Camilo A. Enciso V.
14 Marzo 2022

Camilo A. Enciso V.

Mujeres a las juntas

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En abril las asambleas de accionistas renovarán sus juntas directivas. De allí debería emanar mayor participación femenina en las juntas y un compromiso real con la equidad de género y la inclusión. Cualquier persona, dispuesta a alzar la voz, puede hacer la diferencia.

Un bloque de empresarias aguerridas libra por estos días una batalla por la igualdad de hondo impacto. Se trata del Club del 30, una coalición global que busca que como mínimo para 2026 el 30 por ciento de las juntas directivas de las empresas esté conformado por mujeres. Ya que por ley las asambleas de accionistas deben sesionar el próximo mes de abril, el Club las está invitando a renovar sus juntas con mayor participación femenina.

Tal aspiración parte de un supuesto: las mujeres, que solo desde mediados del siglo pasado pudieron acceder tímidamente (y con mil barreras) a la educación superior, siguen enfrentándose a obstáculos estructurales para acceder a posiciones altas en las empresas. Según un estudio del Cesa, solo el 8,4 por ciento de las juntas directivas de las empresas listadas en bolsa son presididas por una mujer. En 2020, por cada 83 hombres en juntas directivas, solo había 18 mujeres.

Esto refleja una serie de problemas y desafíos. Es necesario superar el machismo estructural en el mundo empresarial, transformando el ADN de las organizaciones. Además, es imperativo impulsar una transformación de la estructura de la propiedad empresarial, que sigue siendo eminentemente masculina, y que refuerza la presencia predominante de hombres en las juntas. Y en caso de que los cambios voluntarios no funcionen, será necesaria cierta dosis de intervención del Estado, tal como la desplegada con la ley de cuotas en los cargos públicos.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible en su quinto objetivo pretenden asegurar la participación efectiva y plena de las mujeres en posiciones de liderazgo, tanto en la política como en la economía; e impulsar reformas que propicien la igualdad efectiva para acceder a recursos económicos, propiedad y servicios financieros. Pero lograr lo anterior exige un elevado nivel de conciencia y cultura por parte de las organizaciones y sus propietarios.

Los cambios a ese nivel son más poderosos que los cambios normativos, porque residen en el espíritu de los pueblos, pero son más difíciles de lograr. La cuestión es, ¿cómo impulsarlos?

Debo la cita que transcribo a continuación a Juan Felipe Bedoya, gerente de Porsche Colombia, que en otro plano (el del compromiso del sector privado en la lucha contra la corrupción), se ha convertido en un destacado game changer, una de esas personas que con una movida es capaz de cambiar las condiciones del juego:

“Una sola persona con claridad de conciencia y la voluntad de levantar la voz puede hacer una diferencia. Contribuir al bien mayor es una necesidad humana profunda y fundamental. Cuando un líder, así sea de rango medio o bajo, hábilmente presenta una voz y una visión, otros le seguirán y cosas sorprendentes pueden ocurrir”. Harvard Business Review. 

Coincido con esas palabras plenamente. Basta que haya una persona, con suficiente convicción y compromiso en la necesidad de transfigurar las cosas, para despertar el inicio del cambio. En consecuencia, quiero invitar a todas y todos quienes tienen un asiento en las asambleas de accionistas que se reunirán en abril, a que hagan –como mínimo– lo siguiente, con anterioridad y durante las asambleas:

  • Revisen cuál es el porcentaje de participación femenina en sus juntas directivas.
  • Identifiquen y postulen candidatas con las credenciales y mérito suficientes, que les permita ocupar con éxito una posición en sus juntas.
  • Se conviertan en voceros y voceras de la necesidad de incrementar la participación femenina.
  • Se opongan de manera frontal y decidida a la conformación de juntas predominantemente masculinas.
  • Inviten a su organización a adoptar como propia la meta del 30 por ciento -o más, de ser posible– de presencia femenina en las juntas para 2026, lo cual debe ser visto apenas como un primer paso.
  • Apoyen con su voto a las candidatas que lo merezcan.

El 50 por ciento de la población mundial está conformado por mujeres. Tiene sentido entonces que en una sociedad democrática ellas puedan participar en igualdad de condiciones en los cargos de decisión más relevantes, públicos o privados. Desde esas posiciones las mujeres pueden ser agentes de cambio en otros frentes: sostenibilidad, tolerancia e inclusión de otros grupos aún más excluidos.

 

Muchas mujeres admirables ya están haciendo la diferencia: Sylvia Escobar (Presidenta del Grupo EPS Sánitas), Mónica Contreras (presidenta de TGI), Ángela Hurtado (CEO de JP Morgan y fundadora y presidenta de Junta Directiva de Women in Connection), María Eugenia Rey (presidenta de Grupo Evolution), Nadia Sánchez (directora de She Is), Ángela Panqueva (directora de Inclusión de Bancamía y presidenta del Comité de Equidad, Diversidad e Inclusión de Asobancaria), entre otras. Pero muchas más deberían seguir sus pasos.

 

Este mes, cuando se conmemora el día de la mujer, todos debemos renovar nuestros votos por la causa de la inclusión y la equidad de género, y hacer más, mucho más, por alcanzarla.

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