frente a un resultado adverso.

 

El que ha hecho más ruido ha sido el expresidente Andrés Pastrana, quien manifestó palabras más palabras menos, que a través de oídas y de cosas que le cuentan, le ha surgido el temor de que la izquierda se robe las elecciones. No parece serio y mucho menos para la dignidad de un exmandatario soltar semejante bomba basándose principalmente en rumores. Pero no suficiente con eso, para darle aliento a esa teoría, la vicepresidenta de Colombia y hoy también canciller decidió enviar una carta repitiendo lo mismo que su aliado político. Para nadie es un secreto que la doctora Ramírez es la representación de Pastrana en el gobierno Duque y esa comunicación obedece a la intención de mantener viva la narrativa de una posible trampa en las elecciones.  

 

En Colombia, las irregularidades electorales son múltiples, pero empiezan con la compra de votos y los ríos de plata que se mueven en campaña. La contienda actual no es la excepción y por eso sorprende el silencio de estos dos importantes dirigentes frente a lo que se está viendo en el seno incluso de su propio partido. Por poner un ejemplo, pues nombrarlos todos sería interminable, valdría la pena ver lo que está sucediendo en el departamento del Tolima. El viernes de la semana pasada sorprendió un gigantesco evento en Ibagué organizado por el exgobernador y hoy candidato al Senado por el Partido Conservador Óscar Barreto. Evento en el que se recibió al candidato presidencial de los azules David Barguil. La magnitud del encuentro fue tal que a ojo de buen cubero podría superar los mil millones de pesos en costos.  Esas plazas no se llenan solas, la convocatoria obedece a buses, almuerzos, incentivos y todo lo que se ve en las correrías políticas.

 

Por eso es importante hacer las cuentas de una campaña al Senado. Lo máximo que se puede gastar un candidato son 1.200 millones de pesos según lo establece la ley. De esa plata que se gastan, el Estado les regresa 6.000 pesos por voto si logran pasar el umbral. El Partido Conservador tuvo casi 2 millones de votos repartidos entre 14 curules en 2018. Eso hace que el Estado les regresara de media 800 millones de pesos por campaña y tendrían que buscar financiación para los 400 millones restantes. Eso es aproximadamente un año de sueldo de un senador antes de impuestos. Suponiendo que no se violan los topes legales, aunque todos sabemos que siempre pasa. ¿Cómo pueden financiar estos gastos sin quedar hipotecados a los intereses de unos cuantos?

 

Ahí es donde empiezan la corrupción y las irregularidades endémicas del sistema electoral en Colombia. Por eso sorprende que el expresidente y la vicepresidenta no hagan referencia a este tipo de situaciones vividas en todo el país, incluso protagonizadas por sus copartidarios. ¿O se nos olvidó que la señora Aida Merlano era del Partido Conservador y que la maquinaria de los Gerlein era también de esa colectividad? Sería bueno empezar por ser autocríticos antes de mandar semejante bombazo sin mucho sustento, dando pie a cualquiera para no respetar los resultados.

 

Por otra parte, el propio Gustavo Petro, a quien Pastrana acusa de estar amangualado con la empresa española Indra para robarse las elecciones, ha dicho también públicamente que no es seguro que reconozca los resultados. Dependerá de lo que le digan sus testigos electorales y de otros factores. Es decir, aquí nadie está dispuesto a reconocer su derrota y están allanando el terreno para una desobediencia civil posterior a los resultados. Que falta de responsabilidad con el país y con la actual coyuntura. Pareciera que en Colombia solo hay democracia si ellos salen triunfantes y lo único que quisieran dirigentes tanto de derecha como de izquierda es que si no ganan se incendien las calles.

 

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