Jorge Espinosa
9 Junio 2024

Jorge Espinosa

Claridad y distinción, rector Múnera

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La novela de la rectoría de la Universidad Nacional, el centro educativo más importante del país, está lejos de terminar. Lo que comenzó como un proceso electoral rutinario el miércoles 14 de febrero, cuando la universidad publicó el listado oficial de los diez candidatos que buscaban suceder a Dolly Montoya, ya va en acusaciones de graves violaciones a la autonomía universitaria, investigaciones por usos irregulares de dineros, recursos jurídicos de parte y parte y una parálisis del calendario académico que afecta a la comunidad universitaria. En el intermedio, el profesor José Ismael Peña, que no ganó la consulta no vinculante, fue elegido rector por el CSU, la universidad entró en paro indefinido, la ministra de Educación notificó que no firmaría el acta de posesión de Peña, pero Peña se posesiona ante notario sin documento firmado por el ministerio, luego llega una resolución ordenando nombrar un rector encargado, un juez tumba esa resolución, y la decisión final sobre la legalidad de la posesión de Peña debe tomarla el Consejo de Estado. 

Y el último capítulo se sigue escribiendo mientras el Consejo Superior Universitario, el CSU, de manera extraordinaria, citó el jueves pasado a sus integrantes para definir la situación de la rectoría del plantel. Al final, cinco de los integrantes del CSU deciden designar como rector al profesor Leopoldo Múnera, ganador de la consulta meses antes. El profesor Peña, minutos después, anuncia que acata la decisión, pero que interpondrá recursos judiciales, penales y disciplinarios. El presidente Petro, en su cuenta de X, celebró la llegada de Múnera, con gran trayectoria académica y favorito de muchos profesores y estudiantes. Poco después de su designación como rector, abogados como el constitucionalista Douglas Lorduy comienzan a preguntar si el Consejo Superior Universitario, el CSU, “debió haber esperado la decisión del Consejo de Estado, única vía para desvirtuar la presunción de legalidad que cubre al acto de elección. La revocatoria de un acto administrativo de contenido particular y concreto sólo puede hacerse con el consentimiento del titular”, es decir, del profesor Peña. 

Más allá del debate jurídico, lo que está en juego es el papel de la Universidad Nacional, siempre deliberante e inconforme con el poder, en las propuestas del gobierno del presidente Gustavo Petro. O mejor, en una de ellas: la constituyente. Los críticos de Múnera señalan que el nuevo rector es no solo cercano al gobierno, sino que será utilizado por este para hacer, desde la universidad, aquella constituyente, la misma que según Álvaro Leyva y Eduardo Montealegre no necesita pasar por el Congreso. Sus defensores creen que cuando el profesor Múnera, que por cierto fue decano de la Facultad de Derecho de la “nacho”, habló después de su elección como rector de una constituyente, se refería a algo muy distinto. Fuentes consultadas para esta columna señalan que “es un término que lleva años en la Nacional, y hace referencia a cambiar las formas de gobierno universitario”. Otra, que no votó por Múnera pero tampoco estaba de acuerdo con Peña, explica: “la constituyente universitaria no tiene nada que ver con la de Petro. Desde hace muchos años, antes de la pandemia, había profesores que hablaban de la constituyente universitaria y del senado universitario. Otras fuentes consultadas, cercanas al profesor Múnera, cuentan que en otros tiempos, en encuentros académicos, siempre tuvo diferencias con Petro, y que “son menos cercanos de lo que la gente cree”. En cualquier caso, es indudable, como le repetía Federico Gómez Lara, director de CAMBIO, al presidente Petro, que los colombianos necesitan claridad sobre estos asuntos constituyentes. “Incluso, hay profesores dentro de la misma universidad que creen que es igual, entonces imagínese la confusión por fuera”. 

Es cierto. Una manera de salir de la duda es que el rector Múnera aclare a qué se refiere con la constituyente universitaria, en qué consiste y qué alcance tiene. Pero, sobre todo, si la universidad como institución pública, y él como rector (que no es lo mismo a él como individuo) apoyará desde la “nacho” los motivos, razones y métodos constituyentes del gobierno. Es entendible que, en estos momentos de crispación política, se mezclen temas que pueden tener orígenes distintos. En redes circulan videos del profesor Múnera diciendo que “el proceso constituyente no para”, despertando el aplauso del auditorio. Hay otros videos, recientes, en los que sí dice “constituyente universitaria”. Es comprensible la confusión. 

Por ello, la claridad y la distinción, como decía Descartes, son fundamentales. 

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