Gabriel Silva Luján
9 Junio 2024

Gabriel Silva Luján

“La verdad” como garrote

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En un discurso reciente ante la Asamblea de Asobancaria la periodista Juanita León, directora de La Silla Vacía hizo un planteamiento muy interesante sobre lo que verdaderamente busca el presidente Petro. Según la periodista “Petro está en la lucha por imponer su relato en todos los campos. Y particularmente respecto a los pilares que sostienen el poder en Colombia”.

Efectivamente el propósito del primer mandatario, más que gobernar, es imponer una narrativa a partir de la cual todo lo que ha existido desde el comienzo de la república no es más que explotación, violencia contra las clases populares, pobreza, enriquecimiento indebido y autoritarismo de las élites.

La herramienta de Petro para darle fuerza y credibilidad a esa narrativa, además de martillarla en todos los espacios, es su particular aproximación a “la verdad”. La verdad como comúnmente se entiende y la define la Real Academia, es decir “juicio o proposición que no se puede negar racionalmente” no es precisamente la forma en que el presidente se aproxima a ese concepto.

En el discurso pronunciado en el acto de entrega de los archivos de la Comisión de la Verdad, el 23 de mayo de 2023, el presidente deja claro su concepción de una verdad instrumento cuando dice, “el poder tiene la capacidad de manipular la verdad, de construir una verdad que es la que termina imponiéndose en el tiempo. O la verdad, puede destruir el poder”.

Ningún demócrata se opone a la búsqueda de la verdad. Sin embargo, la “búsqueda de la verdad” también puede ser una poderosa herramienta política, un recurso eficaz para lograr lo que señala Petro, “destruir el poder” o para quedarse en el poder.

Desde la Casa de Nariño se impulsan una serie de procesos en diferentes ámbitos de la vida nacional que denominan la “búsqueda de la verdad” que no tienen precisamente la intención de sanar las heridas o esclarecer los hechos. El concepto de verdad de Petro, en la más pura tradición leninista, es aquella que sirva para deslegitimar a la oposición, debilitar las instituciones y tomarse las organizaciones sociales.

El Gobierno se ha dedicado a intentar distorsionar la misión institucional de la JEP para esos propósitos. Una herramienta, originalmente circunscrita legalmente al trámite de la verdad jurídica asociada al Acuerdo de Paz con las Farc, la quieren convertir en una gran plataforma para construir una “verdad política” sobre los conflictos violentos en Colombia. Y desafortunadamente la Jurisdicción Especial para la Paz, en su ánimo de perpetuación, le está haciendo el juego sin reconocer los alcances del propósito gubernamental.

Todo el episodio de la traída de Mancuso -que fue orquestada desde la Casa de Nariño-  es quizás el mejor ejemplo de cómo el Gobierno Petro quiere construir una verdad que le sirva para golpear a la oposición. El Gobierno Petro, usando los medios oficiales, desde el primer día ha querido convertir a Mancuso en modelo de ciudadano, prócer de la paz y héroe de la justicia.

Por eso lo nombraron como gestor de paz. Un criminal que lleva casi 20 años en EEUU no tiene nada que aportar realmente. Su verdadero activo es la locuacidad fantasiosa con la que va a enlodar a todo el que designen sus benefactores. Más que gestor de paz, Mancuso será un muñeco al servicio del ventrílocuo mayor. El leninismo opera destruyendo la reputación de sus enemigos políticos.

La construcción de una verdad petrista que deslegitime las instituciones se desplegó con habilidad en la campaña contra las EPS.  Para justificar la reformas usaron ejemplos como la ausencia de servicio de salud en lugares remotos; hicieron generalizaciones amañadas sobre corrupción en el sistema; exageraron las cifras y las debilidades; y crearon una verdad alejada de los hechos. Por esa vía corrompieron la credibilidad del sistema de salud como primer paso para tomárselo sin importar las consecuencias sobre los usuarios.

Eso mismo han intentado con el Congreso, las Cortes, los organismos de control, las Fuerzas Armadas, los empresarios, la iniciativa privada, las concesiones, las empresas de energía, la justicia, los productores agrarios, los geólogos, la industria extractiva, la educación privada... y así sucesivamente hasta demonizar todo lo bueno que tiene Colombia. Ahora el petrismo enfiló sus baterías contra el sector cafetero, la parafiscalidad rural y los gremios agropecuarios.

Es evidente entonces que estamos ante un esfuerzo del presidente Petro y de sus ministros por imponer narrativas y verdades que demuelan la credibilidad y la legitimidad de las instituciones. Ese es el paso previo a darles un golpe de mano. En la campaña para 2026, para la constituyente y para su eventual reelección, la mentira transmutada en verdad será el garrote más poderoso. Y como dijo Juanita León en su discurso, ante el relato solo vale el dato. La primera barrera para impedir el continuismo será desenmascarar con hechos “la verdad petrista”.

@gabrielsilvaluj

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