Lucas Pombo
29 Marzo 2022

Lucas Pombo

O se unen o se acabó

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Las elecciones del 13 de marzo dejaron a varios candidatos en cuidados intensivos. En cuestión de días, Sergio Fajardo, Rodolfo Hernández e íngrid Betancourt pasaron de ser fenómenos políticos con opciones de disputar la Presidencia de la República a almas en pena esperando resignadas el resultado fijo de la primera vuelta. A menos de dos meses de las elecciones, la única forma de incluir un carril adicional en la carrera entre Gustavo Petro y Federico Gutiérrez es a través de una alianza casi imposible.

Betancourt y Hernández son víctimas de su propio invento. La decisión de no participar en una de las tres consultas del 13 de marzo les restó ímpetu a sus candidaturas y los alejó durante meses del centro del debate público, apagando de paso la llama que había despertado su discurso anticorrupción. Durante ese periodo de hibernación, Gustavo Petro dio un golpe en la mesa de la política logrando 4 millones y medio de votos y la bancada más grande en el Senado de la República. Federico Gutiérrez también aprovechó el vacío que dejaron sus competidores y, montado en la ola de los votos del Equipo por Colombia, se arrogó el título del único que puede vencer al candidato de la izquierda. No hay TikToks ni visitas al santo padre que puedan reversar semejante error de cálculo de los candidatos independientes.

Por los lados de Fajardo, el desastroso resultado de su consulta le quitó en un abrir y cerrar de ojos el rótulo de presidenciable. De nada han servido los intentos del profesor de generar hechos políticos para romper con la inercia del 13 de marzo e intentar mantener el orden en sus desmotivadas filas. Aunque no lo reconozcan, en la Coalición Centro Esperanza se respira un ambiente de derrota mientras se observa cómo, sin importar la fuerza del timonazo, el Titanic sigue avanzando a toda máquina hacia el iceberg.

Circunstancias excepcionales requieren medidas excepcionales. El único camino que llevaría a una tercera vía en la campaña presidencial es el de un acuerdo político entre Fajardo, Betancourt y Hernández para apoyar una candidatura única en la primera vuelta. Aunque hay diferencias de fondo, a los tres candidatos los unen la lucha contra la corrupción y la ruptura con la política tradicional. Sobre esos dos pilares se podría construir un acuerdo político que sirva como terapia de choque para sacar al país del dilema entre petrismo y uribismo.

Ingenuo yo. Cualquier acercamiento tendría como condición que los tres candidatos se bajen de sus pedestales morales, reconozcan que solos están perdidos y se arremanguen la camisa para construir un proyecto político que ilusione a los votantes huérfanos de candidato. Eso seguramente no sucederá. Mientras tanto, Petro y Fico siguen creciendo y el país vuelve al escenario de hace cuatro años. El tiempo apremia. 

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