Velia Vidal
18 Marzo 2022

Velia Vidal

Polo (Polo) a tierra

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La virtual elección de Miguel Polo Polo por la circunscripción especial afro ha dado mucho de qué hablar durante esta semana, y además ha puesto en evidencia nuevamente el racismo de este país, el desconocimiento sobre los temas afro y una larga lista de incoherencias por parte de quien sería uno de los dos representante a la Cámara por la circunscripción especial afro. Tanto en las entrevistas en medios como en las redes sociales, estos elementos se han mezclado con la ira y la frustración, dando como resultado una discusión desenfocada que llega incluso a obviar los verdaderos cuestionamientos que efectivamente pueden recaer sobre Polo Polo.

Hablemos primero del racismo: pensar que las personas afro compartimos una misma ideología y pertenecemos a una única corriente política es una forma de estereotipo racializado. Es igual a decir que por ser negros tenemos que ser bailarines, saber cantar, vestirnos de cierta forma o tener habilidades para ciertos oficios como la construcción o el servicio doméstico. Centrar los ataques en la apariencia y analizar los temas políticos a partir de la cantidad de melanina es lo que se conoce como colorismo, la asociación de los actos de una persona con el tono de su piel. Es igual a decirle “negro hijueputa” a un futbolista afro que se falla un gol.

Las personas afrocolombianas podemos ser de derecha o de izquierda o de centro o de lo que decidamos y tenemos pleno derecho a ser avalados por un consejo comunitario, no solo para los cargos de elección popular de circunscripción especial sino también para acceder a cualquier otro tipo de acción afirmativa. Estas organizaciones étnico territoriales y las acciones de reparación no están ligadas a una corriente ideológica en particular. Puede ser fuerte y difícil de aceptar, pero la libertad de una persona incluye esa posibilidad de estar del lado de quienes han sido sus opresores o de quienes defienden ideas que van en contra del grupo al cual se pertenece. Esto ha ocurrido siempre, y no solo en las minorías racializadas sino también en otras relacionadas con asuntos como el género. Podríamos citar el caso de los latinos, personas LGTBIQ+ y afroamericanos que votaron libremente por Donald Trump.

A propósito de su cuestionada aspiración y posible elección, Miguel Polo Polo, quien contaba 35.253 votos con el 99,41 por ciento de mesas informadas, estuvo el 16 de marzo en el programa Sigue la W, en una entrevista con muchos elementos dignos de análisis.

“Aquí en Colombia no hay razas puras. Aquí en Colombia todos tenemos algo de afro, todos tenemos algo de indígenas, yo no soy negro puro. Yo soy un negro combinado” afirma el invitado, recurriendo a la falacia que operó luego de la abolición de la esclavitud para no reconocer los efectos de este sistema y la necesidad de las acciones de reparación.

“Cualquier persona que se autodetermine o se autorreconozca como afro, puede ser afro. Hasta tú Paola que tienes rasgos arios, si tú quieres ser afro, puedes serlo”. Pues no, no se es afro simplemente por decirlo o sentirlo así. Aunque dentro del pueblo negro compartamos muchos de estos elementos, ni siquiera es el tono de la piel, la textura del cabello, los rasgos físicos o las prácticas culturales lo que nos define a los afrocolombianos. Es una raíz en común, una historia compartida, y los efectos de esta en nuestro presente. Me refiero específicamente a que somos descendientes de las personas sometidas, secuestradas en África, y traídas a Colombia en condición de esclavos. Lo que representa para los afros del presente, tal como está ampliamente demostrado, una carga social que nos ubica en un lugar de menor valor y con mayores riesgos de vivir en la pobreza, no tener educación, ser excluidos e incluso ser asesinados.

El autorreconocimiento del que habla la ley es la necesidad de que cada persona afro identifique y exprese que comparte esta raíz y sus efectos; y principalmente que dé cuenta de ello en los censos y todo tipo de información poblacional, como un acto político indispensable para respaldar las acciones afirmativas. Esa raíz y sus efectos no son una cosa que se quita y se pone al antojo. Ninguna ideología o declaración de ciertos principios le resta a nadie su condición de afro, así como tampoco se puede, por tener un pelo crespo, por ejemplo, echarse encima una raíz que no se tiene, ni mucho menos vivir los dolorosos efectos que esta significa.

Como a todos los políticos, a Miguel Polo Polo podemos cuestionarlo, por ejemplo, por las muchas contradicciones que existen entre su discurso y el tipo de curul para la cual fue elegido. “Yo no defiendo los derechos colectivos. A mí el colectivismo no me gusta. Yo defiendo los derechos individuales”. Dice mientras se presentó avalado por un consejo comunitario de comunidades negras. Organizaciones colectivas por definición, que tienen como una de sus principales metas el reconocimiento de su territorio y la titulación colectiva del mismo.

“Deuda no. Aquí nadie tiene deuda con nadie. A mí nadie me debe nada” dice Polo Polo para explicar que no existe deuda histórica frente a los pueblos negros. Y al mismo tiempo se presenta a la Cámara por la circunscripción especial afrocolombiana, una de las formas de pago de la deuda histórica, porque eso son las acciones afirmativas: el reconocimiento por parte del Estado de que existen unas desventajas y se necesitan unas acciones de reparación. No se habla de dinero cuando se hace referencia a esa deuda.

“Me pareció espectacular que un joven negro de derecha pudiera llegar al escaño de la Cámara de Representantes, precisamente por algo que fue diseñado con tintes progresistas. Entonces me pareció super chévere…fue espectacular ganarle a los mamertos una curul que era sagrada para ellos. Un negro de derecha en el Congreso por la curul afro”. Afirma el señor Polo, demostrando que para él esto se trata de una especie de revancha ideológica.

Queda en evidencia que Miguel Polo Polo carece de claridades con relación a lo que significa ser afro y a la historia del pueblo negro de Colombia; que hay un uso oportunista del aval y la curul a la que efectivamente tiene derecho, desde la que defendería unos intereses que no sabemos si correspondan al objetivo de este escaño. Pero toda esta discusión deberá darse desde el plano que corresponde, sin dejarse ganar de las emociones y cuidando que, con el colorismo, los estereotipos y el trato peyorativo a Polo Polo no se nos salga el racismo.

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