Martín Jaramillo Ortega
7 Junio 2024

Martín Jaramillo Ortega

La tragedia de ser deportista olímpico colombiano

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Varios de los más conocedores del deporte colombiano dan a Juan Pablo Montoya como el mejor deportista de la historia. No en vano es uno de los pocos pilotos de Fórmula 1 en ganar las 5 carreras más importantes. En un deporte que en Colombia era bastante lejano logró quedar en el primer lugar 22 veces.

Si bien la relación de Montoya con la prensa ha sido tensa, hay una frase puntual que caló en la sociedad colombiana y que cada vez cobra más vigencia: en la misma entrevista de hace diez años en donde dijo, con humor, que Michael Schumacher era “el pirobo al que había que ganarle”, el piloto bogotano dijo que siente un gran orgullo por ser colombiano y por haber dejado el nombre del país en alto pero que “no le debe nada a Colombia”. Una frase tan desoladora como cierta. 

Siendo este un año sagrado para el deporte colombiano, no porque haya Copa América en Estados Unidos, sino porque hay Juegos Olímpicos en París, la frase de Juan Pablo Montoya está reinante. 

Son muchísimos los casos de deportistas colombianos que han logrado grandes hazañas a pesar de nuestro país y no gracias al mismo. Casi que uno por tanda de triunfos y por gobierno. Egan Bernal, quien creo que ha logrado la más grande gesta deportiva de nuestra historia, tuvo que usar su Facebook para pedir una ayuda económica y poder rodar en el mundial de ciclomontañismo de Noruega en 2014, dado que no había ayuda estatal. Cinco años después ese mismo joven ganó el Tour de Francia y, no contento, dos años más tarde hizo lo mismo en el Giro de Italia. 

En cuanto a los Juegos Olímpicos la cosa es similar. Muchos reclamos llegaron hacia el boxeador Yuberjen Martínez argumentando que “había perdido el nivel” porque no logró clasificar a los juegos de París 2024. Lo que poco se comenta es que Yuberjen -el mismo boxeador que ganó la medalla de plata en Río 2016- llevaba ocho meses sin recibir el apoyo económico por parte del Ministerio del Deporte pese a que la entonces ministra del Deporte, medallista también, María Isabel Urrutia, le había asegurado ese sustento. La clasificación se convirtió en un batalla por poder competir y, si quedaban fuerzas, en el ring. 

Caso similar es el de Jhonny Rentería, atleta récord nacional de 60 metros planos, que denunció en su cuenta de Instagram que desde 2022 los pagos por parte del Ministerio del Deporte han sido incompletos y nadie les da razón. 

Contacté a Mauricio Ortega, el lanzador de disco que este año logró clasificarse por tercera vez consecutiva a los Juegos Olímpicos. Su clasificación es aún más loable si se tiene en cuenta que, así represente a Colombia, tuvo que irse del país para poder entrenar, superó varias lesiones y problemas de ansiedad y que, para colmo, por parte del ministerio le adeudan lo correspondiente a marzo, abril y mayo de este año. Incluso, al igual que Jhonny Rentería, no le han pagado lo que le pertenece por haber sido medallista de los Suramericanos, Centroamericanos y Panamericanos desde 2022. Las veces que han reclamado los remiten a que interpongan un derecho de petición. Queda claro que muchas veces los deportistas no clasifican por malos, sino porque “están fundidos”. Eso sí, su agradecimiento a la Liga de Antioquia, Comité Olímpico y Federación de Atletismo es total; se han encargado incluso hasta más de la cuenta por él.

Históricamente hemos visto cómo los deportistas para poder clasificar a las justas han tenido que nadar en la misma dirección en la que lo hacen los salmones, pero una vez consiguen el objetivo son recibidos en Palacio con bombos, platillos, banquetes y promesas de casa propia que en algunos casos terminan incumplidas.

Hay que aclarar que estas tristemente no son acciones exclusivas del Gobierno Petro. Históricamente hemos visto cómo los deportistas para poder clasificar a las justas han tenido que nadar en la misma dirección en la que lo hacen los salmones, pero una vez consiguen el objetivo son recibidos en Palacio con bombos, platillos, banquetes y promesas de casa propia que en algunos casos terminan incumplidas.
 
Pero, por otro lado, este Gobierno se ha mostrado muy hábil para meter goles, en especial a nuestros deportistas. Qué podemos esperar como resultado si las buenas políticas en deporte han brillado por su ausencia, la infraestructura para los Juegos Nacionales no se terminó y los Juegos Panamericanos de Barranquilla 2027 los perdimos por una desvergonzada negligencia al momento de hacer el pago a Panam Sports. 

No olvidemos que en el acto de posesión de la hoy ministra del Deporte, Luz Cristina López, el presidente Petro dijo que ese ministerio le parecía “una pérdida de tiempo”. Solo le hallo razón si se entiende que dijo esto luego de la salida de la exministra María Isabel Urrutia, a quien el mismo Petro declaró insubsistente por “actuaciones indelicadas”, y de la posterior salida de Astrid Rodríguez por la injustificable pérdida de los Panamericanos. Con malos nombramientos claramente es una pérdida y no solo de tiempo. 

A los 68 deportistas, a hoy, clasificados a París 2024 solo queda desearles el mayor de los éxitos. Ya el sólo hecho de representar a Colombia en esas justas es una lucha doblemente ganada y, a sabiendas que habrá triunfos, cuando sean invitados a Palacio no olviden las palabras de Juan Pablo Montoya. Somos nosotros los colombianos quienes les debemos. 

PD: Sé que hay muchos otros deportistas que tienen denuncias por hacer sobre el abandono en el que llegan a competir en los Juegos Olímpicos o, más triste aún, por el cual no llegaron a hacerlo. Pongo esta columna a su disposición para tal fin: [email protected] 
 

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